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- 09/09/2023 00:00
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Los humedales son indispensables para el ser humano y la biodiversidad. Además de ser proveedores de alimentos y refugio de las aves playeras migratorias, también sirven de barrera protectora entre el agua y la tierra, porque previenen y reducen el efecto de los oleajes que se presentan durante eventos climáticos extremos, como huracanes, tsunamis y tormentas.
Los humedales, también conocidos como manglares, ciénagas, pantanos, marismas, turberas, lagunas o bosques anegados son objetos de investigación científica y educación, son grandes almacenadores de carbono, ayudan a depurar el agua, reponen corrientes hídricas subterráneas, protegen las costas y ofrecen oportunidades de ecoturismo. De ahí la importancia de que la ciudadanía cree conciencia y se sume a las diferentes acciones de conservación de estos sitios, que se realizan en el país por diferentes organizaciones, entre ellas la Sociedad Audubon de Panamá.
Para Rosabel Miró, directora ejecutiva de Sociedad Audubon de Panamá, los humedales capturan y almacenan el doble de carbono que todos los bosques del mundo juntos. Sin embargo, cuando se drenan y destruyen, emiten a la atmósfera grandes cantidades del dióxido de carbono (CO2) que se encontraba almacenado en sus raíces.
Añadió que los manglares proporcionan alimentos y hábitats a una gran cantidad de aves migratorias playeras que provienen del sur y el norte de América. “En la medida en que se conozcan los servicios y beneficios que nos brindan los manglares, todas las especies que viven y dependen de ellos se van a beneficiar, como las aves migratorias y playeras”, dijo. “Para nosotros es valioso diseminar información de la importancia de estos ecosistemas, para que exista mayor conocimiento del valor de conservarlos para beneficio de nuestra vida y de la vida de los animales y plantas que los habitan”, añadió Miró durante una gira por los humedales en la comunidad de El Salado, en Aguadulce, provincia de Coclé.
Según Miró, si las comunidades no preservan los manglares, se exponen al impacto de una serie de amenazas como el cambio climático que “nos está presentando: aumento del nivel del mar y de las temperaturas. Todo esto repercute negativamente en las actividades económicas que desarrollan las comunidades costeras como la pesca, ya que diferentes especies de camarones y peces realizan sus primeros ciclos de vida en los manglares”.
Durante el recorrido pudimos notar una gran variedad de especies de aves playeras y marino-costeras, como la grulla común, zarapito trinador, ostrero americano, playero aliblanco, golondrina, gaviota y gaviotín.
Igualmente, los manglares son refugio de otros animales como la nutria de río neotropical, cocodrilo americano, el mono araña de Geoffroy y un sinfín de crustáceos.
Francisco Pittí, guía turístico en la comunidad El Salado, señaló que los manglares cumplen una función muy importante en el medio ambiente y es por ello que hay que preservarlos.
“Dentro de los manglares se pueden hacer recorridos turísticos cuando la marea está baja, allí se le brinda al visitante información de su importancia para la vida; también hacemos reforestación de manglares in situ para que el visitante aprenda y viva la experiencia”, detalló.
Según Pittí, en el sitio hay siete tipos de manglar y cuatro subespecies, pero la especie mangle rojo (Rhizophora mangle) es la que más abunda en el lugar, aunque se halla en peligro de extinción y está incluida en el listado de especies amenazadas (Resolución N° 0657 2016 que establece el proceso para la elaboración y revisión periódica del listado de las especies de fauna y flora amenazadas de Panamá, y se dictan otras disposiciones).
Pittí añadió que ha recibidovarios talleres sobre el manejo y conservación de los humedales de la bahía de Parita (que comprende ocho distritos, empezando por Antón hasta el distrito de Los Santos. Pittí tomó la iniciativa de llevar estas enseñanzas a las escuelas, colegios, universidades del área, y a los moradores locales a fin de crear conciencia sobre lo cruciales que son los ecosistemas de manglar para la vida.
“Revitalizar y restaurar los humedales degradados no es fácil, pero tampoco imposible. Los manglares perdidos aún se pueden restaurar y pueden llegar a ofrecer los mismos beneficios que ofrecía el humedal natural original”, señaló.