Así se vivió el emotivo funeral del papa Francisco. El evento reunió a mas de 200.000 personas en la Plaza San Pedro, con la presencia de 130 delegaciones...
- 12/01/2019 01:00
De ‘Rastro de caracol' (1977)
Adónde he caído con estos sentimientos
Adónde han caído
(sí, mis sentimientos, esa palabra sin contenido
Preciso, usada, desprovista de dignidad).
No puedo creer, nunca creí, que el amor es puro miedo,
Espanto a lo desconocido, apego a la gente en busca
De protección llenos de amabilidad y encanto:
...pero quien a solas vive se desliza como las
Gotas de agua
En una masa sin forma, sin percibir una real
Y auténtica relación
Con el llamado mundo exterior que rodea y separa,
Segrega y atormenta.
Mi soledad no es la de un pordiosero
Aunque mendigando me las pasaba sin propiciar burla
Ni atractivo.
Esa soledad ya familiar, la del que vive en este mundo
Ajeno a los elementos que lo componen.
(Poder reconocerse en la relación establecida
Que nos aleje de nosotros,
Internándonos en una vastedad que otra persona encierra
Bajo su piel como la lluvia en la tierra,
E ingresar sin tosquedades a un silencio nuevo y
Desconocido,
Así, juntarnos unos a otros, perfectamente diseñados:
Dejar, en total abandono, las proporciones y las simetrías,
Organizadas tan maquiavélicamente como divinas:
Una destreza sin igual para vincular cuerpos y ánimas,
Pues el cuerpo posee el ciego lenguaje de los objetos
Que se reconocen en el tacto).
¡Malditas sean las leyes de la vida!
Pareciera que se elaboran en una continuidad dada,
En un orden irreversible,
En una complementación sucesiva donde lo que hago
Se vincula a lo que hice,
Del diseño al boceto terminando en la versión final:
Cada tiempo poseía sus condiciones para —obedeciéndolas—
Juntarnos en una relación que los cuerpos como dos soles
Rodaran al vacío sobrepasándonos más allá del cielo
Y el horizonte.
El ordenamiento del tiempo,
Cotidiano y cronológicamente bien distribuido
Evitando errar sin punto preciso / sin vergüenza...
Porque qué hago aquí, adónde me han llevado,
Qué he hecho de mi persona,
Yo que no tuve nada y no podía soportarlo
O lo tuve mal, en el caos, desesperadamente por unirme
A alguien,
He convertido mi vida en ésas que dan rondas a la noche
Buscando huir y negar lo último que nos queda:
Las llamas apagándose y consumidas vemos las cenizas
De una existencia donde nada, sólo las dulces mentiras,
Las despiadadas, las piadosas —y allí la desgracia—
Alteraban los contenidos y las formas espantándola,
Aunque también cobarde, humana, impía, amargamente.
Soy pues el anciano, la vieja, el abuelo de nadie,
Ya que éste que me llama papá no es mi hijo,
Y el muchacho que viene es el muchacho y no
Mi esposa...
ABELARDO SÁNCHEZ LEÓN
Autor
Nació en Lima, un 17 de febrero de 1947. Está vinculado a la Universidad Católica del Perú, donde hizo estudios de Sociología y donde ha enseñado en las Facultades de Arte y Ciencias Sociales. Desde el año 2000 es profesor del Departamento de Ciencias y Artes de la Comunicación.
Ha publicado diez libros de poesía, reunidos, en 2018, en un tomo titulado Poemas reunidos , bajo el sello Lumen, de Penguin Random House.
También ha escrito cinco novelas ( Por la puerta falsa , La soledad del nadador , El tartamudo , El hombre de la azotea y Resplandor de noviembre ). Y dos libros de crónicas: La balada del gol perdido y El viaje del salmón .
En 1980 obtuvo la beca Guggenheim. Ha trabajado por más de veinte años en la ONG Desco y escribe eventualmente en El Comercio sobre temas culturales y deportivos.