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El pequeño Shakespeare
- 07/12/2014 01:00
‘Fue sin querer queriendo’, ‘¡Se me chispoteó!’, ‘Es que no me tienen paciencia’, ‘Síganme los buenos!’, ‘¡Que no panda el cúnico!’, ‘Mis movimientos están fríamente calculados’... Son frases inmortales que han quedados incrustradas dentro de la memoria colectiva de América Latina. Su autor, Roberto Gómez Bolaños, falleció hace más de una semana en su residencia, en el balneario mexicano de Cancún. El creador de personajes tan memorables como ‘Chespirito’, ‘El Chapulín Colorado’, ‘El Chavo’, ‘El Chompirás’, ‘El doctor Chapatín’, y ‘Chaparrón Bonaparte’, murió a los 85 años de edad, rodeado por sus seres queridos.
Durante muchos años Gómez Bolaños no se levantaba de la cama, aquejado de diversos problemas de salud, incluyendo algunos de carácter respiratorio. Su deteriorado estado de salud se desprendía del hecho de que durante más de 40 ‘corrió sin aceite’ en numerosas giras de trabajo. Un precio elevado para una popularidad que rozó el cielo: su cuenta de Twitter sumaba más de 6.5 millones de seguidores al momento de su muerte. La había abierto el 28 de mayo del 2011, llegando a alcanzar a más de 170 mil seguidores en un día.
Su legado marcó una época. Fue escritor, publicista, compositor de música y letrista de canciones populares, además de uno de los grandes actores y comediantes latinoamericanos. Aunque sus entrañables personajes poseían un acento mexicano sus historias resonaron en los corazones de miles de millones de latinoamericanos. De acuerdo con el diario El País la ‘América Latina de Roberto Gómez Bolaños lo amaba, y el sentimiento era mutuo. Salvadoreños, chilenos, brasileños, peruanos, por igual. ‘Ustedes, mexicanos, se creen que por haber inventado al ‘Chavo del Ocho’ han inventado al mundo, ¿no?’, decía un peruano en Madrid hace poco más de un año.
Era un amor que también se sentía en casa, pero con sentimientos encontrados. Es una realidad que, según el rotativo español, algunos niegan de plano. ‘El hecho es que su programa no se ha dejado de transmitir y los derechos por sus personajes generan tantas ganancias que han provocado terribles peleas entre los otrora amigos del elenco’, destaca el diario.
Otros han criticado su humor, calificándolo de ‘simplón, de pastelazo e incluso insultante’. Gómez Bolaños salía al frente de estas críticas recordando que un día, en el servicio militar, ‘se quedó dormido cuando era momento de hacer honores a la bandera. !Cuando se iza el lábaro patrio y todos los jovencitos que cumplen la tarea deben estar firmes y serios -seguía contando el comediante- Pues yo estaba dormido y cuando me despertaron, lo único que se le ocurrió decir fue: ‘!Y a mi qué me importa, carajo!’. Craso error. Su superior, ya bajados los ánimos, le dijo: ‘Antes no te mandé fusilar’. ‘Quizá yo sí merecía algo semejante. Pero la verdad es que no solo amo entrañablemente a mi país, sino que me encanta nuestra bandera y siento algo muy bonito cuando la veo’, reflexionaba el actor.
ENFILADO HACIA LA GENIALIDAD
Gómez Bolaños nació el 21 de febrero de 1929 en Ciudad de México. Aunque estudió ingeniería mecánica en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), nunca llegó a ejercer la profesión. Desde muy joven se dedicó a la escritura de mensajes publicitarios y guiones. Un día, mientras trabajaba en una compañía dedica a la fabricación de vigas y artículos de acero, decide ojear un periódico para escapar del tedio de su funciones. ‘Sin querer queriendo’, como diría su entrañable ‘Chavo’, se topó con un peculiar anuncio en un periódico: ‘Se solicita aprendiz de productor de radio y televisión y aprendiz de escritor de lo mismo’.
En su libro Sin querer queriendo rememora que su primer empleo en una agencia de publicidad estuvo marcado por el mero azar. Cuando llegó a las instalaciones de la agencia D’Arcy había dos filas de solicitantes: una de unas 50 personas y otra de apenas 6, donde se encontraban los que aspiraban a convertirse en aprendices. ‘Mi futuro profesional quedó definido por la diferencia del tiempo que debía permanecer en una fila”.
Pero el tiempo fue sólo un factor. El resto fue la genialidad. Cuando le fueron solicitadas pruebas de trabajos previamente publicados sólo mostró un ejemplar de un diario de su vecindario de la capital mexicana con una columna humorística de su autoría titulada ‘Cuartilla Loca’. Aquel recorte y aceptar un sueldo bajo bastaron para que comenzara su extraordinaria trayectoria.
EL ‘SHAKESPEARE MEXICANO’
Según la revista Semana Gómez Bolaños su puesto como creativo publicitario le sirvió para engancharse en la radio y en la televisión, donde escribió sus primeros guiones.
‘Chespirito’ fue el apodo que recibió, y de forma gratuita. El director de cine Agustín Delgado consideraba al mexicano un pequeño Shakespeare por su talento para escribir, de ahí que le dijera que era un pequeño ‘Shakespearito’, terminó que Gómez acuñó como su apodo, ‘Chespirito’.
Era un hombre orquesta. Fue el único escritor del Sindicato de Trabajadores de Películas Cinematográficas (STPC) que estuvo inscrito en las cinco categorías más importantes: productor, actor, director, guionista y compositor.
El personaje del ‘Chapulín Colorado’ nació en 1970 y un año más tarde, apareció el ‘Chavo’. El resto ya forma parte de la historia de la televisión latinoamericana.