La Ciudad de Saber conmemoró su vigésimo quinto aniversario de fundación con una siembra de banderas en el área de Clayton.
- 10/04/2022 00:00
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Kanto, que es parte de la isla de Honshu, probablemente sea la más famosa de las regiones, ya que hospeda a la capital y es la más poblada. Formada por las prefecturas de Chiba, Gunma, Ibaraki, Kanagawa, Saitama, Tochigi y Tokyo alberga a casi el 70% de los habitantes y la mayoría de las atracciones.
Kairakuen es uno de los tres san meien –tres jardines más hermosos– de Japón y un sitio histórico, por lo que amerita ser su primera visita. Fue creado en 1842 por el señor feudal Nariaki Tokugawa y se puede disfrutar en cualquier época del año. (Recomendamos releer nuestro artículo “Los jardines japoneses” para mayor información).
Para los turistas valientes está el Nokogiriyama no Jigoku Nozoki –montaña de la sierra–, más conocido por su apodo “El mirador del infierno”, pues se encuentra a 329 metros de altura, sobre un barranco que le dejará sin aliento. En los alrededores hay otros lugares que se puede disfrutar, tales como el templo Nihonji construido en el año 725 por los sacerdotes budistas, y el Ishidaibutsu, una imagen de Buda de 38 metros de altura esculpida en la ladera de la montaña.
Un templo que nadie debe perderse es el Mizusawa Kannon, de la rama budista tendai, construido en el período Edo (1603-1868), cuya arquitectura enamora al visitante, la pagoda Rokkakudo, dedicada a los Jizo –deidad protectora de los niños y viajeros– de los seis reinos: el infernal, el fantasmal, el animal, el humano, el de los semidioses y el cielo. En el salón Shaka apreciará la belleza de la estatua del Buda de Shaka, la de Monju Bosatsu sobre un león y la de Fugen Bosatsu sobre un elefante. Además, en las inmediaciones están el torii Niomon y el campanario, que por 100 yenes –menos de un dólar– se puede repicar y elevar una plegaria. Como si fuera poco aquí se creó el famoso udon de Mizusawa, uno de los tres más famosos del país, hechos a base de agua del monte Haruna y trigo mediante un amasado que demora dos días y, según los lugareños, por eso su sabor es excepcional.
Iniciemos con el museo de arte de Okada que incluye trabajos de China, Corea y Japón, con exhibiciones de cerámica, laqueados, pinturas religiosas y nihonga –pintura japonesa tradicional–, con muestras del período Jomon (-14,000 - 300) hasta nuestros días. Como este recorrido es difícil al finalizar, hay termas gratuitas para relajar los pies. El museo de la historia cultural de Kanagawa, edificio de estilo neobarroco construido en 1904, ofrece información sobre la historia de esta prefectura. Insista en el deseo de conocer el período de Edo, pues el museo Edo-Tokyo cuenta con pinturas, xilografías, modelos a escala que reflejan bellamente cómo era la vida diaria. No deje de visitar la “carretera” Hakone Kyukaido que formó parte de la Tokaido –carretera tokai– de más de 500 kilómetros que unía poblaciones del este y el oeste. Para finalizar es imprescindible visitar la Nikko Edo Mura –villa Nikko Edo– un parque temático que le presenta el período en toda su gloria: construcciones, actores, atracciones, juegos infantiles, comidas, y la posibilidad de disfrazarse de samurái, ninja o usar la vestimenta de la época. Los admiradores de la arquitectura deben ir a Kawagoe, específicamente al área conocida como Koedo –pequeño Edo– que mantuvo el estilo tradicional conocido como kurazukuri cuyas construcciones datan del Edo. Una caminata por el lugar le hará disfrutar de maravillas como el Toki no Kane, una torre campanario construida entre 1627 y 1634, cuya campana data de 1653 o visitar el palacio Honmaru, una reliquia de 1457 que fue base de operaciones del clan Uesugi, que en el año 1870 fue desmantelado y mudado al sitio actual. Y nada mejor que disfrutar del kawagoe purin –pudín de kawagoe– que puede ser de fresas, matcha (té verde en polvo), frijoles dulces, yuzu (cítrico japonés) batata y otros.
Muchos lugares son accesibles por transporte público, pero para los más lejanos es indispensable un viaje en el Shinkansen –tren bala–, desafortunadamente no se puede viajar con maletas grandes, pero en ellos se puede comer, beber o comprar curiosidades relacionadas con el tren. En la estación antes de abordar compre un bento –porción de comida empacada para llevar–, es mucho más barato y probablemente tenga más opciones de dónde escoger, eso sí, al salir lleve su empaque al lugar específico de desechos.
Para los pequeñines hay dos lugares que les encantarán: iniciamos con el museo Bandai, en Omocha danchi, dedicado a los juguetes japoneses, a los inventados por Thomas Alba Edison y una gran cantidad de modelos a escala de los robots de las series Gundam. Y continuando en esta línea, tienen hasta marzo de 2022 para visitar la Gundam Factory en Yokohama, donde encontrarán una estatua del Gundam RX-78-2 a escala real de 18 metros de altura, ¡que además se mueve!, un espectáculo increíble. Aquí puede adquirir figuras limitadas, o comer en el café Gundam, todo esto como parte de la celebración del 40 aniversario de la franquicia.
Cerramos con un templo que nos encantaría visitar, el Shorinzan Daruma-ji, dedicado a la figura del Daruma. Basado en el monje budista Bodhidharma, la leyenda dice que él se sentó a meditar por nueve años y sus brazos y piernas se cayeron por falta de uso. Es un talismán para pedir deseos o buena fortuna, al muñeco se le pinta el ojo izquierdo y se le pide el deseo, cuando lo cumple, se le pinta el ojo derecho en agradecimiento. Las figuras que han cumplido su cometido pueden ser dejadas en el templo y a final de año son quemadas en una ceremonia. Si bien los Daruma pueden adquirirse en cualquier parte de Japón, el templo tiene un festival los días 6 y 7 de enero en que vende figuras de diversos tamaños para que las personas comiencen el año con buena suerte.
El autor es catedrático de la Universidad de Panamá y doctor en comunicación audiovisual y publicidad.
Con la colaboración del amigo y guía turístico en Tokyo Masatoshi Watanabe.