“No dejo de oír a la gente pidiendo auxilio, su hilo de voz perdiéndose en la oscuridad y la silueta de un hombre en el techo de su coche alumbrada por...
El regreso de la monarquía inglesa en 'The Crown'
- 10/11/2022 00:00
- 10/11/2022 00:00
Hace poco más de 6 años, el cineasta Peter Morgan nos entregó una nueva serie de época, semi realista y con altas dosis de drama sobre la vida de la realeza de Inglaterra: los Windsor. La serie, que esta semana estrena su quinta temporada en la plataforma de 'streaming', Netflix, ya cuenta con un 'fandom' arraigado que ha esperado lo nuevo de Morgan centrado en la vida de los Windsor entre 1991 y 1997.
La serie logró ganar varios premios Emmy en 2020 por su innovadora y cautivante forma de narrar y mostrar la vida de los Windsor tras bambalinas en el pasado medio olvidado de la historia de una de las casas reales más impactantes de la historia. Desde su gestión, la serie contó con críticas mixtas sobre su tratamiento hacia partes históricas, incluso por parte de los Windsor, sin embargo, su popularidad se ha incrementado al pasar de las temporadas, llegando así a su quinta entrega con un nuevo elenco.
Aún siendo una serie que se centra en la realeza y los cambios de época que atravesó Inglaterra bajo el gobierno de la reina Isabel II -quien falleció el pasado 8 de septiembre-, el estilo de Morgan logró mantener una línea lo suficientemente congruente para disfrutar cada episodio desde la coronación de la reina Isabel II hasta la famosa boda de Lady Diana de Gales. Ahora, Isabel II es interpretada por Imelda Staunton ('Harry Potter y la orden del Fénix'), luego de ser interpretada en las primeras dos temporadas por Claire Foy, y en la tercera y cuarta por Olivia Colman.
Staunton asciende al trono de la serie con una cabellera blanca y la respectiva corona que sirve de simbolismo perpetuo de los Windsor, para arrancar una nueva época de desafíos y secretos. Tras el impecable trabajo de Morgan para la cuarta temporada, encontrando el balance entre los conflictos de la monarca con la ex primera ministra Margaret Thatcher y con su ex nuera, la princesa Diana de Gales, no está de más esperar una gran trama para la serie con esta nueva temporada de 10 episodios que han sido estrenados en un paquete único para la plataforma de 'streaming'.
Las primeras críticas de diversos medios de comunicación especializados no se han hecho esperar, y mientras algunos como Vulture y The Guardian clasifican a los nuevos episodios como un “inevitable desastre” o “un final adecuado para una serie aburrida”, otros como Variety dan un poco de reconocimiento a Morgan por “encontrar algo más que decir” sobre la época en la que se encuentra.
Si bien 'The Crown' no se considera a sí misma como una serie de hechos estrictamente tomados de los libros de historia, sí toma una posición de respeto hacia lo que realmente sucedió en aquellos años. La libertad artística de Morgan le permite crear escenas donde la poco conocida faceta emocional de Isabel II se muestra a sus familiares - mayormente a su hermana Margaret-, como un balance entre su deber como monarca y su calidad humana.
Quienes conocen la verdadera historia de la monarca podrán distinguir los cambios realizados por Morgan y su equipo, desde la forma de hablar del personaje de Staunton, hasta algunas líneas agregadas a discursos y conversaciones que, como audiencia, no nos consta que hayan sucedido. Sin embargo, el drama del divorcio de Diana y el príncipe Carlos (en esta oportunidad interpretados por Elizabeth Debicki y Dominic West, respectivamente) promete ser el centro de atención de la temporada, dejando en segundo plano los demás conflictos que atravesó la casa real durante la década de 1990.
“La quinta temporada enfrenta un tiempo de mucha crítica, desconfianza e incertidumbre”, comentó Morgan en una serie de videos tras bastidores publicados en las redes sociales oficiales de la serie. “Al principio vimos que el pueblo realmente estaba pensando '¿necesitamos a la realeza? ¿Necesitamos a la reina?' y es ella la que tiene que atravesar esa tormenta”, comentó Staunton.
Durante el primer episodio, que da tono al resto de la serie, vemos a una Isabel II que ha sido catalogada por su pueblo como “anticuada”, “antipática” y “fuera de moda”, mientras que el príncipe Carlos toma una mayor relevancia en la vida política del país. Asimismo, vemos las primeras pinceladas hacia lo que será la revelación de la entrevista de la princesa Diana de Gales para la BBC y su efecto dominó en el resto de las relaciones de la familia real.
La actuación de Debicki, quien sostiene una responsabilidad mayor a la de Emma Corrin, -puesto que enfrenta las consecuencias de las debilidades de la princesa y su matrimonio, expuestas en las temporadas anteriores-, se mantiene en un punto favorable en comparación con la princesa real, fallecida en 1997. “Debicki es muy fuerte en un papel que desafiaría a cualquier intérprete; Emma Corrin absorbió todo el mal uso marital que hizo que Diana se sintiera agraviada, mientras que Debicki se queda a cargo de lo que le sigue”, indicó una reseña en la revista digital Variety.
De igual forma, West ha recibido críticas por su actuación como el príncipe Carlos, un papel que sufre distintos cambios de tono tras el trabajo realizado por Josh O'Connor en temporadas anteriores. Mientras el actual rey Carlos de la vida real se mantiene al margen mientras sigue organizando su transición al trono tras la muerte de su madre, el Carlos de West cae en una interpretación “caricaturesca” y compleja de un hombre atrapado en medio de sus propios laberintos y un entorno que se resiste a la transformación integral de sus principios. West trabaja de cerca con Olivia Williams, quien interpreta a Camilla Parker Bowles, en una relación extramarital que se volvió rápidamente la comidilla del Reino Unido y el resto del mundo en esta era.
Su presentación ante las cámaras, exacerbada por el dramatismo que requiere la serie, muestra la infelicidad de Diana, Carlos y Camilla en medio de un triángulo tóxico que se termina por romper en las condiciones menos favorables. Las demás relaciones matrimoniales se ven atormentadas y crean conflictos para la nación. “La Casa de Windsor debería unir a la nación. Dando un ejemplo de la vida familiar idealizada”, comenta el primer ministro John Major (interpretado por Jonny Lee Miller). “En cambio, los miembros mayores de la realeza parecen peligrosamente engañados y fuera de contacto. Los jóvenes miembros de la realeza son irresponsables, y se encuentran perdidos”.
Hay mucho por desempacar de la serie, siendo uno de sus puntos fuertes el trabajo del compositor Martin Phipps -quien ha colaborado desde la tercera temporada-, en su travesía por contarnos sin palabras los secretos, conflictos y la gravedad de los mismos en medio de una nación que enfrenta el cambio y una serie de eventos desafortunados en su historia. Desde su pieza “The Diana Effect”, presente en la cuarta temporada, Phipps toma con maestría la historia de tanto la princesa, como de los demás personajes activos en la serie, creando un cuadro coherente de emociones, reacciones y experiencias que van más allá del guión plasmado.
Otro punto importante que da énfasis a la trama desde el primer episodio -bajo la dirección de Jessica Hobbs-, es el conflicto de la crisis económica y social de Reino Unido en esta era, mientras los intentos de Carlos por “modernizar” a la familia real se encuentran con una pared de tradicionalismo y perspectivas conservadoras.
Un pequeño vistazo a la princesa Margaret (Lesley Manville) nos deja ver lo que depara a su historia en el resto de los episodios, donde la conexión entre ella y la reina se verá tensionada por errores del pasado y heridas que no logran sanar por completo, lo que hace resonar una frase de la reina Isabel II: “ “Si no podemos reconocer los errores de nuestro pasado, ¿cuánta esperanza por una reconciliación puede existir?”.
Con un ritmo un poco menos acelerado que en temporadas pasadas, 'The Crown' se sostiene como una serie digna de ser vista tanto por quienes nos enganchamos en su primera temporada, como por quienes apenas se enterarán de su existencia, aún cuando la dirección deberá tomar una ruta mucho más intencional y menos centrada en sólo una parte de la historia, de querer seguir al aire para su próxima continuación.