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Berta Polo: 'Panamá carece de iniciativas que realcen a los nuevos artistas'
- 10/03/2020 06:00
- 10/03/2020 06:00
Empezó su vuelo en las artes plásticas cuando se graduó del Instituto Nacional de Panamá, mismo día en el que recibió su diploma de la Escuela Nacional de Artes Plásticas del antiguo Instituto Nacional de Cultura (Inac).
Berta Polo, desde muy temprana edad, tuvo pasión por el arte. “Veía a mi madre hacer vestidos bordados, eso me encantaba, me llenaba de emoción y decía: 'yo quiero ser pintora”. En ese entonces el arte no era una profesión, “no era tan conocido en nuestro país. En Panamá solo había una escuela a nivel técnico, por lo que los que queríamos desarrollar esta corriente como profesión, estábamos limitados. Mi intención era ser profesora de arte y para ello tenía que estudiar en una universidad, tenía que viajar y esto era difícil por mis recursos económicos”, sostiene. Sin embargo, su pasión fue más fuerte que las limitaciones. Fue merecedora de una beca otorgada por el Instituto para la Formación y Aprovechamiento de Recursos Humanos (Ifarhu) en 1968, para continuar sus estudios en la Academia de San Carlos de la Universidad Autónoma de México, donde obtiene el título de licenciatura en pintura, en 1973, y en 1975, el grado de maestría en pintura. Continuó cosechando frutos y en 1980 viaja a Francia e ingresa a la Universidad de París, La Sorbonne, donde realizó su doctorado en pintura. “Fui la primera pintora latinoamericana en exponer individualmente sus creaciones en el salón principal de exposiciones de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), en París. Esto hizo posible que diplomáticos de todo el mundo conocieran mi trabajo”, afirma la artista. Además de exponer sus obras en París, Polo ha realizado exposiciones en galerías de Colombia, Panamá, Costa Rica, México, Estados Unidos, España y Taiwán. Elaboró los planes de estudio de la Escuela Nacional de Artes Plásticas de Panamá. Ha incursionado en la escultura, realizando bustos de distintas personalidades. Fue nombrada (2017) embajadora de la Paz en el ramo de Cultura, por la Asociación Internacional de Parlamentarios para la Paz (IAPP, por sus siglas en inglés). Su camino al éxito no estuvo exento de tropiezos. Al terminar los estudios en México y regresar a Panamá, las galerías no le dieron “oportunidad”. “Aunque hoy hay facilidades de estudio en las artes plásticas, considero que el panorama no ha cambiado mucho desde que yo comencé”, asevera.
Hay que reforzarlo. Los niños deben tener más contacto con el arte, deben visitar las galerías. Cuando uno viene de un país donde el arte está en su máxima expresión, donde ves a los niños disfrutando con sus padres en galerías y museos, refuerzas esa idea de que el contacto con todo lo que es arte se debe iniciar desde muy pequeño, eso los motiva.
Lo veo a través de la educación. Imparto la materia de representación gráfica manual y digital, en la Facultad de Arquitectura, Universidad de Panamá. Me duele mucho que hoy día las escuelas secundarias no están ofreciendo educación artística, y cuando los estudiantes llegan a la Universidad presentan grandes deficiencias porque no tienen una formación. El tema de la tecnología, que no es mala, le resta mucho al arte. En la facultad de Arquitectura ya no se dan cuatro horas de educación artística a nivel manual, sino dos, porque las otras corresponden a la tecnología. Eso le impide a la persona desarrollar la destreza manual.
En el extranjero se reconocen los planes y estudios de Panamá. La educación es horizontal y el profesional panameño tiene los mismos créditos, sin importar donde estudie. Pero debo decirte que cuando yo vine aquí a Panamá, no me reconocían en ninguna galería.
Es la más alta manifestación del sentimiento humano. Es algo que trasmites a los demás, lo que el interior te refleja a través de la mente. Cuando haces arte, comunicas tu interior.
Hoy hay muchos interesados por el arte, pero siento que Panamá carece de iniciativas que realcen a los nuevos artistas. El Estado no le está dando la importancia debida. Afortunadamente hoy día se ha hecho un Ministerio de Cultura que esperamos motive a más personas.
El panorama no ha variado mucho. En el caso mío he tenido que luchar sola. No hay ninguna ruta. Si estás interesado en promocionar tus cuadros, es iniciativa personal. He expuesto en hoteles y al conversar con los turistas la mayoría me dice que en Panamá no hay un lugar donde se les informe acerca de la exposición de arte, dónde se puede visitar un museo o una exposición. Ahora veo que el ministro de Cultura se interesa mucho en exponer información, eso es bueno y debe mantenerse y proliferarse.
Que haga más galerías. Que se impartan con frecuencia, por ejemplo como lo hacen en México, talleres de pintura, escultura y cerámica en los parques. Que establezca lugares donde los estudiantes y todos los que están interesados en exponer arte, lo hagan. Es más fácil exponerlo en un parque que en una galería, por eso es que debe abrirse más el paso y darle más oportunidad para que el arte se extienda.
El del amor.
Terminar. Uno empieza con amor, pero cuando va caminando hay algunas cosas como que no están bien y allí uno empieza a corregir y corregir.
Cuando estoy frente al lienzo y al color, todos me hacen sufrir, pero es bonito. Cuando me pongo a pintar pienso mucho en las palabras Antoni Pichot Soler: 'el arte no es más que la relación del artista con el espectador'.
Dolor, eso duele cuando la corrupción o el juega vivo nos están dominando y se están adueñando de este país; es doloroso. Pero trato de que en mis obras se vean las cosas buenas y positivas que tiene Panamá. Solo acariciar el nacimiento del sol en la aurora o acariciar el nacimiento de la luna a través de nuestros mares nos debe conmover y decir, 'Panamá no debe ser manchada, no puede ser violada, dañada'. Tenemos que cambiar esa actitud, es tan fácil hacer cosas lindas.
El de la flor del Espíritu Santo, simboliza lo que todo el mundo desea tener: amor y paz.