‘(In) Visibles’ revela la realidad de la población refugiada en América Latina y el Caribe

El camino del refugiado no es fácil, como quedó claro para la audiencia de “(In) Visibles”, un mini documental que relata las tribulaciones y el cambio de vida de seis migrantes que actualmente viven el desarraigo en América Latina y el Caribe. Actualmente, existen al menos 108 millones de personas que viven como desplazadas en todo el mundo. De ellas, 22 millones residen en América Latina, tras abandonar sus países debido a motivos de seguridad o violaciones a sus derechos, identidad o integridad como seres humanos.

“Son personas que nunca imaginaron que tendrían que abandonar su hogar, su pueblo, cambiar su idioma, su cultura, su vida, sus amigos y todo lo que los identifica como personas, pero tuvieron que hacerlo para sobrevivir”, destacó Gonzalo Lamela, director del mini documental. Según Lamela, el nombre de esta producción audiovisual busca dar visibilidad a estas personas y abordar los problemas que enfrentan al emprender viajes para preservar sus vidas.

Además, el documental ofrece una mirada íntima y conmovedora al proceso de adaptación de los migrantes y a sus nuevas experiencias de superación en los países que ahora llaman hogar, enfrentándose a la adversidad y los desafíos de vivir lejos de sus países de origen y, en algunos casos, de sus familias.

“No son historias fáciles de contar ni agradables de escuchar, pero es la realidad y es un momento en el que debemos tener más empatía y solidaridad con otros seres humanos”, expresó Margarita Loureiro, representante adjunta de la oficina multi país en Panamá del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), quien asistió al evento.

“(In) Visibles” implicó dos años de trabajo e investigación, durante los cuales la producción buscó historias de personas migrantes y tuvo la oportunidad de conversar con ellas sobre su travesía para escapar de la realidad de sus países. La avant premiere de “(In) Visibles” tuvo lugar al aire libre el pasado jueves en Plaza Catedral, con una amplia asistencia, incluyendo transeúntes del lugar. Este proyecto fue posible gracias a la colaboración del Acnur y la fundación de cine, Ecocinema.

“Hace aproximadamente cinco años, en 2018, justo en esta plaza presentamos Ecocinema Panamá. Nos enamoramos del proyecto y, junto con unos amigos, dijimos: ‘Esto tiene que estar aquí en América, en Centroamérica’. Comenzamos en Panamá y ahora estamos tratando de llegar a toda Centroamérica”, mencionó Rubén Moreno, presidente de esta fundación.

La fundación impacta la vida de 100,000 personas en Panamá y un total de tres millones de personas a lo largo de Latinoamérica. Ecocinema ha llevado a cabo diversos proyectos cinematográficos que acercan el séptimo arte a las comunidades menos privilegiadas, que no tienen acceso usual al cine.

“Con lo que hacemos, democratizamos el cine, llevamos campañas de vida social a las comunidades y, sobre todo, tratamos de que todas estas inspiraciones de vida lleguen a los niños para que vean que hay personas que pueden alcanzar el éxito haciendo las cosas bien”, afirmó Moreno.

Algunos de los programas de impacto social de la fundación, como ‘The Climate Reality Project’, ‘Caravana migrante’ y ‘Teskalt’, han utilizado producciones cinematográficas para concientizar sobre temas como el estado del medio ambiente, el cambio climático, la migración y las poblaciones indígenas.

“La meta de Ecocinema es mostrarle a un público que tiene poco acceso al cine o a las plataformas como Netflix, que muchas veces no tienen ni internet ni luz. Ecocinema hace posible llevar estas películas, estas historias, estas ventanas a otro público y generar cambios”, afirmó Moreno. Para ello, se realizan estudios e investigaciones que permiten que la promoción de estos eventos llegue a la audiencia adecuada y que vean las películas apropiadas, capaces de generar cambios positivos en sus vidas y conectar con la realidad actual de estas personas.

Un ejemplo de esto es ‘Teskalt’, una iniciativa llevada a uno de los 36 pueblos indígenas de México. Consistía en proyectar películas con subtítulos correspondientes al idioma hablado por la población originaria, quienes previamente no habían tenido la oportunidad de ir al cine o ver una película en su lengua materna. De esta manera, Ecocinema sigue impactando la vida de diferentes personas a lo largo de América Latina, en países como Brasil, Argentina, Chile, Colombia, México, Uruguay, entre otros.