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- 01/06/2020 00:00
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Sin princesas salvadas por príncipes ni niñas desvalidas. A pesar de las múltiples luchas por una sociedad sin violencia y más igualitaria, existen situaciones y actitudes sexistas, desiguales y violentas. Para alcanzar o acercarnos a este anhelado equilibrio hay eslabones clave para tener en cuenta, entre ellos las creencias arraigadas, enseñanzas transmitidas de generación a generación en la que los cuantos clásicos infantiles tienen un rol relevante.
“Érase dos veces' es una segunda oportunidad para los cuentos de siempre. Sin sexismo, sin violencia ni desigualdad. Cuando empezamos a leer los cuentos clásicos a nuestra hija Violeta, nos dimos cuenta de que le estábamos transmitiendo que las princesas esperan y los príncipes deciden, que los lobos devoran a las abuelitas, que las brujas no son sabias... Así que decidimos reescribirlos”, detallan Belén Gaudes y Pablo Macías, autores de 'Érase dos veces' a Cuatro Tuercas. “Ahora”, añaden los padres de Violeta, “se los leemos también a nuestro hijo Nicolás, porque los chicos también son pieza fundamental en este cambio necesario”.
En los últimos tiempos surge el debate sobre los valores que se transmiten en los cuentos clásicos o populares al igual que en las producciones de la pantalla grande y pequeña. Nos referimos a aquel material que presenta al sexo femenino como débil, dependiente de un hombre para ser feliz y supuestamente triunfar. La trama gira en torno a estereotipos sexistas, acciones dramáticas o crueles para los niños y siempre con final supuestamente feliz.
Esta jornada de debate se ha intensificado brotando enérgicamente en los hogares y en tertulias, sin distinción social. Hoy, es también fuente de inspiración para el desarrollo de iniciativas editoriales; es el caso de “Érase dos veces” y Pequeocio.
El catálogo de la editorial Cuatro Tuercas plasma la sinopsis, edades recomendadas e imágenes de los interiores de la colección “Érase dos veces”.
“Érase dos veces una niña llamada Caperucita. Una Caperucita que, en esta ocasión, no temerá a ningún lobo, no se asustará de unos grandes dientes y tomará sus propias decisiones. Esta versión del cuento comienza igual que la original, con Caperucita yendo a visitar a su abuelita. Pero, en esta ocasión, la historia la llevará por un camino distinto, donde nadie se come a nadie y las cosas no son lo que parecen. Es una niña respetuosa con el medio ambiente y con los animales que lo habitan. Toma sus propias decisiones y no actúa por miedo, sino por responsabilidad”.
Gaudes y Macías, una pareja de publicistas, explican a El País el día que redescubrieron con su hija Violeta “Cenicienta”. “En la historia se cuenta que la belleza es una cualidad imprescindible; que un príncipe puede elegir esposa como si fuera a una zapatería, solamente por el aspecto externo; que las princesas siempre esperan, que su fin es casarse, y que son ellos los que tienen las aventuras y los que deciden. Nos chocó mucho y revisamos los clásicos: de dónde venían, por qué se escribieron en su momento, su contexto... y decidimos reescribirlos partiendo siempre del original, porque nuestro proyecto cobra sentido cuando se compara con el clásico”, dicen.
El clásico de Blancanieves también pasó por la pluma de los publicistas. En esta versión se plasma una Blancanieves que, en esta ocasión, no será la más bella del reino, no será rescatada por un beso de amor ni se irá en brazos de un príncipe azul. Esta princesa decide independizarse y acaba viviendo con siete jóvenes mineros. “Estos nos muestran un modelo de masculinidad nuevo: saben limpiar su casa, cocinar... y no necesitan a nadie que los cuide. Nuestra Blancanieves se muestra como una muchacha decidida y valiente que acaba trabajando como minera con sus compañeros. Y mostramos lo absurdo de la obsesión de la madrastra por la belleza, que hace que incluso deje de reír para evitar que le salgan arrugas”, resalta Cuatro Tuercas.
Hansel y Gretel también experimentan la metamorfosis al igual que La sirenita. En la versión a manos de Gaudes y Macías, a los niños no los abandonan en el bosque y aprenden a vencer sus miedos; mientras que la joven del mar no renunciará a su propia identidad por amor, y nadie le pedirá que lo haga.
La Bella Durmiente no será ni tan bella ni tan durmiente; luchará contra dragones y será ella quien rescate al príncipe; y Bella no se enamorará de la bestia, precisamente porque descubrirá que la auténtica belleza está en el interior.
Otra iniciativa que reinventa los cuentos clásicos es Pequeocio, una página con contenido dirigido a los infantes.
“Ceniciento y las zapatillas mágicas”, “este cuento infantil de la psicóloga Carolina Fernández revisa uno de los grandes clásicos de la literatura infantil: “Cenicienta”. Pero, tal y como acostumbra, lo ha puesto todo patas arriba. Aquí Cenicienta se convierte en Ceniciento y su sueño no es casarse con la princesa, sino descubrir el mundo”, apunta la página web Pequeocio.
Otra historia puesta al revés por Fernández es La Bella y la Bestia, la cual convierte en Bello y Bestia. “En ella se habla de la excesiva importancia que los padres damos al aspecto de los niños (y no solo los padres, la sociedad en general). Una historia sobre lo que hay que valorar de verdad, y sobre la importancia de inculcar a nuestros pequeños ese amor y respeto por uno mismo y por lo que de verdad somos”, zanja Pequeocio.