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- 22/01/2015 01:00
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Tener hijos nos enfrenta a experiencias nuevas en infinitos sentidos. Una de las más importantes es la de ser capaces de poder corregirlos en sus diferentes etapas y a la vez seguir brindándoles ese amor incondicional.
Durante sus primeros días, el crecimiento sano se apoya en el establecimiento del vínculo de apego seguro, confiable y estable con los adultos más cercanos que lo cuidan. Es un vínculo que se hace fuerte cuando el bebé encuentra que lo cuidan y protegen con cariño, que lo entienden y que siempre que necesita a sus cuidadores, ellos están ahí.
Junto con ese vínculo que se va creando entre los padres y el recién nacido, debe ir la formación.
Para Alfredo A. Arango, psicólogo y presidente de Sicográfica S.A., durante esta etapa de la vida de los hijos en lugar de corregirlos hay que educarlos pues recién empiezan a conocer y experimentar cosas nuevas.
Más que corregir hay que educar. Los bebés viven según el ‘Principio del Placer’, descubrió Sigmund Freud, en donde su única preocupación es conocer el mundo a través de la boca, para satisfacer una incipiente curiosidad, explica Arango.
El especialista asegura que en los primeros meses de nacidos sus emociones están aflorando y ante el hambre, la sed, el calor, la incomodidad, no tienen otra forma de expresarse que el llanto.
Las madres solteras que pierden la paciencia, ante estos arrebatos infantiles, necesitan acunarlos, hablarles tiernamente, darle mucho contacto corporal, y aprender por qué ‘se portan mal’.
Pero seguramente, tras brindar tanto afecto, surgen dudas sobre si el bebé se está saliendo con la suya. Al respecto Arango afirma que no hay otra forma de educarlos, que dedicando tiempo a descubrir sus señales para atender sus necesidades sin embargo, desde ahí se les enseña a que no pueden pasar todo el tiempo en brazos, agregó
La herramienta principal en la educación de un bebé es darles amor en abundancia para conocerles y poder establecer la correción llegado el momento indicado.
Pues durante esta etapa (meses de nacidos), según el especialista ellos no comprenden que están siendo corregidos ya que no han llegado al tiempo cuando inicia el ‘Principio de la Realidad’.
A los 3 o 4 años, inicia el ‘Principio de la Realidad’, cuando aprenden a controlarse y se les enseña que deben avisar cuando desean ir al baño. Es el inicio del aprendizaje, de que hay que vivir con reglas. En esta etapa, algunos progenitores pierden la paciencia y se desesperan, sin embargo hay que guiar a los hijos con extrema paciencia y consistencia, explicó Arango