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Las palabras importan: el impacto de la narrativa en la realidad migrante
- 14/07/2023 00:00
- 14/07/2023 00:00
Al hablar de un otro, se hace referencia a una persona o cosa distinta de la que se habla, así lo define la Real Academia de la lengua Española (RAE).
La línea que separa a la identidad de la otredad, el 'ellos' y el 'nosotros', es una de las partes más importantes de la actual narrativa sobre los migrantes que activamente desarrollan diferentes medios de comunicación y gobiernos del mundo.
Según la periodista mexicana especializada en la migración, política y movimientos sociales, Eileen Truax, la otredad que se les asigna a los migrantes al hablar de ellos puede resultar en el miedo, el desconocimiento y el prejuicio de la población, los tres ejes principales, de acuerdo con la experta, de la xenofobia.
“Los periodistas están jugando un papel clave en la forma en que la sociedad entiende la migración”, menciona Truax, durante su primer conversatorio en Panamá, 'Movilidad y migración: superando los riesgos asociados a la migración irregular'.
Y es que los medios de comunicación cuentan con una gran responsabilidad al informar sobre la realidad de las fronteras y el flujo migratorio en el mundo.
La narrativa que se decida visualizar influenciará cómo son percibidas las personas en movilización, sin embargo, la migración es usualmente calificada como una crisis o un problema por estas vías de información.
A pesar de esto, de las 8.000 millones de personas que conforman la población mundial, en la actualidad, solo 281 millones son migrantes, de acuerdo con las cifras que presenta la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en su último reporte del movimiento migratorio global, publicado en 2022.
Las 'avalanchas' de migrantes a las que se refieren los medios, solo conforman el 3,6% de la población en el mundo, y de estos migrantes 146 millones son hombres y 135 millones mujeres. Además, hay 41 millones de niños y 26 millones tienen estatus de refugiados.
“El problema de la migración' es una de las frases hechas que más escuchamos desde todos los ángulos y esto quiere decir que cuando pensamos en migrantes, pensamos en un problema”, explica la periodista experta en migración.
En el caso de Panamá, más de 56 nacionalidades transitan por la selva de Darién en grandes grupos todos los años. Según María Isabel Saravia, subdirectora del Servicio Nacional de Migración (SNM), sin embargo, nunca se ha atribuído el flujo migratorio a una nacionalidad en específico, pues “estas fluctúan y van de acuerdo con las necesidades que los seres humanos no pueden satisfacer en sus países de origen”.
En 2023, el número de personas que ha recibido Panamá durante su trayecto hacia países como Estados Unidos supera los 200.000 migrantes, como especifica el SNM en la última actualización que brindó esta institución el pasado 5 de julio.
“Esta es una situación en la cual las cifras son inéditas, entonces el rol de cada uno de nosotros dentro de la sociedad [para hacer frente a la migración] es importante, ya sea como agentes de gobierno, comunicadores, personas en movilidad o personas nacionales”, destaca Saravia, compartiendo su experiencia en el abordaje de la migración durante el II Foro de Comunicación y Migración.
Aunque Panamá es un país humanitario, que históricamente ha reconocido los derechos de las personas migrantes debido a su historia, la seguridad de las fronteras todavía sigue existiendo: barreras como pruebas biométricas para la identificación y autenticación son comunes para evitar la entrada de criminales al país.
Sin embargo, existen líneas muy delgadas entre ambas situaciones, que en algunos casos son confundidas. De acuerdo con Carlos Pérez, oficial de Prevención del Delito de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Onudc), sí existe una tendencia global de la criminalización de la migración, impulsado por el discurso en medios y en la sociedad sobre los migrantes.
La criminalización de las personas en movilidad irregular no solo pone en peligro su proceso de legalización en el país en donde se les es iniciado un proceso legal u otros países, también amenaza el cumplimiento de sus derechos humanos en las fronteras.
Según Tatiana Chacón, especialista en comunicación con comunidades de la OIM, si los medios siguen hablando de la movilización humana y los migrantes utilizando adjetivos y metáforas negativas, se seguirán construyendo escenarios para accionar ante estas personas como amenazas.
Narrativas que utilicen términos refiriéndose a la migración como una crisis o problema, puede tener graves resultados para quienes se movilizan de manera irregular en búsqueda de una vida mejor, y justifican utilizar la fuerza para proteger a la población de un país de los migrantes, al representarlos como una amenaza para la seguridad nacional.
“La migración y el delito son dos fenómenos que de alguna manera conviven. No se puede pensar que en contextos migratorios no haya ocurrencia de delitos, porque sin duda los hay, pero creo que el gran error que ha llevado un poco a este refuerzo de la criminalización es ubicar la responsabilidad, o la carga de la prueba, en el migrante”, también destaca Carlos Pérez.
Este mismo experto también comenta que la perspectiva se pierde cuando se abordan temas como la trata de personas o el tráfico de migrantes y se considera que las víctimas de estos delitos son responsables del mismo, a pesar de que la mira debe estar en las organizaciones criminales que atentan contra la integridad de personas que se movilizan hacia otros países y los nacionales.
En casos como estos y otro tipo de situaciones, hay oportunidades para que los medios y periodistas construyan narrativas y escenarios sobre cómo abordar la movilización desde un punto de vista menos perjudicial hacia los migrantes irregulares.
De acuerdo con Chacón, uno de los elementos clave para abordar este tema a nivel narrativo es justamente hacerse muchas preguntas sobre qué otros aspectos de la migración no se están tomando en cuenta actualmente.
“¿Puede haber problemas relacionados con la migración o a la gestión migratoria? Claro que sí, pero cuáles son las otras cosas que deberíamos estarnos preguntando: ¿cuáles son las razones? ¿Cuáles son los aportes?, entre muchas otras cosas que usualmente pasan desapercibidas cuando hablamos de migración”, señala la especialista.
Pero para Eileen Truax todo empieza cuando se comprende que la migración no es un asunto de uno o dos países en el mundo, sino un tema global.
Según la periodista, la forma en que se entiende la movilidad humana no cambiará solo modificando políticas de una ciudad o haciendo propuestas desde un solo partido político, se necesita un proceso global en el que hay que cambiar desde las narrativas hasta la forma en la que se entienden las fronteras.
Y es que cuando se habla de migración, se suele pensar exclusivamente en el tránsito, cuando realmente la migración es un ciclo muy amplio, en el cual el tránsito es el momento más dramático y que causa el mayor interés mediático.
La movilización es un periodo breve comparado con el movimiento migratorio que va desde cuando una persona sale de su lugar de origen, hasta que establece una vida en una nueva sociedad, y las generaciones que nacen o crecen en este proceso.
La visibilización de las demás etapas que comprenden el proceso de moverse de un país a otro puede crear empatía y crear una nueva narrativa sobre la realidad de los migrantes. Esto no debe confundirse con limitarse a contar historias sobre los migrantes que den lástima, sino ir un poco más allá y dar una visión integral sobre todo lo que comprende el fenómeno migratorio.
“La migración es mucho más que un discurso negativo, pues tiene muchísimo que aportar a nuestros países”, expresa Truax.
Romper los mitos y mostrar otra cara con la riqueza que brinda la migración, en contraste con el proceso traumatizante y en algunas ocasiones inhumano que puede ser la movilización, es una responsabilidad que solo comparten los periodistas, comunicadores y medios de comunicación.
La resiliencia de los migrantes, los aportes culturales, sociales o económicos que hacen a otros países o el proceso de aprender otras costumbres, y en algunas ocasiones, un nuevo idioma son situaciones que no se toman en cuenta a nivel narrativo, pero que humaniza y destruye la barrera del 'otro'.
De hecho, los migrantes son una parte fundamental de algunas economías, como es el caso de países como México y El Salvador, en los cuales gran parte de la población es sostenida por las remesas que envían migrantes.
Según la OIM, más de $700 millones fueron enviados en remesas internacionales en los años de 2019 y 2020. Además, países con más de 60% de población nacida en otros países, según datos del Pew Research Center, como Qatar, Kuwait y Emiratos Árabes Unidos, cuentan con un buen resurgir económico y gran cantidad de mano de obra.
Por otro lado, sensibilizar a las comunidades de origen sobre las personas en tránsito y su destino mediante la comunicación activa, también es importante, asegura Tatiana Chacón.
Con las herramientas necesarias y el trabajo en conjunto se puede transformar paulatinamente el discurso de estereotipos y prejuicios, que actualmente recibe la sociedad, a uno que abogue por el respeto por los derechos humanos, especialmente el derecho a migrar.
Todo esto puede traducirse en campañas de sensibilización que partan con los derechos humanos y la empatía como su centro, para luego abordar otros elementos importantes de la migración.
“La pregunta que yo les pido que se hagan todo el tiempo sobre los migrantes es esta: ¿cómo es vivir todos los días de tu vida, sin importar cuánto tiempo haya pasado, llevando el estigma de ser 'el otro'?”, concluye Truax.