La reunión de este miércoles 13 de noviembre en la Casa Blanca entre el presidente saliente de Estados Unidos, Joe Biden, y el mandatario electo, Donald...
- 11/03/2021 00:00
- 11/03/2021 00:00
Cuando hacemos un recorrido por el tiempo y la historia del arte nos encontramos ante un mundo con marcado acento masculino. Desde la Edad Media, e incluso antes, podemos observar que la participación femenina en la representación artística está fuertemente vinculada al ámbito del entretenimiento, principalmente a las escenas de género y costumbristas.
El mundo de la mujer ha estado, tradicionalmente, limitado a expresiones de talante íntimo, decorativo o relacionadas con el placer sensorial, excluyendo su participación en temas que abordan problemáticas sociales o políticas cuyo ámbito era de dominio, casi exclusivamente, masculino.
Tal vez por esta y otras muchas razones las mujeres han tenido dificultades, no solamente para incursionar en la plástica, sino también para mostrar un mundo desde la valoración y la óptica femenina más allá del papel “embellecedor” que le había sido otorgado por los hombres. Representadas como musas, diosas, alegorías o simplemente víctimas de las tragedias de un mundo en el que los hombres ostentan el poder y la acción.
Si miramos hacia el cine, podremos observar que, en numerosas ocasiones, la mujer se muestra como “bella y sumisa” y poco a poco va pasando a “rebelde, pero problemática”. También nos ofrece el prototipo de mujer “osada”, pero incapaz de medir las consecuencias de sus actos por lo que finalmente tiene que ser salvada por un hombre. Es frecuente la mujer rebelde, decidida, dominante que logra sobresalir profesionalmente, pero emocionalmente inestable y por tanto limitada en el ámbito personal. Por no hablar del prototipo de “mujer fatal” ampliamente explotado por el cine.
Desde este punto de partida, es posible entender porqué la mujer ha jugado un rol diferente en las artes. Sin embargo, encontramos a grandes exponentes, que sobre todo a partir de los años 70, han tratado de mostrar su propia visión del mundo y romper con una perspectiva del arte construida desde lo masculino.
Antes de las reivindicaciones feministas existieron mujeres que trataron de abrirse camino en el mundo del arte en diferentes tiempos y geografías, con un común denominador, mostrarle al mundo el arte desde la perspectiva de la mujer.
En primer lugar, y como precursora del arte reivindicativo de la mujer (ya que, como mencionamos, formalmente estos movimientos se consolidan a partir de los años 70), debemos mencionar a Artemisia Gentileschi (1593-1653), pintora italiana del periodo barroco, adscrita al tenebrismo de Caravaggio. Aunque bastante desconocida, es una de las artistas más relevantes de su tiempo.
En su obra 'Judith y Holofernes' (1614), podemos observar la convulsa complicidad entre dos mujeres que con absoluta determinación cortan la cabeza de un hombre. Con un descarnado realismo, nos presenta una acción implacable, dos mujeres que no titubean ni se compadecen a la hora de hacer justicia.
En algunas ocasiones se ha querido ver esta obra como una posible reivindicación feminista.
Con un carácter totalmente diferente, tenemos a la francesa Berthe Morisot (1841-1895), conocida por ser la primera mujer que participó en el movimiento impresionista, al que después se uniría también Mary Cassat.
Se caracteriza por los estudios de la luz y el color a través de escenas cotidianas y en algunos casos intimistas, en un momento en el que el tema carecía de importancia.
Formada con Camille Corot, tuvo un papel destacado en el desarrollo del Impresionismo francés exponiendo junto a artistas de la talla de Degas, Renoir y Monet.
Su obra 'Detrás del desayuno' consiguió batir todos los récords de las subastas de la famosa casa de apuestas londinense Christie's, y fue vendida por $11 millones.
La obra de Sonia Delaunay (1885-1979) fue determinante como pionera en el desarrollo del arte no figurativo. Nacida en Ucrania, casada con Robert Delaunay. Juntos desarrollaron el orfismo, que utiliza la luz y el color como medio de crear espacio y formas de manera abstracta.
En el París de los años 20 tuvo una estrecha relación con los grupos dadaístas y surrealistas, y colaboró con ellos en la producción de proyectos teatrales y cinematográficos.
En su obra 'Vestidos simultáneos' transfiere al lienzo sus investigaciones con el color y la forma. Vale la pena mencionar que Sonia era diseñadora de modas y estos vestidos existieron en realidad.
En 1964 se convirtió en la primera mujer a la que se le honraba con una exposición en el Museo del Louvre.
Frida Kahlo (1907-1954), una emblemática pintora mexicana que combina en su obra un lenguaje próximo al surrealismo, del que nunca formó parte, con un estilo que se ha considerado por algunos expertos como naïf folclórico.
En algunas ocasiones también se han querido ver acentos expresionistas en la obra de Kahlo. Utiliza su cuerpo como escenario de su expresión artística, estableciendo una especie de conflicto entre ser mujer, con la consecuente excesiva valoración de la belleza del cuerpo femenino. Propone trocar esa visión desfasada por una apuesta a la inteligencia y a la capacidad creadora de la mujer.
La vida de Frida Kahlo estuvo marcada por una enfermedad infantil y por un accidente en su juventud que tuvo serias repercusiones en su salud. Casada con el muralista mexicano Diego Rivera que influyó poderosamente su vida y su carrera artística.
En la actualidad, su obra se considera de gran transcendencia y punto de referencia para explorar la óptica femenina del arte.
Al hablar de mujeres con enorme transcendencia en el arte no podemos dejar de mencionar a Esther Ferrer (1937), artista interdisciplinar, nacida en España y con una obra centrada en los performance y considerada como una de las mejores artistas españolas de su generación.
Conocida por sus actuaciones conceptuales y radicales. Sus propuestas estéticas incluyen objetos, fotografías y sistemas basados en series de números primos. Su lenguaje plástico es próximo al Dadá y al arte conceptual, introduciendo lo divertido, grotesco y absurdo.
En el caso de Ana Mendieta (1948-1985), de origen cubano pero exiliada en EE.UU., es una de las artistas hispanas más reconocidas dentro del arte contemporáneo.
Su lenguaje plástico incorpora movimientos como el performance y el Body Art. A través de su cuerpo representó y creó obras con las que mostró su personalidad luchadora, reivindicativa y provocadora con un enfoque eminentemente feminista.
Marcada por el exilio, dedicó su producción a criticar a la sociedad que le rodeaba para después gritar corporalmente el rechazo y el sufrimiento causado por temas como el racismo, la política, la violencia, la marginación y el exilio.
Su vida acabó trágicamente la edad de 36 años al caer desde la ventana de su apartamento. Un final fatídico y paradójico para lo que fue su vida, una constante lucha reivindicativa por la igualdad y la protección de la mujer
Debemos mencionar también a Yayoi Kusama (1929), artista y escritora nacida en Japón en 1929 que se establece en Nueva York.
A lo largo de su carrera ha trabajado con una gran variedad de medios, incluyendo pintura, collage, escultura, arte performance e instalaciones, la mayoría de los cuales exhiben su interés temático en la psicodelia, la repetición y los patrones.
Kusama es una precursora de los movimientos del arte pop, minimalismo y arte feminista e influyó a sus contemporáneos Andy Warhol y Claes Oldenburg. Es reconocida actualmente como una de las artistas más importantes de origen asiático.
Las obras de la artista japonesa son muy cotizadas mundialmente. En 2008, la casa de subastas Christie's vendió en Nueva York una de sus obras por más de $5 millones.
Por último, vamos a referirnos a la estadounidense Helen Frankenthaler (1928-2011), artista expresionista abstracta influenciada por la obra de Jackson Pollock y Clement Greenberg.
Su carrera alcanza plenitud en 1952 con la exposición del cuadro 'Montañas y mar', una obra de gran tamaño que tiene el efecto de una acuarela, aunque fue pintado con óleo.
Pinta directamente en un lienzo sin preparar, de manera que el material absorbe los colores. Diluía la pintura al óleo con trementina o queroseno de manera que el color empapase el lienzo eliminando cualquier sensación de tridimensionalidad. Esta técnica formará parte de la conceptualización del minimalismo.
En la actualidad, las mujeres han realizado obras desafiantes, proponiendo una nueva mirada que incorpora su particular visión del mundo. El arte, al igual que los nuevos tiempos, apuesta por la equidad y la pluralidad de enfoques en contraposición a la mirada sesgada que debe quedar a perpetuidad en el pasado.