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- 28/06/2023 00:00
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No cabe duda de que Jonathan Rangel vive siendo él mismo sin ningún arrepentimiento; cada día “al máximo en la medida de lo posible”. En conversación con La Estrella de Panamá, el diseñador gráfico, creador de contenido y director de Visible, el festival pionero de cine queer de Panamá, habla de su comunidad, sus inquietudes sobre la misma y cómo poco a poco ha logrado cambiar en positivo la realidad del colectivo Lgbtiq+ de Panamá, mostrándose tal como es, un joven adulto común que ha llegado lejos en búsqueda de un solo objetivo: ser y estar visible.
Como persona queer sentía que había cosas que no estaba recibiendo en la comunidad local o de pronto veía movimientos en colectivos de otras regiones que no estaban pasando en Panamá. Me preguntaba porqué si eso estaba pasando allá y está pasando bien, por qué no sucede aquí también, qué es lo que hace falta y qué es lo que se necesita, y surgió un sentimiento de insatisfacción. En el caso de Visible, que tiene que ver con el cine y la realización cinematográfica, el problema principal era que no veía historias queer locales en los medios y lo que veía era completamente distinto a la realidad que yo estaba viviendo, sentía que no representaba para nada a personas similares a mí. Lo que existía era contenido de televisión que parodiaba y tenía personajes que servían como burla a la comunidad, me fui dando cuenta de que esto era un problema y que luego esto resuena socialmente, culturalmente, políticamente y legalmente; luego ves como esa [mala] representación se hace palpable en las decisiones que toma el gobierno y cómo son las personas queer tomadas en cuenta para sus derechos y protección.
Fue algo muy gradual. Ver representación de personajes gais en series extranjeras me hizo conectar con el hecho de que para ser una persona queer no tenía que cumplir con una cantidad de cualidades o requisitos, sino que yo podía ser una persona queer a mi manera, que no tiene que ser parecido a nadie más. Esa fue una de las primeras veces que lo entendí, especialmente porque en series más antiguas siempre que se mostraba a una persona queer siempre era alguien caracterizado con los mismos comportamientos y la misma apariencia, que para mí era como decir. 'Gay es esto, así es como se ve y así tiene que ser', pero viendo a personajes diferentes y a personas queer existiendo en público y siendo ellos mismos sin que fuera un problema, fui conectado más con mi identidad, especialmente porque en Panamá a pesar de que no tenemos la violencia que sí existe en otros países, tampoco tenemos la libertad de otros países y pensamos 'Yo estoy bien mientras no llame la atención', pero poco a poco cambié esta mentalidad.
Ha habido altos y bajos, pero creo que, afortunadamente, no me he encontrado con un espacio que sea hostil, creo que eso es una ventaja de la personalidad que tengo al no estar vinculada con las cualidades más criticadas o los estereotipos que se tienen de las personas queer, pero sigo siéndolo. Actualmente, estoy trabajando en una compañía de maquillaje y creo que me encuentro en un espacio bastante abierto y seguro, pero sí sé que pueden existir muchos lugares hostiles donde se dan situaciones más incómodas y más graves, estoy consciente como persona queer de qué puede pasar.
He visto a varias compañías aparentar ser inclusivas, específicamente en uno de mis trabajos anteriores, en una empresa conocida por su posición de diversidad y las políticas de inclusión, pero realmente, como parte de la compañía veía la discriminación todos los días. Las políticas que tenían no las aplicaban y tampoco educaban a su personal para que las pusieran en prácticas, entonces todo era de papel. Me tocó incluso confrontar a mis compañeros después de una charla sobre trabajo y sensibilidad de equipo. Justo después de la charla, algunos empezaron a hablar en un grupo de Whatsapp del trabajo sobre las mujeres trans que trabajaban en esa compañía y utilizaban términos como “transformers” o frases como “no te dejes engañar”, entre otras cosas muy ofensivas, y en vez de disculparse o aceptar la responsabilidad de sus actos, me excluyeron.
Eso es un poco complejo de saber, pero creo que lo que más ha cambiado es la perspectiva que figuras públicas tienen de la comunidad Lgbtiq+ y de los eventos relacionados con el colectivo. Recuerdo que nuestra primera edición, en 2019, fue muy complicada porque queríamos hacerlo en un espacio abierto y para eso necesitábamos permiso del gobierno y no querían que se realizara en estos espacios, pero hoy puedo decir que ya no es tan complicado acercarse al gobierno o a estas figuras, ya no representa tanto esfuerzo como en 2019. Tampoco es que nos abren todas las puertas, pero ya no existe la resistencia que había anteriormente y Visible ha sido parte de ese cambio, aportando su granito de arena. Las personas [queer] también le dan más importancia a verse reflejados en pantalla y ver cine que tenga que ver con sus tipos de vivencias y realidades. Recuerdo una conversación que tuve con el director de una organización Lgbt, que me decía que no pensó que Visible tendría tanto tiempo como festival porque no creía que hubiese tantas historias que contar, pero sigue existiendo Visible y el cine queer local. Creo que en el pasado existía la percepción de que lo que nosotros vivíamos o lo que teníamos que contar como personas Lgbtiq+ era poco importante o no tan profundo y la gente no le daba la importancia o visibilidad que merecía, pero después de cinco años entienden que hay mucho que contar y compartir, y que lo veamos es muy importante para nosotros como para quienes no nos conocen. Personalmente, Visible me ha hecho evolucionar y me ha liberado como persona, lo que me ayudó a ser más auténtico.