Julia Sandoval: una vida entre fogones que nunca se apagan

Actualizado
  • 11/04/2023 00:00
Creado
  • 11/04/2023 00:00
La emprendedora oriunda de Monagrillo cuenta con fervor cómo a través de la cocina ha podido superarse. No hace mucho llevó su historia a las Naciones Unidas
Julia Margarita Sandoval, una microempresaria que desde hace 40 años se dedica a la venta de comida típica panameña

En Panamá existen mujeres ejemplares de las que poco se habla, pero que con su trabajo no se cansan de construir país. Julia Margarita Sandoval (Mogrillo, 1957) –de cabellos blanco tiza que realzan el color de su piel– es la matriarca que ha pasado toda una vida entre fogones, preparando y vendiendo platillos sencillos pero con un sabor patrio y casero.

Hace poco llegó a contar su historia en las Naciones Unidas, durante el encuentro 'Connecting Women in Latin America: The Roadmap Ahead', organizado por la Fundación BBVA.

Hoy ya puede decir que todo esfuerzo tiene su recompensa. Tras muchos de trabajo ha logrado abrir tres restaurantes en los que emplea mujeres, con el fin de contagiarles ese espíritu de “querer es poder”. Doña Julia, como la conoce su gente, es la amiga, la madre, la abuela que no pretende abandonar ni sus guisos ni su sonrisa contagiosa.

Hábleme de usted, doña Julia...
Sandoval estuvo en Naciones Unidas contado su historia.

Soy Julia Sandoval, oriunda de Monagrillo, Herrera. Empecé a trabajar desde muy joven, hace más de 40 años, inspirada por mi madre porque fue la que me impulsó a vender comida. Le gustaba mucho hacer comida para vender, entonces como ya tenía a mis tres hijos, tenía que ver la manera de cómo los educaba y empecé con la fonda. Empecé a vender comida por todo el país en las fiestas patronales, las ferias, los carnavales, y estuve por más de 20-25 años yendo por todos los puestos de comida. Hace 13 años tuve la idea de poner el restaurante en Monagrillo, y aparte de eso tengo dos más en los que trabajan más de 20 mujeres que son madres solteras. Esto me gusta y me inspira para ayudarlas porque yo pasé mucho trabajo. Yo no tenía una mano amiga que me diera trabajo ni nada y yo lo que pienso es ayudarlas a ellas para que puedan echar hacia adelante también.

Me cuenta que apoya a las madres solteras, ¿es ese el compromiso social de su negocio?

Exactamente, yo cuando veo a mujeres que pueda emplear, es un gusto muy grande y una satisfacción que ellas tengan un empleo para llevar el pan a sus hijos. Siempre les digo que nos apoyemos mutuamente y que no son mis empleadas, sino mis amigas. Conmigo trabajan mujeres que tienen más de 15-20 años de laborar conmigo, pero en el momento que ellas quieran emprender, yo las puedo ayudar para que hagan algo propio.

Echemos la vista atrás, ¿qué recuerda del momento cuando entró por primera vez a una cocina?

Creo que eso lo llevo en la sangre, porque yo desde la primera vez que empecé con mi mamá a trabajar, dije que eso era lo mío. [Siempre pensé que] esto es lo que yo iba a hacer y por eso hoy día estoy aquí, porque tuve las ganas de echar adelante y de tener mis recursos para mis hijos, que era lo principal en ese momento; eso me inspiró más. Cada día me inspiró más porque los veo a ellos y ahora a mis nietos, que también quiero ayudarlos para que ellos echen adelante.

¿De pequeña soñaba con la cocina o ser una empresaria?

Desde que yo era chiquita, recuerdo que cuando tenía 10 años, mi mamá tenía un horno en el cual hacía panqueques, dulces, y yo le decía a mi mamá que los iba a vender. Éramos tres hermanos y a los hermanos míos no les gustaba la idea pero a mi mamá sí, y desde que yo tomaba la cajeta para vender los productos que mi mamá hacía, sentía satisfacción. Desde ese entonces pensé que algún día yo tendría un negocio propio, y yo pensaba más en lo que era la comida, porque se sabe que hoy día el único negocio con el que usted puede echar adelante ahora mismo es ese, porque es lo que al panameño le gusta y tiene un paladar bastante particular.

¿Cómo fue el primer guiso de doña Julia?

Fue hace muchos, pero muchos años. Empecé aquí mismo, con el restaurante que me prestaron, haciendo sopa de pescado y sopa de carne. Eso me llenaba a mí porque yo sentía que le daba un gusto a esa sopa, que todo el mundo tenía que probarla y hasta la fecha sigo haciendo sopa de pescado y sopa de carne.

Doña Julia, queda clarísimo que usted se dio cuenta desde temprano que la cocina era lo que le gustaba, ¿hubo algún momento de su vida que le hizo pensar en tirar el delantal y no seguir cocinando?

Mire que no, la pandemia fue lo más duro que pudo pasar, y aun así yo no cerré. Fueron dos años que no tuvimos acceso a nada y yo oía las noticias y escuchaba sobre el delivery, pero no sabía ni qué era, pero les dije a mis nietos que de mañana en adelante íbamos a hacer delivery porque no podía dejar de vender comida ya que es nuestro sustento y además tenía que seguir cumpliendo con la gente que está trabajando y no puede venir. Esa fue una muy linda experiencia que tuve durante la pandemia. Todo estaba cerrado y yo estaba trabajando porque nunca me eché para atrás. Yo siempre me mantuve positiva, que yo podía salir adelante, y ahora después que ya pasó toda la pandemia, me ha enseñado esa lección.

¿Cuán ácida ha sido la vida para doña Julia Sandoval?

Para mí, la vida mía es toda dulce porque con mis hijos, mis nietos, y teniendo un trabajo que me gusta, yo no veo ácido, para mí todo es dulce.

¿Cuando cocina siempre está satisfecha de los resultados de sus platos?

Sí, siempre, porque yo sé lo que saco al público. Sé lo que voy a brindar y sé que el público se siente bien con eso.

¿Y cuántas horas pasa entre los fogones?

Me paro a las 4:00 de la mañana y tengo a mis colaboradoras, pero yo estoy prácticamente ahí todo el día, siempre estoy en el momento indicado donde van a sacar la comida, porque yo tengo que darle el visto bueno para ver si es verdad que esa comida está buena, porque no puedo sacar una comida que yo no sepa que tiene el punto necesario para que la gente se satisfaga y quede bien con sus platos. Entonces estoy todo el día, desde la madrugada hasta las 9:00 p.m.

¿Cuál es el ingrediente que nunca va a faltar en las cocinas de sus restaurantes?

El ingrediente que no puede faltar nunca es mi amor y mi cariño.

El próximo año es electoral, ¿cuál sería el deseo de doña Julia para su Panamá en 2024?

Deseo para mi Panamá que se acaben esas politiquerías que hay para ayudarse entre ellos y no ayudar al país. Por favor, que esos partidos que vienen en 2024 sean diferentes, que podamos contar con ellos. Espero que piensen en Panamá, que no piensen en ellos ni en la familia de ellos, sino en Panamá completo, para que esto pueda cambiar algún día, porque va de mal en peor cada día.

Cómo ve a Chitré...

Para mí, Chitré es la ciudad que crece sola y cada día la veo más linda. Pienso que debe de haber autoridades que le pongan la mano fuerte a Chitré para que podamos salir adelante.

¿Alguna recomendación para quienes no se atreven a emprender?

Siempre lo he dicho: no dependan de nadie que no sean ellas mismas, y que se atrevan a echar para adelante, porque el problema es que son muy tímidas y las mujeres tímidas no pueden llegar nunca a ningún lado, tienen que atreverse a emprender con cualquier negocio, cualquier trabajo. Siempre ser luchadora; yo las exhorto a que se atrevan a poner un negocio, hay que atreverse y también saber cuál es nuestra vocación porque a veces no nos damos cuenta a qué podemos sacar partido. Hagan lo que tengan que hacer con cariño, con amor y todo les va a salir bien.

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