• 22/08/2021 00:00

Güira y machete

No sirve de nada que talen bosque para hacer nuevas vías acuáticas hacia el oeste, si luego va a resultar que van a dejar que se destruyan como el resto de las carreteras

Vuelve a inundarse la vía a la altura de Howard, los conductores afectados claman al cielo y le piden la solución al gobierno. El gobierno mira hacia otro lado, seguro que alguien ya se embolsó la coima correspondiente y lo de los carros ahogados en medio de la carretera no es asunto suyo. Los que deben enfrentarse al Mar Rojo sin el bastón de Moisés piden solución a las reiteradas riadas. La solución a esto es que los que construyan no sean unos imbéciles. Ya sabemos que el sentido común no abunda, pero ¿talas como loco a lado y lado y luego pones en el medio jerseys sin aberturas que sirvan? Construyen una piscina y se preguntan, como el borracho de Rubén, “¿¡Qué pachó!?”.

Algunos se echan las manos a la cabeza y repiten una y otra vez que “Eso antes no pasaba”, mientras tanto la güira, el machete y la motosierra no cejan en su estruendosa labor, los encargados, como arrieras, mochan, talan, roen y cortan.

Sierran árboles, tajan monte bajo, queman herbazales. Lo que se les ponga por delante caerá debajo de sus filos afilados, serrados o dentados. ¿Por qué? Pues porque no se puede poner trabas 'al progreso'. Porque el progreso debe acariciar los lares de algunos, aunque los otros deban aunar a su suplicio diario la angustia de no saber si es que ese día la lluvia va a convertir su carro en lancha con vía de agua incluida, (vía de agua en la carretera y por ende en el carrolancha, se sobreentiende).

Pero a los que mandan no les importa porque ellos van en sus 'pradushes' cuatro por cuatro bien pritys, con el chófer en camisilla experto en hacer pirulas y meterse por el hombro al volante porque si el flamante carro sufre un desperfecto, no importa, llaman a un helicóptero que extraiga al jefe del lugar sin mojarse sus caros mocasines y al día siguiente ya tendrán otro carro de paquete a su disposición. Les importamos un culo, señores.

Por eso las calles están como están, porque el ministro del MOP cobra sin trabajar, o por lo menos, por trabajar sin humedecer su camisa de marca. Al parecer no es capaz de ejecutar su presupuesto; o, si lo hace, es para realizar obras que no se ven, porque lo que se ve, las vías por las que nos toca circular a los de a pie, a los pobres mortales, todos y cada uno de los días, están como la cara oculta de la Luna. Hay boquetes, agujeros, cráteres, simas y precipicios, desniveles, baches y badenes. Incluso puedes llegar a encontrarte resaltos con hoyos en ellos, en un más difícil todavía que reta los reflejos, las llantas y los amortiguadores. Las cosas no están como para comprar piezas para los vehículos todas las semanas, o como para estar, lunes sí y lunes también, en el llantero reparando ruedas que explotan de pronto entre la lluvia, la oscurana de las calles y los abismos que se abren ante tu volante.

Porque no sirve de nada que talen bosque para hacer nuevas vías acuáticas hacia el oeste, si luego va a resultar que van a dejar que se destruyan como el resto de las carreteras que sobreviven a duras penas.

Quisiera saber en qué se están gastando los miles de millones de deuda que han pedido, si tampoco los gastan en hacer carreteras que sirvan hacia la comarca, por ejemplo. ¿Será que por eso quieren mantenernos encerrados, para ahorrarnos el tener que sufrir la mierda de red vial que se despliega en nuestro país?

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