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- 29/05/2023 00:00
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Todos en algún momento de nuestras vidas hemos tenido estrés, una respuesta neurológica natural ante una amenaza o peligro. Cuando una persona está estresada su cerebro envía señales al cuerpo para que libere altas cantidades de cortisol (la hormona del estrés). Pero, no todas las personas reaccionan al estrés de igual manera y la forma en que reaccionan puede repercutir en la posibilidad de desarrollar problemas de salud graves, incluidas enfermedades cardíacas, señalan los médicos e investigaciones científicas.
Lisa Hardesty, psicóloga clínica en psiquiatría y psicología en el sistema de salud de Mayo Clinic, señala que la reacción del cuerpo al estrés puede incluir dolores musculares y dolores de cabeza, distensión en la espalda, dolores de estómago y otros síntomas físicos. “El estrés también puede hacer que la persona se sienta cansado, alterar los patrones de sueño normales, y volverlo irritable, olvidadizo y fuera de control. Cuando el estrés es constante, el cuerpo funciona a toda velocidad durante días o semanas, lo que puede derivar en problemas médicos más importantes”, comenta.
Los períodos de estrés excesivo y generalizado pueden tener efectos directos en la salud, como presión arterial alta, niveles más altos de colesterol y los triglicéridos en la sangre. Las repercusiones indirectas, como el aumento de comportamientos y hábitos que empeoran la salud y el funcionamiento físico, incluyen fumar, comer en exceso o realizar menos actividad física.
Si la persona tiene una enfermedad cardíaca, el estrés puede provocar síntomas de angina de pecho y quizás un ataque cardíaco, señala la experta .
De hecho los eventos infelices ya sea por una enfermedad, problemas familiares o laborales así como también los momentos felices pueden causar estrés, provocando una inflamación en el cuerpo y alteraciones en la presión arterial.
“La depresión, la ansiedad y el estrés son factores que sabemos que causan inflamación con el tiempo”, dice la cardióloga Paula Montana.
“La inflamación puede contribuir a la arterioesclerosis y aumentar el riesgo para infartos cerebrales, ataques cardíacos, insuficiencia cardíaca, e incluso la muerte súbita”, explica la doctora.
Hardesty menciona que siempre es una buena idea controlar los niveles de estrés para mejorar nuestra salud general.
Se están realizando estudios en los que se analiza con más detalle la manera en que controlar el estrés reduce el riesgo de padecer una enfermedad cardíaca debido a los efectos directos del estrés en la salud. Los pacientes que han sufrido un ataque cardíaco o accidente cerebrovascular y se sienten deprimidos, ansiosos o abrumados por el estrés deben comunicarse con su equipo de atención médica para obtener ayuda adicional.
Se puede reducir el estrés de diferentes formas. Comprender qué desencadena el estrés e identificar sus síntomas puede ser el inicio del proceso de manejo del estrés. De esa manera, podrá reconocer y modificar los desencadenantes de los niveles elevados de estrés.
El primer paso para modificar su respuesta al estrés es identificar los factores estresantes y preguntarse: ¿Qué puedo dejar de hacer y qué puedo dejar ir?, recomienda Hardesty.
Según la psicóloga clínica, después de que haya eliminado o modificado los factores estresantes externos, es momento de desarrollar habilidades y técnicas de manejo del estrés específicas. Se pueden hacer muchas cosas para manejar el estrés y desarrollar recursos. “Como psicóloga, normalmente le pido a las personas que adopten aspectos de cada una de estas categorías: física, emocional, mental y espiritual”, detalló.
Marian Rojas Estapé, psiquiatra en el Instituto Español de Investigaciones Psiquiátricas y escritora, señala que si una persona tiene dolor de espalda, visión borrosa, cambios en la piel y a nivel intestinal, si tiembla el párpado o se duermen las manos, son señales de estrés.
Lo que recomienda la psiquiatra es tener conciencia de uno mismo ¿quién soy yo y cómo es mi forma de ser? ¿cuáles son los factores que me estresan, los factores que me ponen en modo alerta (pueden ser personas, cosas, momentos, circunstancias…), “hacer un pequeño diagnostico de uno mismo es clave”, dice.
Otra forma de aliviar el estrés es hacer ejercicio con regularidad, desafiar los pensamientos negativos y catastróficos, evitar fumar y la cafeína, comer alimentos con un alto valor nutritivo, mantener un peso saludable.
Entre las medidas que se pueden adoptar están: aprovechar las fortalezas.
La experta también recomienda hacer reflexiones como: “Me siento con más energía, realizado y lleno de vida cuando estoy...”.
Al participar en actividades sociales hable con colegas o seres queridos, o póngase al día con un viejo amigo de manera virtual”, detalla la psiquiatra.
Colaborar con los demás: “Intente ser voluntario o llevar a cabo un acto de bondad espontáneo”.
“Encontrar la forma saludable de manejar el estrés puede ayudarnos a mejorar nuestro estado de ánimo y evitar comportamientos dañinos para la salud, como fumar o depresión y ansiedad”, subraya.
En algunos casos, los medicamentos pueden ser de ayuda. Sin embargo, cuando se trata del estrés, los fármacos suelen utilizarse como último recurso. En su lugar, trate de manejar el estrés que está sufriendo a través de la relajación u otras técnicas para reducir el estrés que haya aprendido. Además, asegúrese de no confundir el estrés con un trastorno de ansiedad, que es una afección distinta que debe analizar con su equipo de atención médica.
El estrés también puede ser 'bueno' para la salud, pero es aquel que proviene de las bodas, una buena noticia, los hijos. “Todos necesitan un poco de estrés para motivarse a enfrentar los desafíos diarios y, a la larga, promover un funcionamiento óptimo en la vida diaria. El estrés que está bajo control puede mejorar la atención y la concentración, motivarlo a conectarse más con otras personas y brindarle una sensación de control, lo que promueve una mejor salud”, reconocen las expertas.