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Panamá sanciona una ley que declara la Ruta Colonial Transístmica como patrimonio cultural
- 17/11/2024 00:00
- 16/11/2024 16:32
El presidente panameño, José Raúl Mulino, firmó este viernes una ley que oficialmente declara como patrimonio cultural de Panamá la Ruta Colonial Transístmica, un paso considerado “importante” hacia su reconocimiento como Patrimonio Mundial.
La Ley 456 de 2024, publicada en la Gaceta Oficial del Estado y suscrita también por la titular del Ministerio de Cultura (MiCultura), María Eugenia Herrera, contempla entre sus objetivos “conservar, custodiar, salvaguardar y la puesta en valor en forma integral” de este patrimonio, así como su interpretación y divulgación.
Determina además que la Dirección de Patrimonio Cultural del Ministerio de Cultura establecerá las coordenadas y la ubicación de este conjunto de construcciones históricas, que unen al Pacífico con el Caribe panameño, conocido como Ruta Colonial Transístimica, en sus dos fases.
El trazado de la ruta incluye el sitio arqueológico de Panamá Viejo y el distrito histórico de Panamá (Patrimonio Mundial desde 1997), las fortificaciones de la costa Caribe de Panamá: Portobelo y San Lorenzo (en la lista del Patrimonio en Peligro desde 2012), y los caminos coloniales que los unen: el Camino de Cruces y el Camino Real.
La fase uno está compuesta por el castillo de San Lorenzo, el Camino de Cruces, el sitio arqueológico de Panamá Viejo y el Casco Antiguo de la Ciudad de Panamá, mientras que en su fase dos incluye las fortificaciones de Portobelo y el Camino Real.
Asimismo, la nueva Ley toma en cuenta la mecánica de protección establecida que contempla zonas de amortiguamiento de los diversos componentes de este ruta histórica, y establece sanciones a quienes realicen trabajos de construcción en detrimento de esos sitios.
Además, contempla acciones de salvaguarda y protección de los recursos culturales, biológicos y naturales de estos sitios que se encuentran dentro de la Ruta Colonial Transístimica, que deberá mantenerse “libre de construcciones y alteraciones del ambiente natural, salvo las necesarias para las visitas, la interpretación, la puesta en valor y el estudio” de los mismos.
Un ‘gran paso’
En la asamblea anual de la Unesco, que se celebró entre el 21 y el 31 de julio pasado en Nueva Delhi (India), se ratificaron en un informe ocho puntos que el Gobierno de Panamá debía subsanar para que la ruta colonial pudiera ser considerada Patrimonio de la Humanidad.
Entre las principales demandas figuran la implementación de una protección legal que afecte a toda la ruta patrimonial como una sola entidad, la protección de las secciones del Camino de Cruces y del Camino Real como Patrimonio cultural y la puesta en marcha de una estrategia de turismo e interpretación sostenible e integral.
Es así que con la sanción y publicación este viernes de la Ley 456 es importante hacia el cumplimiento de estos requerimientos formulados a Panamá, señalaron las autoridades.
“La importancia es trascendental porque dentro de la aprobación de esta ley se incluye la atención a las cuatro recomendaciones emitidas por el Comité de Patrimonio Mundial en la última reunión de Nueva Delhi y cuatro de las observaciones que están dentro de esa decisión, lo que nos permite impulsar el proyecto de reconocimiento de la ruta colonial frente a la próxima reunión (de la Unesco) en Sofía, Bulgaria, en 2025”, dijo a EFE la directora nacional de Patrimonio Cultural de Panamá, Yamileth Stanziola.
Stanziola indicó que esto es así ya que “si bien son bienes culturales arqueológicos, no tenían una protección definida per se” hasta ahora, como el establecimiento de una zona de amortiguamiento que proteja de los impactos negativos del desarrollo urbano “no planificado”, y una estrategia que permite una interpretación de la ruta de forma completa.
“Por lo cual, sí, definitivamente representa para el Estado panameño un gran paso orientado al cumplimiento y a la propuesta de obtener el reconocimiento de Patrimonio Mundial” de la ruta colonial, “y nos encamina más hacia ese objetivo”, afirmó.
Adelantó que con la aprobación de la ley, Panamá prepara los documentos para entregar un informe en febrero próximo, que es la fecha, según dijo, en que se presentan.
Sitio Arqueológico de Panamá Viejo: Un testimonio vivo del nacimiento de Panamá como punto estratégico en el comercio global, que conecta el Viejo Mundo con el Nuevo. Panamá Viejo, fundado en 1519, representa el primer asentamiento europeo en la costa del Pacífico y el inicio de una rica historia de intercambio y mestizaje.
El Casco Antiguo: Con su arquitectura colonial y republicana, refleja las transformaciones sociales y culturales que han marcado al país desde la independencia hasta la modernidad. Este conjunto, declarado Patrimonio Mundial en 1997, no solo guarda las huellas de un pasado vibrante, sino que también simboliza la resiliencia de un pueblo que ha sabido transformar los retos históricos en oportunidades de desarrollo y conservación.
Fortificaciones de la Costa Caribe de Panamá: Portobelo y San Lorenzo: Guardianes del Caribe, las fortificaciones de Portobelo y San Lorenzo representan los esfuerzos coloniales por proteger la vasta riqueza que circulaba entre América y Europa. Construidas entre los siglos XVII y XVIII, estas fortalezas fueron clave en la defensa del comercio transatlántico español.
Su arquitectura militar no solo evidencia los avances técnicos de la época, sino que también es un recordatorio de los conflictos y tensiones que definieron el dominio europeo en el continente. Declaradas Patrimonio de la Humanidad en 1980, y en la lista de Patrimonio en Peligro desde 2012 debido al deterioro, estas estructuras resaltan la necesidad urgente de preservar el legado histórico y cultural de Panamá.
Caminos Coloniales: Camino de Cruces y Camino Real: Autopistas del imperio, el Camino de Cruces y el Camino Real fueron las arterias que conectaron el Atlántico y el Pacífico, transportando riquezas, personas e ideas. Estos senderos, que cruzaban selvas y ríos, jugaron un papel central en la consolidación del comercio global en la época colonial.
Actualmente, estos caminos no solo evocan las hazañas logísticas del pasado, sino que también son corredores ecológicos que albergan biodiversidad única, uniendo historia y naturaleza en un solo recorrido. Son símbolos de Panamá como un puente entre mundos y un recordatorio del impacto de las rutas comerciales en la configuración del continente.