Mandarinas

Actualizado
  • 13/01/2024 00:00
Creado
  • 12/01/2024 17:36

Ella, siempre con las puntas de los dedos anaranjadas por el constante pelar de las mandarinas en la finca. Esa peculiaridad hacía casi imposible no fijarse en ella, no notarla.

Él, un hombre de negocios siempre buscando la cura a su calvicie anticipada también a consecuencia de su hábito de estrés continuo.

Ambos, una pareja sencilla, pero exigente, que buscaban respuestas refugiados en sus pensamientos encarcelados hacía más de una década.

Hoy he perdido la última esperanza de ser madre, la calidez de la sangre tibia que recorre mis piernas me lo recuerda. Ese constante vaivén retorciendo, jalándome, matándome... Esta última gota sobre mis siguientes pasos aún no trazados será la última que pisaré antes de terminar enterrada a consecuencia de otro aborto.

Nunca pensé que ser un intento de madre a la que le ha sido arrebatada cualquier posibilidad de dar vida, continuidad, multiplicar su especie, dejar rastro de su existencia, fuera impalpable.

Ahora cuando visto a mis muñecas, las peino, les canto, las arropo, sé que es real cuando veo el rastro anaranjado que dejo sobre la frágil vestimenta bordada de sus sábanas.

Emprendedora entusiasta, fotógrafa y escritora; rebelde con causa y fundadora de Emprendedoras Globales
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