La identidad como parte de un todo, expresada en dos exposiciones de arte

Enrique Martínez Celaya nació cerca del mar. De niño, caminaba por la playa de Caimito (Cuba), maravillado por los tiburones que llegaban a la orilla, sin preocuparse demasiado por el mundo de los adultos. El mar sabía captar su atención.

El artista cubano presenta la exposición ‘Siempre el mar’, en la sala A de NG Art Gallery. La muestra consiste en pinturas, esculturas y obras en papel de los últimos cinco años, todas girando en torno al mar. Estará abierta al público hasta finales de octubre.

“El título ‘Siempre el mar’ refleja la recurrencia del mar en mi vida y su relación familiar como un lugar de pertenencia y un destino eterno, la significación de la imagen y alusiones del mar en mi trabajo y pensamiento, y la importancia del mar para Panamá”, expresa el artista.

En estas pinturas, esculturas y obras en papel utilizan el mar tanto como lugar actual como una metáfora para explorar la identidad, la memoria, el exilio, la pérdida y la redención. “El mar aparece como lugar real y memoria, como un límite a lo conocido y como una fuente de misterio e introspección”.

Martínez Celaya asegura que ‘Siempre el mar’ no es solo una colección de obras. Para él, es un poema cuyo significado surge de “la fricción entre el mar, lo que nos trae, lo que le aportamos, y la naturaleza del arte como material, proceso, pensamiento y emoción. Todo lo que este poema trae es efímero, como un mensaje escrito en la arena, al borde de las olas”.

Comparte que el mar a veces era gentil, “abrazándome con su agua salada y cálida, pero a menudo era implacable, tragándose a hombres, mujeres y niños que nunca regresaban y, durante un huracán, se llevó la casa de mi abuelo, que tenía una larga historia escrita en sal en sus paredes de madera”.

La directora del Centro Espacio Arte y de NG Art Galery, Gabriela Carbonell, durante un recorrido con este medio, describe que “la migración es un elemento muy fuerte que une a todos los latinos y centroamericanos”. Querían que el mensaje de la muestra fuera contemporáneo y actual para generar conversación al respecto. “Por eso, cada una de las obras, con su composición, trata el tema de manera sutil. Martínez Celaya no es un artista que te lo pone todo en la mano; al final, quien se lleva la interpretación es el espectador”.

“Hay obras de diferentes formatos, como esta, por ejemplo, en papel”, explica Carbonell mientras muestra el dibujo de un mar cuya luz del sol se encuentra con la luz de la sala. “Queríamos que la teatralidad de la iluminación tuviera un papel muy específico. Ahora es de día y la iluminación natural junto con la artificial está más balanceada. Sin embargo, quizás en la noche se note más el impacto, ya que la iluminación general de la pared crea una atmósfera homogénea. Queríamos acentuar las pequeñas obras en papel, que son como pequeñas joyas. La materialidad del papel aporta mucho a lo que el artista venía trabajando en este caso específico”.

La directora relata que el artista pasó parte de su infancia en Puerto Rico. Muestra una obra en la que, de manera abstracta, se puede ver el mapa de Puerto Rico en el fondo. En la pieza hay dos personas abrazadas y atadas una a la otra, como arraigadas de cierta manera, con un mar intenso y un fondo oscuro.

En algunas pinturas los bordes están inacabados a propósito. Carbonell explica que la idea es que la pintura va más allá del borde, como si la obra no terminara en el marco, sino que trasciende. “Esta obra te llena, te atormenta o te puede confortar. Genera muchos sentimientos en una sola pieza, dependiendo de cómo la interprete cada persona según sus vivencias”.

La directora califica la escultura ‘El faro’ como una de sus favoritas. “El artista lo transforma en una pequeña ventana de emociones, pensamientos y procesos. El sentido de pertenencia está representado en ese faro. No solo la escultura es la obra, sino también la vitrina que la rodea, que la mantiene contenida. Hay una maleta que simboliza vivencias, recuerdos y memorias, y la potencia que tiene la obra cuando la ves. Todo queda contenido dentro de la vitrina”.

Al pasar a la sala B de NG Art Gallery, ubicado en el recién inaugurado Centro Espacio Arte, se encuentra la exposición ‘Puntos de resistencia’, en la que veinte artistas de diferentes países dialogan sobre la identidad individual como parte de un todo. Las salas están abiertas al público de lunes a sábado, de 10:00 a.m a 6:00 p.m.

“Los artistas comparten sus estilos dispares y discursos afines muy personales. Puntos que se encuentran, se separan y se entrelazan para crear una cosmovisión complejísima. A cada paso de la muestra se hurga en la historia común para rasgar la identidad individual y su entendimiento como parte inevitable del tejido sociocultural latinoamericano, que se expresa a través de diferentes soportes, técnicas, materiales y estilos del arte”, comparte Gabriela Carbonell.

En esta muestra se destacan los antepasados indígenas de nuestros pueblos, “las complejidades del yo, las representaciones más cercanas y familiares o la tupida naturaleza regional”. En algunas obras este mensaje es más explícito y tangible que en otras, “eso denota la relación intrínseca que cada uno se plantea con el mundo”.

“Hay una apropiación de códigos preexistentes que los artistas pretenden conciliar o poner en fricción y ello conlleva a una nueva tipología de símbolos socioculturales. El achiote que tinta el papel, el barro que invade el metal, los colores, los cuerpos, los bosques, las ollas, la estaticidad y el movimiento. Todo en una misma canción continental”, dice Carbonell.