La reunión de este miércoles 13 de noviembre en la Casa Blanca entre el presidente saliente de Estados Unidos, Joe Biden, y el mandatario electo, Donald...
Ciencia, ecosistemas y su aplicación en la zona marino-costera
- 28/10/2022 00:00
- 28/10/2022 00:00
A través de la serie de entregas de esta sección se ha comunicado que la ciencia es una pieza clave en la generación de conocimiento ambiental a nivel global, regional y local. De allí lo expuesto en la entrega, “La ciencia: elemento clave en la restauración de los ecosistemas”, en donde se detalla la nueva apuesta del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma), conocida como el llamado a la nueva década de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para la restauración de los ecosistemas, gran oportunidad para la seguridad alimentaria y la acción climática.
La entrega descrita indicaba que esa descripción es clave, puesto que se plantea que el Pnuma crea la década de las Naciones Unidas para la restauración de los ecosistemas, declarada por la Asamblea General de la ONU, porque tiene el objetivo de incrementar a gran escala la restauración de los ecosistemas degradados y destruidos, como medida de probada eficacia para luchar contra el cambio climático y mejorar la seguridad alimentaria, el suministro de agua y la biodiversidad.
Naciones Unidas indica que la degradación de los ecosistemas terrestres y marinos socava el bienestar de más de 3.200 millones de personas y tiene un costo aproximado de 10% del PIB mundial anual en pérdida de especies y servicios ecosistémicos.
Cuando los ecosistemas clave desaparecen, rápidamente se pierden numerosos servicios que proveen los ecosistemas y que son esenciales para la alimentación y la agricultura, incluyendo el abastecimiento de agua dulce, protección contra los desastres naturales y la provisión de hábitat para especies como peces y polinizadores.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en su primer informe mundial sobre el estado de la biodiversidad que sustenta nuestros sistemas alimenta rios, ha alertado a las naciones que las especies asociadas a la biodiversidad, como las abejas y los peces, están gravemente amenazadas, lo que afecta la cadena de alimentación de otras especies, como los humanos.
La FAO hace un llamado a las poblaciones y sus gobiernos porque la biodiversidad para la alimentación y la agricultura incluye a todas las plantas y animales, silvestres y domésticas. Es decir, todas proporcionan alimentos, piensos, combustible y fibra.
Además, incluye la miríada de organismos que apoyan la producción alimentaria a través de los servicios ecosistémicos, lo que se denomina “biodiversidad asociada”. Dentro de ella se encuentran todas las plantas, animales y microorganismos, como insectos, murciélagos, aves, manglares, corales, praderas marinas, lombrices, hongos y bacterias que habitan en el suelo, que mantienen los suelos fértiles, polinizan las plantas, purifican el agua y el aire, mantienen sanos a peces y árboles, y combaten las plagas y enfermedades de los cultivos y el ganado.
He allí la justificación de por qué la ONU apuesta por la restauración de los ecosistemas, tema que fue abordado en la entrega, “Zonas marino costeras y su valor ecosistémico amenazado por la contaminación de los ríos”, donde se explica por qué son importantes las zonas costeras.
Esto se explica detallando que las zonas costeras son franjas cercanas a las áreas donde desembocan los ríos y afloran las aguas subterráneas antes de unirse al mar. Es en estas zonas donde hay ecosistemas compuestos por humedales, lagunas costeras, marismas, manglares, tierras húmedas, hábitats de agua dulce, estuarios y zonas ribereñas, cuya interconexión propicia el intercambio de nutrientes con el agua dulce, sólidos disueltos, partículas y recursos vivos provenientes de los continentes, creando hábitats para diversas especies y generando al albergarlas el valor ecosistémico de las zonas costeras.
Cada servicio ecosistémico está asociado a una función ecosistémica, así, al mencionarlos se indica primero el servicio ecosistémico y posteriormente su función asociada. Así, el ciclo de los nutrientes está asociado al almacenamiento y procesamiento de nutrientes para la fijación del nitrógeno y fósforo; el tratamiento de desechos está asociado a la remoción y descenso de exceso de nutrientes y contaminantes; la regulación de las alteraciones está asociada al amortiguamiento del impacto producido por alteraciones climáticas como el aumento del nivel del mar, lo que permite la protección en las zonas costeras de los impactos en las tormentas, inundaciones y apoyo en la recuperación de las sequías.
El servicio ecosistémico de alimentación está asociado a la productividad primera extraíble, como el alimento que está asociado a la acuacultura costera. El refugio está asociado a la generación del hábitat y protección de la biodiversidad de las especies migratorias, entre otros.
Los servicios provisionados por los ecosistemas acuáticos costeros han sido contabilizados a nivel global, a partir de la estimación de los costos de reproducirlos en una “biosfera artificial” en USD $11,4 trillones.
Cerca de la mitad de la población mundial está localizada a menos de 60 kilómetros de la costa, población que se ve afectada por sus propias actividades económicas e industriales, pues la contaminación causada por las actividades antropogénicas impacta en la salud de los ecosistemas. Un ejemplo de ello es el señalado en documento de la Cepal, donde se menciona que las aguas no tratadas son introducidas a las bahías en Panamá a través de los ríos a los manglares.
Una solución a las consecuencias de la contaminación en las zonas marino-costeras es aplicación de la gestión del agua por cuencas, puesto que desde este enfoque la calidad del agua y la protección de los ecosistemas se manejan como elementos esenciales en el manejo integrado de la cuenca, permitiéndose así el control de la contaminación.
Las dos entregas mencionadas, en Planeta, se han consolidado y refrescado para presentar el programa bahía de Parita, que es una iniciativa ejecutada en la República de Panamá e impulsada por el Centro Regional Ramsar para la Capacitación e Investigación sobre Humedales para Hemisferio Occidental (Creho).
Según lo detalla la plataforma digital de la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación (Senacyt) imagina.senacyt.gob.pa, y su autor José Guillermo Sánchez, esta iniciativa busca contribuir a la conservación y uso racional de los humedales en el hemisferio occidental.
Esta intervención basada en viencia articula la investigación colaborativa y la cooperación técnica entre distintos usuarios de agua, de manera que se generen sinergias que garanticen la gestión integrada de los recursos hídricos, la optimización y el uso sostenible del agua, la socialización de información científica y búsqueda de consensos para la valorización de servicios ambientales a nivel de cuencas hidrográficas.
Así nace su primer proyecto, “Restauración y recuperación de áreas de manglares y albinas de la parte baja de la cuenca del río La Villa”.
Este proyecto innovador une lo detallado en ambas entregas de Planeta, porque utiliza el conocimiento científico para implementar prácticas de restauración y recuperación de las áreas de manglares y albinas en la parte baja del río La Villa, para que los ecosistemas de humedales en la región del arco seco, ubicados en las provincias de Herrera y Los Santos, puedan ser manejados de forma integral y sostenible en las zonas marino-costeras del Pacífico panameño.
Así, Panamá da un paso importante y oportuno a través de la ciencia que apoya su desarrollo sostenible en la región.