‘Repositorio Nacional de Insecticidas, una necesidad para Panamá’

Actualizado
  • 24/06/2024 11:35
Creado
  • 19/06/2024 16:50
¿Cuántos químicos se lanzan y dónde? Los efectos de los insecticidas son nocivos para todo el ecosistema

Panamá necesita un Repositorio Nacional de Insecticidas para saber qué tan efectivos han sido los insecticidas en los vectores. Esta es la principal recomendación de una investigación liderada por el Instituto de Investigaciones Científicas y Servicios de Alta Tecnología de Panamá AIP (Indicasat). Otros actores que participaron del estudio fueron: el Instituto Conmemorativo Gorgas de Estudios de la Salud, la Universidad de Panamá, la Universidad de Indiana Bloomington y el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos.

Históricamente, desde la construcción de su Canal, Panamá ha utilizado los insecticidas para el control de insectos que propagan enfermedades infecciosas. Se han utilizado toneladas de distintos grupos químicos para aniquilar los insectos. Actualmente, “no se sabe si estos diferentes grupos químicos y métodos, han tenido una repercusión positiva o negativa en el control de los insectos”, explicó José R. Loaiza, investigador del Centro de Biodiversidad del Indicasat durante una entrevista con La Estrella de Panamá.

De acuerdo con Loaiza, en el documento se abordan los mecanismos de resistencias fisiológicas que desarrollan los insectos. “Cuando ejerces una presión selectiva contra los insectos usando químicos, ellos desarrollan cambios en su genoma que le permiten sobrevivir a estos químicos. Podrían estar teniendo resistencia fisiológica, resistencia genómica, resistencia conductual”.

En Panamá, el uso masivo de químicos lanzados hacia los principales vectores presentes en el país –Anopheles albimanus (malaria), Aedes aegypti, Aedes albopictus (dengue, zika y chikungunya) y otros–, “muy probablemente no están haciendo nada, porque los insectos son resistentes a los insecticidas”.

Afecta a todos los ecosistemas

Cuando se lanza una nube de piretroides, organofosforados, carbamatos, o cualquier grupo químico, se están matando no sólo a los mosquitos, también mueren las mariposas, los escarabajos, es decir la fauna del área. “Los mismos seres humanos probablemente están siendo afectados. Estos químicos son nocivos, son acumulativos, se pueden acumular en los tejidos, dependiendo de la cantidad que han usado en el momento en que son lanzados (...) No existe un registro en el país que nos diga: cuántos químicos se han usado, dónde se han usado y para qué se han utilizado. No tenemos idea en ninguna época”.

La investigación, lo que nos sugiere es que, “se necesita un Repositorio Nacional [de Insecticidas] que permitirá saber las cantidades de insecticidas que se tienen y para qué se están usando, dónde se están usando y entonces determinar si están siendo eficientes o no, porque hasta el sol de hoy, no sabemos. Se tiran químicos y no sabemos si son eficientes para controlar los problemas que supuestamente deben ser controlados”.

En los contenedores del Canal de Panamá, por ejemplo, se lanzan muchos químicos. En el área de la capital de Panamá y en otros sitios de su periferia se lanzan insecticidas. “Esto es un subregistro, esto es lo que está reportado en ciencia. Pero no sabemos, qué se ha usado en cada provincia [o comarca]; no sabemos el impacto del químico que se está usando”.

Es un estudio significativo no sólo por el tema al cual hace referencia, que es muy importante para Panamá, aseguró Loaiza, sino también porque se da colaboración entre distintas instituciones y distintas disciplinas. “Es un esfuerzo de país y un apoyo de instituciones reconocidas a nivel mundial. Lo más importante de este esfuerzo académico es que, puntualiza las directrices para continuar y cómo se debe continuar”.

Nuevas estrategias

Se debe hacer un alto, reorganizar esto, remarcó el experto. Se puede crear un repositorio completamente abierto para que las instituciones académicas puedan generar investigaciones. Esa información permitirá retroalimentar el uso de los químicos. “Para qué seguir trayendo un químico que no mata a un insecto para el cual está destinado”.

También se debe hablar del por qué el control químico no es sostenible y por qué es necesario utilizar alternativas que no estén relacionadas a los controles químicos, puntualizó. “Es necesario integrar otros métodos, por ejemplo: el saneamiento ambiental, la manipulación de la basura, el manejo de las aguas servidas, el crecimiento urbano fuera de control”.

“Cada gobierno cambia, viene con su nuevo equipo y empiezan de cero. Todo lo que se hizo no tienen idea del por qué. Tiene que haber [sinergia entre] los ministerios, independientemente de quién sea el gobierno. Así sabrán los grupos químicos que han sido utilizados, las fechas, las cantidades, los lugares”, reiteró el especialista.

José R. Loaiza enfatizó que el objetivo principal es establecer estrategias de cómo se puede mejorar el registro de todos los químicos para poder predecir su impacto en los vectores y así lograr brindar soluciones un poco más sostenibles al momento de querer controlar los insectos y que no solo sea la vía por el control químico. “El espíritu de esto es que sea una oportunidad para mejorar”, concluyó.

Metas a futuro

Actualmente, Indicasat cuenta con un Insectario Modular en donde se crean colonias de mosquitos para poder realizar las distintas investigaciones que se desarrollan. “Esperamos construir una estructura permanente que nos permita realizar investigaciones experimentales y estudiar los mecanismos de resistencia, si es resistencia conductual, resistencia fisiológica, metabólica o si es resistencia molecular. En fin, el insectario nos permite realizar experimentos con estos insectos, de forma tal que, podamos ajustar los métodos de control de forma más efectiva y eficiente”.

José R. Loaiza
investigador del Indicasat
Los mismos seres humanos probablemente están siendo afectados. Estos químicos son nocivos, son acumulativos, se pueden acumular en los tejidos, dependiendo de la cantidad de químicos que han usado en el momento en que son lanzados (...) No existe un registro en el país que nos diga: cuántos químicos se han usado, dónde se han usado y para qué se han utilizado. No tenemos idea de ninguna época”,
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