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De la danza a la poesía
- 21/08/2024 00:00
- 20/08/2024 17:36
El primer pensamiento que pasa por la mente del espectador ante un espectáculo de danza es la soltura, la ligereza y la flexibilidad de ese cuerpo privilegiado. El talento de haber nacido así. Toma un poco más de tiempo reflexionar en todo el tiempo y sudor invertidos, esa preparación, esa persistencia que es la responsable de los logros de esa figura humana que vemos en escena.
Corvas en el trapecio, poema que da nombre a la ópera prima de Ximena Eleta de Sierra, nos lleva a detallar el control sobre el cuerpo que requiere la persona que se dedique a la danza aérea. “pelvis sobre la barra/ manos a los lado de mi cadera/ piernas en tijera/ derecha delante de la barra/izquierda detrás/ inhalo/ [¡suéltalo, Ximena, déjate ir]/ exhalo/ al vacío/ me despeño/ 360° después, cierro mi corva derecha sobre la barra/ la barra me sostiene/ mis manos me aseguran/ (alivio)...”.
Lo mismo ocurre con la poesía. Leer el resultado final no tomará más de unos minutos. Pero el tiempo y la dedicación que toma completar un poema, es otra cosa.
‘Corvas en el trapecio’ es el resultado de siete años de trabajo de Eleta de Sierra, con su tutor, el poeta Salvador Medina Barahona quien además tuvo a cargo la edición de este primer poemario bajo su sello El Duende Gramático. La presentación se dio en el marco de la FIL Panamá, conducida por la poeta Mar Alzamora.
¿Por qué siete años?, como bien comentó Alzamora, no todos los procesos son iguales, algunos son más cortos, algunos son más largos. En el caso de Eleta, su intención inicialmente no era publicar su trabajo. Lo hacía para ella misma. Cuando la cuenta de poemas llegó casi al medio centenar, su tutor la persuadió y finalmente ella aceptó. “Son tan válidos los pensamientos y los sentires de cualquiera; eso me llevó a publicar. Es como en la danza, que uno puede bailar para uno mismo, pero en algún momento es casi una necesidad el compartirlo porque somos seres sociales”, dijo la autora.
¿Cuándo escribes si nunca tienes tiempo? Le llegaron a preguntar. Sobre el proceso que llevó esta colección de poemas, explica Eleta que dedicó una vez al mes a reunirse con su tutor, salvo muy pocas excepciones a trabajar en poemas escritos ya fuese en un avión en un viaje de trabajo o durante las vacaciones o fines de semana. Si no había poemas nuevos, pues se establecían ejercicios: escribir sobre una pieza musical escuchada, sobre una obra de plástica o simplemente una situación.
Algunas veces salía algo, en otras no”, admite. “Siempre hubo esa constancia y como ella está expuesta al arte la mayor parte del tiempo, digamos que en ese sentido no había tanta resistencia”, cuenta Medina Barahona.
“Hicimos estos trabajos de écfrasis, y eso fue dando resultado a textos que además exigían la incorporación de la perspectiva literaria porque no es nada más lo que yo siento acá; hay una manera de decir en la poesía. Y Ximena estuvo muy dispuesta a ese proceso”, detalló Medina Barahona. El trabajo con aliteraciones, anáforas y asonancias dio fruto en un libro, de acuerdo a su editor, “muy contemporáneo”, con poesías que ‘tiran’ a prosa, con prosas que ‘tiran a poesía’ y que además tocan una diversidad de temas.
“Esto no es cualquier cosa, aquí hay un trabajo de tiempo, hay un conocimiento de la persona y también un respeto por lo que ella hace, porque hay varios poemas sobre la danza Y qué bueno que estén aquí porque para mí es una manera incorporar a los artistas de la danza en la literatura, porque los bailarines tienen que leer y bueno los escritores no tenemos que bailar, pero deberíamos (ríe)”, bromea Medina Barahona.
El contenido del libro está seccionado en cuadernos, uno dedicado a los sueños, otro a la naturaleza, uno a las alusiones, a las otredades y, por supuesto, a la danza. De repente, estos poemas pudiesen invitar a la creación de una puesta en escena... una rica manera de cerrar el círculo.