Los zoocriaderos como una vía para la conservación de especies

Actualizado
  • 22/09/2021 00:00
Creado
  • 22/09/2021 00:00
Se trata de una práctica en lugares que tienen como objetivo la conservación y reproducción 'ex situ' de animales silvestres en vías de extinción y otros especímenes, con fines educativos, científicos y turísticos. En Panamá hay alrededor de 120 áreas de custodia y conservación animal
Las personas que cazan, desconocen que pueden obtener dinero si protegen las especies.

Uno de los problemas ambientales de mayor impacto en el planeta es la extinción de las especies animales de vida silvestre a causa de actividades que realiza el hombre y que perjudican los ecosistemas, como la destrucción de los bosques, la caza ilegal de especies de vida silvestre (alguna de estas endémicas), el tráfico ilegal de pieles de animales, la explotación excesiva de especies, el crecimiento demográfico acelerado, la contaminación del suelo, agua y aire, y la expansión de los terrenos agrícolas y ganaderos, entre otros.

En Panamá, por ejemplo, se han empleado los zoocriaderos como una actividad que tiene como fin la conservación y reproducción ex situ (fuera de su ambiente natural) de animales silvestres en vías de extinción y de otros especímenes con fines educativos, científicos, turísticos, de preservación, en rehabilitación o custodia.

Roberto Arango, asesor y curador del Centro de Conservación, Rescate y Zoológico del Istmo, comentó a La Estrella de Panamá que es importante establecer muy bien los programas de zoocrías. “Tenemos un programa de conservación, zoocría y de colección de especies con fines educativos. Algunos están en custodia porque fueron amenazados en su hábitat original. Igualmente contamos con otras especies que han sido traídas de diferentes biorregiones del mundo con objetivos científicos y de reproducción, ya que muchas de ellas son amenazadas”, reconoció Arango.

Mencionó que los centros de conservación para el manejo sostenible de la fauna silvestre juegan un papel fundamental en todo el mundo, especialmente porque salvaguardan la vida animal. “Actualmente los centros se han modernizado y adaptado a los requerimientos del bienestar animal, de los cuales ellos son responsables. Hay que reconocer que alrededor de 900 millones de personas en el mundo visitan los centros de conservación ya que es la única ventana de contacto para conocer y aprender desde cómo nacen, se alimentan y el hábitat de un ejemplar de la vida silvestre”, destacó.

Urge establecer mecanismos para reducir los índices de caza y proteger la fauna y flora.

El experto enfatizó que el Centro de Conservación del Istmo, que acoge a más de 4 mil animales nacionales y exóticos, cuenta con el aval y apoyo del Ministerio de Ambiente (MiAmbiente) y en los últimos dos años han estado trabajando con la institución gubernamental en un programa de conservación ex situ de los felinos menores de Panamá, puesto que algunos han sido entregados por MiAmbiente y “nosotros como responsables de la custodia del animal tenemos que brindarle todas las condiciones adecuadas como si estuviera en su hábitat natural. Son animales que no van a volver a los bosques o a su sitio original, porque están en peligro de ser cazados por el hombre”.

“Igualmente somos responsables de que un veterinario vea a cada animal y le proporcione la dieta apropiada, de modo que cada especie tenga las condiciones nutricionales y de vida que le permitan reproducirse en el ambiente adecuado. Esto hace posible estudiar el comportamiento, muchas veces desconocido de estos animales, así como saber cuáles son las afectaciones en su medio natural”, explicó Arango.

El administrador del centro también reconoció que el cuidado y custodia de los animales no es tarea solamente del Estado, sino de todos.

De parte de MiAmbiente “hemos recibido varios ejemplares, como ocelote (Leopardus pardalis), margay (Lceopardus wiedii), tigrillo (Leopardus tigrinus), tapir (Tapirus bairdii) , mono tití (Saguinus geoffroyi) y el águila arpía (Harpia harpyja).

Los zoocriaderos brindan un importante mensaje sobre el valor de la fauna.
Visión

Jacobo Lacs, director y propietario del Centro de Conservación del Istmo, aseguró que su visión es hacer un intercambio de información a nivel regional y con las autoridades ambientales, sobre todas las especies con las que cuentan a fin de que Panamá sea líder en conservación ex situ.

“La idea es que los países de la región nos organicemos e intercambiemos información de todas las especies que se mueven desde Panamá hasta México, como es el caso del tapir, entre otras, con la finalidad de ser más resilientes con la fauna”, remarcó.

También, “estamos desarrollado zoocrías en la fase piloto y se trata de proyectos que tienen más de 20 años en desarrollo e investigación y lo hacemos con todos los estándares éticos, y el compromiso con el personal con el que trabajamos”, subrayó Lacs.

El Águila Harpía, el ave nacional de Panamá, es una especie en peligro de extinción.

Añadió que hay muchos lugares donde se reproducen loros y aves de diferentes tipos, pero en el centro cuentan con la colección más variada de especies y actualmente presumen el récord mundial de haber reproducido 11 especies por primera vez en Panamá y el mundo.

De acuerdo con MiAmbiente), actualmente en el país existen alrededor de 125 zoocriaderos (algunos certificados y otros en condición de trámite), los cuales brindan un espacio adecuado para el manejo de la fauna silvestre y así promover la sostenibilidad ambiental.

“Con este tipo de proyectos se contribuye a la disminución de la cacería y la extracción ilegal, debido a que parte de estos animales son víctimas de la depredación del ser humano”, enfatizó en un comunicado Susan Marín, bióloga de la dirección de áreas protegidas de MiAmbiente.

Según Marín, otro zoocriadero reconocido y avalado por MiAmbiente es el zoocriadero de iguanas, en el área de Cuipo en costa abajo de Colón, donde los custodios cuentan con un recinto adecuado y el pie de cría (hembra y macho); tienen un proceso de reproducción responsable, así como una buena alimentación y las condiciones aptas para su supervivencia.

Marín informó que los dueños de los zoocriaderos pueden liberar un 5% de su población anual; sin embargo, la institución dispone cuándo estos animales pueden ser introducidos al medio silvestre. “Dependiendo de la cantidad de animales o del tipo de especie, se les informa a los dueños si se pueden liberar o darnos los especímenes. En el caso del venado cola blanca, es muy difícil su liberación; por eso optamos por llevarlos a otras personas para que inicien nuevos espacios de conservación ex situ;, de esta manera damos la oportunidad a más individuos a que tengan zoocriaderos”, añadió la experta.

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