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- 22/09/2024 00:00
- 21/09/2024 15:25
Nos encontramos inmersos en un mundo que nos invita a pelear constantemente, ya sea por nuestras creencias, por la seguridad de nuestras familias o por el bienestar de la sociedad en general.
Este estado de alerta, semejante al instinto de “lucha o huida”, no solo afecta nuestras emociones, sino también nuestra percepción de la realidad. Nuestra mirada se estrecha, nuestro enfoque se reduce a los conflictos inmediatos, y esta respuesta fisiológica nos puede llevar a sentirnos aislados y confrontativos, alejándonos de una visión más amplia y empática de quienes nos rodean.
A veces, un simple ejercicio como relajar la mirada hacia los lados puede ayudarnos a reiniciar nuestro sistema nervioso, dándonos una pausa para reflexionar y reconsiderar nuestras reacciones.
En este caso, la lectura se convierte en una poderosa herramienta para reconectar con nuestra empatía y expandir nuestra perspectiva, porque la rutina de leer nos ofrece la posibilidad de habitar otras mentes, comprender diferentes puntos de vista y explorar las muchas dimensiones de la experiencia humana.
Leer nos invita a ralentizar, a procesar con calma y a reflexionar sobre las complejidades que a menudo se pierden en el ruido diario. En lugar de caer en la polarización de lo “correcto” o “incorrecto”, la lectura nos abre un espacio para descubrir los matices y contradicciones que existen en la vida de cada persona.
Este acto de detenerse y escuchar es también uno de los pilares de mi más reciente libro El Arte de Escucharte, en donde se plasma una pregunta crucial: ¿qué sucede cuando realmente aprendemos a escucharnos a nosotros mismos? En lugar de dejarnos llevar por el ruido exterior, debemos profundizar en nuestro diálogo interno, ser conscientes de la voz que habita nuestras cabezas.
Escuchar no es solo oír; es un acto intencional que requiere presencia y apertura. Solo cuando aprendemos a escucharnos de verdad, podemos entender quiénes somos, qué deseamos y cómo podemos dirigir nuestras vidas hacia metas que realmente nos representen.
Este proceso es un viaje hacia la autenticidad. Solo cuando estamos en sintonía con nuestra verdad interior, podemos tomar decisiones que reflejen realmente nuestros valores y anhelos.
Aunque el exterior esté lleno de ruido, siempre podemos encontrar en nuestro interior ese espacio de calma desde donde tomar decisiones más conscientes y alineadas con nuestras verdaderas necesidades.
¡Tú puedes escucharte mejor!