Este viernes 20 de diciembre se conmemoran los 35 años de la invasión de Estados Unidos a Panamá. Hasta la fecha se ignora el número exacto de víctimas,...
Maritza Vernaza: 'Después de la experiencia que tuvimos en la pandemia podemos con todo'
- 21/11/2023 00:00
- 21/11/2023 00:00
Una mujer vestida de blanco tiene los ojos vendados. Aquel personaje representa a la Corte Suprema de Justicia y es interpretado por Maritza Vernaza. Parte del performance es la interacción de este órgano con el gobierno, el cual tiene un evidente conflicto de intereses. Esta puesta en escena no es la única que ha realizado Malamaña Teatro –fundada por Vernaza– desde que se ha dado el estallido social por la nueva relación comercial entre el Estado y Minera Panamá. También se ha visto a la actriz encarnar a la Asamblea Nacional junto con otros actores en medio de las protestas en la ciudad de Panamá. Y es que hacerlo representa una catarsis para la actriz. Los temas sociales son los que más le apasionan, confiesa durante una entrevista para Mía Voces Activas.
El arte tiene un papel fundamental. Para mí, como artista, es la manera de expresar lo que siento, lo que pienso, hacer una catarsis, y también compartir ese momento con el público, que también necesita hacer catarsis.
El solo hecho de entrar en contacto con el artista y con su propuesta, escucharla, y ser partícipe de ella es parte del trabajo de la sociedad.
Ha sido un proceso de creación colectiva de actores que han sido invitados por Malamaña Teatro. En principio pensamos en cuáles son esos personajes emblemáticos que hoy son los protagonistas de toda la corrupción. De ahí surgió la Asamblea [Nacional], el mismo presidente [de la República, Laurentino] 'Nito' Cortizo, y la Minera [Panamá]. He encontrado que estos personajes generan toda una reacción del público que los ve e interactúa con ellos. La comunicación ha sido asertiva, en el sentido de que la gente identifica cuáles son y de qué están hablando.
El personaje de la Corte Suprema de Justicia me lo pensé mucho, porque si bien uno tiene la esperanza de que la CSJ falle a favor de la inconstitucionalidad, realmente tiene todo un antecedente de haber actuado erróneamente. Hacer ese personaje fue importante, mostrarla como es. Es una justicia que pide que no la presionen, que ella tome su tiempo, pero al final dice algo esperanzador: “yo me caso con la dignidad, con mi pueblo”. Eso es lo que nosotros queremos. No hay que ser artista para ser creativo.
He tenido que retrasar algunos proyectos (...) pero siguen andando desde la planificación.
Después de la experiencia que tuvimos en la pandemia podemos con todo.
Una vocación de poner en valor la historia desde la trinchera en la que estoy, desde el arte, teatro. Me parece tan poderosa la comunicación en el teatro. Siento que somos muy tradicionales, cuando realmente los seres humanos nos comunicamos de otra forma. Esos temas me apasionan.
Esto va más allá del teatro alternativo. Todos los que hacemos teatro y los que nos dedicamos al arte, tenemos retos y desafíos diarios. Tiene que ver con reinventarnos e innovar, con buscar formas distintas de estar cerca del público. Para mí ha sido importante, por ejemplo, desde que fundé Malamañana Teatro, pues era crear un nuevo concepto: tomarme la ciudad como escenario; utilizo el teatro como una herramienta de comunicación, sobre todo en espacios públicos. Además de la innovación, formar público, construir la relación con los seguidores de siempre. Mantener ese contacto con ellos.
Esto va más allá de los actores. Va más allá de la profesión. Va más allá de nuestras fronteras. En la región, ser artista es un reto. Es muy difícil vivir solo del arte, muchos optan por la docencia superior porque tienen un salario fijo o combinar y complementar estas actividades con otras. Es fundamental, por ejemplo, políticas que incentiven la inversión en la producción del arte, de la educación en arte, o sea, de todos esos espacios donde pudiesen haber opciones laborales para los artistas, para las empresas que patrocinan estos tipos de espacios. También, que se mide cuánto aporta el teatro a la economía de un país, o sea, si yo quiero un préstamo y voy a un banco es mejor que coloque que soy psicóloga, no puedo poner que soy actriz, y productora de teatro, porque represento un riesgo. Esto es parte de los problemas que atraviesan quienes trabajan en el arte para poder formalizarlos y ser considerados profesionales. Es visto como una informalidad.
No los veo como una competencia. Si un cineasta o un productor de teatro quiere un actor con determinadas cualidades, en el panorama hay de todo, desde un actor de profesión que aplica para el personaje. A veces el influencer satisface sus necesidades.
Es importante que las personas se formen, y que tomen decisiones sobre qué clase de profesionales quieren ser. Hay personas que se gradúan y jamás vuelven a tomar una actualización. O salen de las universidades para hacer más de lo mismo, no un nuevo concepto. Un título universitario no es determinante sobre tu camino a seguir.
Es importante reconocer que toda oportunidad es una experiencia distinta y enriquecedora. Estoy siempre evaluando si logré comunicarme o no, y buscar la oportunidad de repetir la experiencia para incorporar elementos de mejora. También el agradecimiento con las personas con las que uno se encuentra en el camino. Salir de mi zona de confort.
Hay que empezar a entender ese mundo desde la formación, ya sea académica o no. Para entender ese mundo y ver si eso es lo que uno quiere.
(ríe) Muchos. Una de las cosas más difíciles que tenemos los actores en Panamá es la posibilidad de llevar nuestro trabajo teatral afuera. Panamá no está visto como un país de oferta teatral (...) Uno de mis sueños es poder representar a mi país en otros países de América Latina.