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- 24/03/2023 00:00
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En la agreste selva de Gamboa se cuentan leyendas de espíritus que son capaces de doblegar la voluntad humana y reducir la psiquis de nuestra especie a su más primitiva condición. Son seres protectores de la jungla, que están dispuestos a hacer lo que sea con tal de preservar el balance natural.
La relación de los espíritus con los humanos es complicada, pues los espectros no son capaces de entender la avaricia desmedida que tienen las personas y los males que son capaces de hacerle a la naturaleza, con tal de saciarla.
Es por eso que cuando la deforestación alcanzó niveles inaceptables, estos espíritus decidieron atacar, esparciendo un virus caníbal que ocasionó decenas de muertos, y que solo puede ser curado con un amuleto perdido en el trópico.
Esta es la premisa de Tropicalypse, el cortometraje del maratonista etíope Mulget Amaru, que fue proyectado a principios de este mes en Gamboa, y que según su director fue producto de los lugares que visitó en ese pueblo.
“Escribí el guion basado en los lugares que viste [en Gamboa] y, como la mayoría de esos lugares estaba cubierta de vegetación, se me ocurrió la idea de Tropicalypse, un apocalipsis en el trópico”, comenta Amaru a nuestro medio.
Se trata de una producción de habla inglesa y enfocada en el terror, que contiene un fuerte mensaje en pro de la preservación ambiental. Tropicalypse nos recuerda que debemos cuidar la tierra”, dijo el director.
Sobre el desarrollo de la cinta, Amaru menciona que tomó 14 meses de desarrollo, dos de filmación y otros 12 para la creación del maquillaje, utilería, postproducción y otros aspectos.
“Fue difícil hacer este corto”, confiesa su director y guionista, quien señala que la falta de presupuesto y no contar con el personal adecuado en todo momento, fue un gran obstáculo. “A veces pasaba dos meses sin filmar, por tener que esperar a que alguien con tiempo libre me ayudara”, revela.
Pese a esto, Amaru considera que Tropicalypse: The last Amulet es una producción que destaca por su conexión con la naturaleza y entorno natural, que dentro de la temática apocalíptica no se suele ver con frecuencia.
A esto hay que sumarle el factor de la pandemia por covid-19, la cual, para el cineasta etíope, ayudó a que el público “comenzara a creer que hechos como los que narra esta cinta pueden ocurrir en cualquier momento”.
Aunque se trata de una película extranjera, Panamá tiene a su representante en esta producción, Zoe Hoyos, una niña de 9 años que interpreta a Dawn y quien en entrevista con La Estrella de Panamá comenta su experiencia en este cortometraje.
“Me gustó mucho participar en esta película y ojalá pueda participar en otra”, dijo la joven actriz, quien destaca que aunque no pudo ver toda la cinta, pues era de terror, sí pudo ver la última escena. “Ese fue un momento muy lindo, yo tenía ganas de llorar”.
Un sentimiento compartido por sus padres, Iván y Vielka, quienes dicen que al ver a su hija en el filme, sintieron “un gran orgullo, no solo por verla en una pantalla de cine, sino porque está haciendo lo que le apasiona”, asegura la madre de Zoe.
“Estoy orgulloso de ella porque actúa súper bien, se nota que es algo que le gusta”, agrega el padre.
Entre las escenas que más le gustó grabar, explica la joven intérprete, se encuentra una en la que su personaje tiene que comer pan. “A mí me encantaba repetirla, porque estaba muy rico”, dijo.
Con relación a los temas que no le gustaron del rodaje, Zoe señala que muchos de los lugares de grabación estaban repletos de mosquitos, y que el calor tampoco jugaba a su favor. Además, al ser un filme de terror, tuvo que grabar en sitios que le daban bastante miedo.
“Nosotros grabamos escenas en el hospital abandonado de Howard, algo que me dio mucho miedo”, confiesa la actriz, quien recuerda que los grafitis y la oscuridad del lugar lo hacían bastante tétrico.
“Antes de comenzar a grabar fuimos al área infantil del hospital y había un dibujo del pato Donald desgastado y rayado, lo que me dio más miedo”, agregó la joven.
Sobre la participación de Zoe en una cinta de terror, sus padres afirman que era una de sus preocupaciones. “Al inicio, cuando Mulget nos presentó la idea, le preguntamos cómo iba a tratar la temática, sin exponer a Zoe al terror”, aclaran.
Una duda que fue resuelta durante la grabación, cuando se percataron de que todas las tomas en las que su hija estaba involucrada con los caníbales, fueron grabadas en dos partes, una con Zoe en solitario y otra con los demás actores, para después mezclarlas en postproducción.
Como ejemplo de esto, los padres mencionaron una escena en la que había caníbales y cuerpos cubiertos de sábanas y sangre, en la que Zoe no participó, sino que fue agregada después al cuadro.
“Mi guion estaba en inglés y Zoe hizo un trabajo maravilloso pese a no ser su idioma; realmente es una excelente actriz, ojalá los cineastas panameños vean su habilidad”, pondera Amaru, sobre la participación de la niña.