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- 23/10/2020 00:00
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Hace 25 años, en junio de 1995, se constituyó el Patronato de Panamá Viejo, que es responsable del sitio arqueológico del mismo nombre, para rescatar de la desidia histórica los restos del primer asentamiento que fundaron los conquistadores españoles en tierras del Pacífico. Casi dos décadas antes se había designado como conjunto monumental histórico. El área donde se ubicó esa primera ciudad está entre las desembocaduras de los ríos Algarrobo y Abajo, en lo que puede llamarse la cintura más angosta del istmo.
Este conjunto de ruinas, hoy puestas en valor para deleite de visitantes y estudiosos, comprende los vestigios del primer asentamiento europeo sobre el litoral pacífico, así como una serie de restos y enseres de los primeros habitantes del istmo de Panamá. Esa primera ciudad fue fundada el 15 de agosto de 1519 por Pedrarias Dávila y el año pasado se celebraron sus 500 años, con todo el respeto y altura que tal acontecimiento merecía. La comisión que se formó para esa celebración trabajó arduamente por dos años a fin de abarcar todos los aspectos que la fecha ameritaba: adecuación de un museo interactivo que recogiera la historia del sitio histórico, la publicación de testimonios de la importancia de la ciudad de fuentes tan importantes como el Archivo de Indias, en Sevilla, la impresión de placas de circulación de los vehículos por ese año, la emisión de sellos postales conmemorativos y de tarjetas prepago de celulares y también de crédito por parte de las empresas de telecomunicaciones y bancos que han respaldado permanentemente su impecable accionar. También se realizó un foro de novela histórica, con la participación de connotados escritores de España, Perú, Colombia y México, así como exposiciones de los artículos encontrados en las excavaciones, y un interesante estudio que realizó la Dra. Bethany Aram titulado “An ARTery of Empire” sobre los primeros pobladores, que se puede consultar en el sitio www.upo.es/investigacion/artempire/.
Esta primera ciudad tuvo unos 10 mil habitantes en el siglo XVII y formaban parte de la élite de lo que se llamaba Tierra Firme. También ostentaba ser la sede de la corona española y en ella funcionaban las autoridades administrativas de la Iglesia católica, que eran la base de la sociedad colonial de ese entonces.
Como destino manifiesto de nuestro país, su función estuvo estrechamente relacionada con las expediciones de conquista que partieron a América del Sur, pero más relevante fue el papel estratégico como eje de una de las rutas comerciales más importantes de la época, lo que la colocó en la situación privilegiada de la que todavía goza nuestro país, al servicio del tránsito internacional. En 1671 fue destruida por el pirata inglés Henry Morgan y sus restos fueron abandonados, mudándose la ciudad a lo que actualmente se conoce como Casco Antiguo. Si bien la desidia por la historia dejó que la maleza e invasiones de sus áreas produjeran un avasallante deterioro, la preservación arqueológica de los restos históricos de las estructuras importantes se mantuvieron, y se les ha dado valor.
Su extensión en el siglo XVII era de unas 60 hectáreas. El actual Conjunto Monumental Histórico de Panamá Viejo comprende 28 hectáreas que incluyen las ruinas de las edificaciones más importantes de la época colonial como vestigios arqueológicos de los períodos prehispánico y colonial. La Unesco (Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) lo incluyó en la lista de Patrimonio Mundial en julio de 2003.
En el año 1995 se creó el Patronato de Panamá Viejo durante la administración del presidente Ernesto Pérez Balladares. Se puso fin a siglos de desidia y se inició un proyecto que ha resultado de los más exitosos que ha tenido Panamá en la conservación de los sitios históricos y emblemáticos. Desde 1912 las ruinas habían sido declaradas monumento público, pero no fue hasta mediados del siglo XX cuando se iniciaron obras que vinculaban el sitio con el resto de la ciudad. El modelo de funcionamiento implementado hace 25 años ha permitido al patronato manejar fondos públicos, al tiempo que recibe donaciones de empresas o fundaciones que le permiten funcionar, investigar y adecuarlo para los visitantes, tanto locales como extranjeros.
Debido a que el sitio ya era parte de la extendida ciudad de Panamá, en 2007 se modificaron los límites de este, creándose una zona de amortiguamiento, y posteriormente se reubicó la vía Cincuentenario fuera de su perímetro.
El patronato funciona como una organización de régimen mixto, que lo integran el Club Kiwanis de Panamá, el Ministerio de Cultura, la Autoridad de Turismo de Panamá, Banistmo y la Fundación Rilemo. Esa figura de patronato, que ha probado ser exitosa cuando es bien administrada, como es este, lo convierte en un ente administrativo independiente y con autonomía propia para la toma de decisiones y el manejo de los fondos, los que están comprometidos exclusivamente con la gestión que se desarrolla en el sitio.
Todos los esfuerzos y recursos del patronato se concentran en la conservación, protección, investigación, promoción desarrollo y puesta en valor del conjunto monumental. Con la enorme responsabilidad de administrar un valor patrimonial incalculable, se ha enfocado en gestionar de manera integral, atendiendo por igual las necesidades en materia de conservación patrimonial, investigación arqueológica, promoción turística, educación, integración a la comunidad circundante y nacional y el buen uso del sitio. Nada se ha improvisado, se ha seguido un plan maestro que dicta las políticas y planes de acción. Se mantienen las excavaciones arqueológicas y de investigación históricas que ilustran a los visitantes sobre el lugar y se intervienen algunos monumentos, tanto para evitar su deterioro y facilitar su interpretación como para permitir que sean usados para eventos culturales como conciertos, desfiles de moda y reuniones sociales.
El patronato cuenta con una junta directiva; su dirección ejecutiva, que ha estado a cargo de la Lic. Julieta de Arango, de impecable ejecución y reconocimiento internacional, es la responsable de la programación, planificación y coordinación de los distintos proyectos, actividades y tareas que realizan. Se han ido integrando departamentos de arquitectura, arqueología, conservación, así como de promoción, educación, mantenimiento y contabilidad. Sus resultados financieros son entregados puntualmente a la Contraloría General de la República y en todos estos años ni una sola anomalía se ha encontrado.
Gracias al patrocinio de empresas, ha podido llevar adelante un programa educativo que promueve el conocimiento crítico del valor histórico, arquitectónico, arqueológico, patrimonial y natural de Panamá Viejo. Y mucho más importante, se ha integrado a las comunidades vecinas a las actividades que se realizan, para que lo cuiden como propio.
Ahora, como parte del programa de los 500 años, planeado con dos años de anticipación, se ha visto enriquecido el lugar con el establecimiento de una librería y un museo interactivo, que complementa la visita y la oferta de realizar eventos, además de la iluminación nocturna de las ruinas más emblemáticas. El año pasado, el rey de España visitó el lugar y entregó un hermoso regalo que se exhibe en la entrada del museo, y el 15 de agosto fueron muchos los eventos que se realizaron para celebrar los 500 años de la fundación de la ciudad, algunos con la presencia del presidente Laurentino Cortizo y su esposa, Yazmín. El Consejo Municipal celebró su tradicional reunión en la torre de la iglesia, y entregó al expresidente Pérez Balladares el reconocimiento de hijo meritorio por haber tenido la visión de otorgar al patronato los instrumentos que lo rescataron del olvido.
Enhorabuena por este cuarto de siglo de trabajo ejemplar y que sigan el sendero de la ejecución transparente y docente que hasta ahora los ha caracterizado.