'No sirve migrar a Panamá'

Actualizado
  • 05/01/2023 00:00
Creado
  • 05/01/2023 00:00
En el libro 'Mujeres indígenas migrantes' se recopilan los testimonios de mujeres indígenas que explican las discriminaciones que sufren cuando migran a la capital
Imágen del libro 'Mujeres indígenas migrantes'

Las mujeres indígenas sufren de discriminación y trabajan en condiciones paupérrimas cuando migran hacia la ciudad de Panamá. Estas problemáticas son algunos de los principales hallazgos del libro 'Mujeres indígenas migrantes, de la autora Eugenia Rodríguez.

El texto, que fue realizado junto con el historiador Francisco Herrera, se hizo con el propósito de conocer las dinámicas de los patrones migratorios en las comarcas, territorios, y los principales lugares urbanos donde habitan las aborígenes.

“La migración viene a responder a una realidad que se vive en la comarca, marcada por una economía que cada vez depende más del dinero, y la única forma de obtenerlo es migrando”.

De alguna manera la situación las expulsa, añade la experta, porque las más jóvenes reciben una educación para vivir fuera de la comarca. “Las educan para formarse como profesionales. Ellas generan expectativas de formarse como profesionales y eso solo lo pueden hacer en la ciudad”.

Y cuando migran a la capital de Panamá se encuentran con una aterradora realidad: “Aquí pasan mucha discriminación en el trabajo. También racismo. Malas condiciones en las casas que alquilan”.

El empleo que más realizan es el de cuidadoras o trabajadoras domésticas. “Unos de los trabajos donde más se presenta explotación. Entre las trabajadoras del hogar en Panamá, ellas son las que peor están. Reclaman mucho: nosotras somos panameñas y nos tratan peor que a las colombianas o nicaragüenses, ¿por qué?: porque somos indígenas”.

La migración ocurre cada vez más en soledad; antes migraban en familia, ahora lo hacen solas. Se insertan en las casas de familia “donde se les vulneran los derechos laborales y sin vacaciones”.

El trabajo que realizan en la capital “sirve para mantener a sus familias que quedaron en el origen [comarca]. Muchas veces sus hijos se quedan al cuidado de la abuela. Se da la paradoja de que las mujeres que migran del interior, cuidan hijos ajenos”.

“Hay mujeres que dejan a sus hijos para cuidar de otros, y para ellas es muy doloroso. Ella saben que están haciendo algo muy importante porque están consiguiendo recursos para su familia, pero por otro lado, es doloroso porque tienen que criar a otros hijos”.

El proceso de recolección de información

El trabajo se hizo de forma cualitativa, es decir que entrevistaron a unas 50 mujeres. “Por ejemplo, en el barrio de Las Garzas de Pacora, para trabajar con mujeres ngäbe; Vacamonte, Arraiján, para trabajar con gunas; Emberá Purú, San Miguelito, para trabajar con emberá”.

En el caso de las ngäbe, migran solas para trabajar, sobre todo en empleos domésticos, pero eso no ocurre con las gunas; las gunas migran solas, pero muy pocas se insertan en trabajos domésticos.

“Aunque todas –ngäbe, gunas y emberá– están atravesadas por las mismas realidades de discriminación, se ven diferencias entre ellas”.

“Una mujer después de compartirme su relato, me dijo: no sirve migrar”, aseguró la antropóloga Rodríguez durante una conversación con La Estrella de Panamá.

“Prácticamente las políticas contribuyen a que ellas salgan. Las transferencias monetarias y los subsidios se desarrollan mucho en las comarcas. Esto hace que la población genere mucha dependencia con su trabajo económico y productivo. Genera dependencia, y como los subsidios no alcanzan, porque nunca son suficientes, entonces es ahí que viene la migración”, agregó.

“No hay políticas para favorecer actividades productivas propias, agregó la autora”, ya que no hay créditos para favorecer que puedan producir, comercializar. “Tampoco hay políticas de educación intercultural para que los niños no piensen que la mejor vida es en la ciudad, o sea que una buena vida también se puede lograr en la comarca”.

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