La luz, del gótico a Palladio, una invitación a vivir las ciudades

Una exhibición de la fotógrafa panameña Alegre Saporta nos anima a hacer un recorrido por Venecia y Vicenza para admirar su arquitectura
El Teatro Olímpico, Vicenza

Detalles de edificios de otros tiempos, grandes columnas, estatuas, espacios monumentales registrados en Venecia y Vicenza, por el lente de la panameña Alegre Saporta se exhiben en el vestíbulo del Museo del Canal Interoceánico hasta el 27 de junio. Ellas forman parte de la exhibición 'La luce dell'architettura veneziana del Gotico a Palladio', inaugurado el pasado 2 de junio, con motivo de la 75ma fiesta de la república italiana, dedicada a la ciudad de los canales que celebra su aniversario 1,600.

El recorrido fotográfico invita a conocer “algunos de los aspectos constitutivos de la identidad cultural y artística itliana”, una identidad que se expresa, “a través de una civilización material de la cual la arquitectura, la capacidad de diseñar y construir espacio privados y públicos son el ejemplo de un diálogo continuo con la historia, el paisaje, la luz y la vida de las comunidades”, según palabras del embajador italiano Massimo Ambrosetti.

“Desarrollamos la exposición en cuestión de semanas, desde el montaje hasta el catálogo, la selección de las fotos, todo...”, comenta la fotógrafa y arquitecta Alegre Saporta. Si bien este proyecto se había iniciado en 2019 con una invitación hecha a Saporta para “conocer, estudiar y fotografiar” el patrimonio arquitectónico de la civilización veneciana y véneta, a través del Centro Internacional Andrea Palladio de Vicenza, la situación de la pandemia había dejado en pausa la presentación de ese trabajo.

“Fui en octubre e inmediatamente a mi regreso surgió la posibilidad de hacer la exposición en marzo. Pero ese mes, con la llegada de la pandemia a Panamá todo se cerró. Pensé incluso que se había perdido la oportunidad de hacer esta exposición ya que iba a ser muy complicado obtener los fondos para la impresión de las fotos; es una exposición costosa. No veía posible realizar un evento de esta categoría en estos tiempos, pero la Embajada de Italia decidió hacerlo para reactivar la actividad cultural en Panamá”, cuenta.

“Finalmente inauguramos y en verdad me siento orgullosa de lo que presentamos. Inicialmente pensé en una exhibición más chica, pero me di cuenta, al montar la exposición que por el tamaño del edificio unas imágenes pequeñas se iban a perder. Había que ampliarlo mucho”, explica.

El puente de los suspiros, Venecia

Algunas de las imágenes cuelgan desde el cielo raso, cubriendo los amplios ventanales del museo. Otras, están reproducidas en mamparas, también altas. Otras impresiones de estas imágenes engalanan las paredes del vestíbulo. Algunas destacan el colorido de la decoración o su relación con el paisaje. Otras, en blanco y negro, destacan la maestría de estas obras arquitectónicas.

El proyecto

El embajador Ambrosetti sintió curiosidad por el trabajo de Saporta, de quien una gigantografía había sido obsequiada al anterior embajador, Macello Apicella. Al conocer algunas de sus obras y enterarse que es arquitecta, nace la idea de que Saporta desarrollara un proyecto sobre la arquitectura de Andrea Palladio en Vicenza.

El tiempo sería corto, por lo que había que aprovechar cada minuto. “Tenía solamente una semana para cumplir con la comisión de tomar las fotos de la arquitectura de Palladio en Vicenza. Y estaba muy cerca de Venecia, una de mis ciudades favoritas y decidí ir un día, luego volví otro día”, cuenta con una sonrisa. Cómo no visitar Venecia, pero esto requeriría de una organización al milímetro.

“Me organicé desde varios meses antes, porque hay edificios que abren ciertos días, en otros días está cerrados, en algunos debes pedir cita; algunos están muy cerca uno del otro... ni yo me creo lo organizada que fui… hice un calendario y tuve que seguirlo al pie de la letra porque si no, no hubiera podido completar el proyecto”.

Y afectan otras variables, por ejemplo, el clima. “De esa semana, llovió tres días pero tenía que ver cómo entregaba y punto”, recuerda la fotógrafa.

Palazzo Thiene, Vicenza

De vuelta en Panamá, y con las fotos de Vicenza y Venecia, el enfoque de la exposición se amplió.

Ambrosetti, oriundo de Padua, también en la provincia de Vicenza, seleccionó fotos de edificios en las que era evidente cómo el gótico veneciano va abriendo camino a la arquitectura Palladiana sin reñir y cómo ambas corrientes van a formar parte de la cultura arquitectónica de Italia.

“Mi visión es más urbana y la exposición me la imaginaba completamente diferente, pero cuando me senté con el embajador a ver foto por foto, eso me abrió el panorama, fue un gran aprendizaje para mí”, sostiene.

“Aunque tenga nociones del trabajo de Palladio y la arquitectura italiana, mi visión es muy diferente, además, trabajo y vivo en Panamá. Llegar a este lugar donde todos los edificios son enormes, tienen una escala humana importante, la experiencia fue muy valiosa. El embajador conoce cada edificio, dónde está, qué representa… y surgió entonces el concepto de la exposición cuyo elemento principal es la luz y cómo el recorrido del sol va transformando los edificios, va pintando una sombra, va encuadrando una escultura o una ventana, cómo la luz da vida al estilo de Andrea Palladio”.

Plaza San Marcos, Venecia
Andrea Palladio

La vida del arquitecto paduano Andrea di Pietro della Gondola, conocido como Andrea Palladio, cambió cuando trabajando para el poeta humanista y académico Gian Giorgio Trissino fue enviado a Roma. Maravillado por las ruinas antiguas se dedicó a estudiarlas y reinterpretarlas para aplicarlas en su propio tiempo. Venecia, con una gran cantidad de edificios góticos abriría espacio para este vanguardista arquitecto quien flexibilizaría las reglas de la arquitectura clásica para utilizarlas ya fuese en templos, palacios y villas.

En Venecia, construyó las iglesias de San Giorgio Maggiore e Il redentore, en la ciudad de Vicenza, donde se establecían familias adineradas construyó palacios, la mayoría de ellos, en las principales calles de esta ciudad. Estas mismas familias encargarían al muy solicitado arquitecto que construyera sus casas de campo, las hoy conocidas villas de Palladio.

Basílica Palladiana, Vicenza

“No existe alguien que el día de hoy haga un edificio con ese nivel de detalle. Y estamos hablando de obras que se construyeron en los 1500”, asegura la fotógrafa. “La primera obra que vi y la que más me impactó fue el Teatro Olímpico situado muy cerca de donde estaba hospedada. Ver cómo diseñaron una escenografía con una perspectiva en vivo, en aquel tiempo, es impresionante, simplemente espectacular”, dice. “Hoy gracias a la tecnología, el concreto, el acero, es mucho más fácil construir un edificio. En 1500 se usaba la piedra, todo era tallado, todo era pintado. Hoy nadie invierte en ese trabajo artesanal, en ese trabajo de máximo detalle. Esa obra me dio además a entender el contexto del trabajo de Palladio, el nivel de detalle, además, todo es grandioso, todo es opulento”, agrega.

Sin embargo, no se trata solo de hermosos edificios. El éxito y parte de la razón por la que Palladio sigue siendo reconocido, al día de hoy es porque esos espacios llamaban a la vida y al disfrute. Eran espacios donde se vivía y se sigue viviendo.

“En Vicenza tienes calles muy estrechas y estos grandes edificios, pero de repente te encuentras con una plaza donde todo se abre. Entras a esta plaza que lo enmarca todo y donde hay tanta vida urbana, es donde la gente se encuentra, la vida se conecta de alguna manera. No es solo un escenario bonito sino un centro que acoge a todo el mundo”, recalca Saporta.

Y este principio es tan importante hoy como en el Renacimiento. “Debes saber conectar el edificio con su entorno. No es simplemente hacer un edificio, emplazarlo en un lote baldío. Es cómo la gente transita a través de él. Y esto se nos ha olvidado un poco”, asegura.

Para Saporta, esta es una gran lección que nos deja este arquitecto del cinquecento. Sus obras conectan con todo: con la plaza, con otros edificios, con patios interiores, con el campo, con muchos aspectos”.

Sobre Venecia, cuenta la arquitecta que cuando la visitó pro primera vez, se enamoró de ella por su condición de ciudad peatonal. “No existe ningún carro y hay cultura en cada cuadra, museos…”. Pero es consciente de los cambios que ha tenido la Serenísima. “cada vez hay más gente, hay muchísimos turistas, se entienden los problemas estructurales que tiene y que resuelven con rapidez”, reconoce.

Villa Barbaro, Vicenza

Y caminar, ya sea en Venecia o en Vicenza, permite “apreciar más la arquitectura que te rodea, la naturaleza, vez a los vecinos interactuando, ves la vida que hay en las plazas”.

La arquitectura de Palladio y la exposición en el Museo del Canal Interoceánico hacen una invitación a vivir más las ciudades, disfrutarlas, descubrirlas y mirar esos detalles que están allí todos los días y que pasamos por alto.

Foto de detalle de la Villa Almerico Capra, Vicenza, en una de las salas del Museo del Canal

“Ese fue otro aprendizaje de este proyecto. Esta visita te hace un llamado a caminar, a oxigenarte y a inspirarte, porque estas cosas también te inspiran”, concluye.

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