El barrio de Chualluma en Bolivia, es único en la ciudad de La Paz ya que todas sus paredes están pintadas de colores que resaltan los rostros de las cholas,...
- 29/05/2016 02:00
- 29/05/2016 02:00
Esta pizzería, no sé, no me convence. La pizzería es italiana. Luce limpio y elegante el lugar y me han dicho que la pizza es buena, pero, digo, repito, no sé. La dueña sonríe (sonríe demasiado) y conversa con los clientes. Se ha enamorado de una niña de traje amarillo. La niña corretea alrededor de las mesas y la dueña aplaude y dice cosas en italiano. No sé. No me convence. ¿Hacen buena pizza estos italianos? Supuestamente sí. Son de la ciudad misma de la pizza en Italia, cuyo nombre he olvidado, por supuesto. La dueña de la pizzería se ha rascado el culo. Bueno, seamos claros y justos, no se ha rascado el culo, lo que se dice el mismísimo culo, es decir no se ha rascado el ano, se ha rascado una esquina de la nalga, lo que le queda de nalga, y luego ha tomado en esa misma mano con la que se rascó un menú y se lo ha dado a unos clientes que acaban de llegar. Los italianos han contratado a personal panameño. Los panameños son solo meseros. En la cocina, o más bien en el espacio donde están el horno y las mesas para amasar que tienen a la vista para todos, solo hay italianos. Italianos calvos, pero peludos en el resto del cuerpo. (Hacen la pizza a la vista de todos. Eso siempre me ha parecido sospechoso. No me gusta. Me parece sospechosísimo. ¿Yo para qué quiero ver cómo amasan y lanzan al aire y tal y tal?). La mesera panameña que me atendió ha sido fría. No grosera, pero casi, lo cual me molesta aun más, porque es como si se estuviera aguantando las ganas de explotar y mandar todo a la mierda. ¿Le pagarán bien los italianos? ¿Estará realmente buena la pizza italiana? He pedido una pizza estilo americana, es decir gringa, por si las moscas, o por si la italianada, mejor dicho. ¿Cómo se llama esta pizzería? No lo sé. No recuerdo. No me fijé. Digamos que se llama pizzería ‘Carlo Emilio Gadda', para, irónicamente, resumir. ¿Sabrán los dueños de la pizzería quién fue Carlo Emilio Gadda? ¿Le habrá gustado la pizza a Carlo Emilio Gadda? Mónica Belluci, actriz italiana, por otro lado (o por el mismo lado) es la mujer más hermosa del planeta y eso no tiene ni como negarlo los mismos italianos. Pero Berlusconi también es italiano, carajo. Y el apellido ‘Martinelli' también es italiano, carajo y medio. La pizza ha llegado. Muerdo. Está riquísima. Muy rica. Me pondría ahora mismo a describir el sabor, color, olor, tamaño de la pizza, muy a lo Gadda me detendría en cada pedazo de peperoni, en cada trocito de tocino, en cada montañita de queso, pero no tengo tiempo ni, todo hay que confesarlo, ganas. Ya voy por el segundo pedazo de pizza y quedan ocho. La dueña me sonríe desde la barra. La niña de amarillo se ha dormido en los brazos del padre. La dueña italiana mira a la niña con ternura. Sale a atender a otros clientes y de nuevo se rasca el culo. La dueña, es importante decirlo, tiene entre sesenta y setenta años, por lo cual decir que se rasca el culo es lago exagerado. Se rasca, como dije antes, lo poco que le queda de masa en la parte trasera de su cuerpo, esa masa que podría servir para la próxima pizza. La dueña dice algo en italiano, mira hacia mi mesa, me ve comer y me sonríe. Es feliz, creo. No conoce a Carlo Emilio Gadda, tampoco a Ítalo Calvino, estoy más que seguro. No pasa nada. Las patrias son anchas. La pizza está muy buena. Soy fan. Culo.
POETA Y MÚSICO