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Fuera de las oficinas, los trabajadores no quieren volver a la presencialidad
- 30/05/2023 00:00
- 30/05/2023 00:00
Aunque el 44% de las empresas alrededor del mundo aún no permite el trabajo remoto, más del 50% de empleados con edades entre los 22 y 65 años han experimentado el trabajo a distancia, aunque sea de manera ocasional, según cifras de Findstack, empresa dedicada a venta de softwares.
La introducción del trabajo remoto en las empresas debido al distanciamiento social y la pandemia por SARS-CoV-2 ha supuesto un giro de 180° a la manera en la que los colaboradores perciben el ambiente laboral.
Los resultados de múltiples encuestas, como aquellas realizadas por el diario estadounidense The Wall Street Journal u organizaciones dedicadas al trabajo, como Executive Networks, exponen el rechazo de los trabajadores a volver a la oficina después de que se relajaran las medidas sanitarias por el virus.
La encuesta llevada a cabo por Executive Networks forma parte de un informe anual realizado por esta organización, en el cual se detallan las perspectivas del mercado laboral para el año titulado 'The 2023 Future of Working and Learning Report'.
En el sondeo global se entrevistó a 1.300 personas, de las cuales un 46% dijo que su empresa no está haciendo nada para que sea atractivo volver al lugar de trabajo de manera presencial.
Mientras que un 71% de altos mandos de recursos humanos y un 62% de líderes senior de negocios reconocieron que esto podría deberse a que los trabajadores remotos reciben más beneficios de las empresas.
Otra encuesta, de la organización The Conference Board, que midió la satisfacción de los empleados estadounidenses con sus puestos de trabajo, reveló que existe un 62,3% de conformidad por parte de los trabajadores, superando el mayor porcentaje de satisfacción de 61,1%, del año 1987.
En el mismo informe se detalló que las personas más conformes con sus puestos de trabajo son aquellas que laboran de manera híbrida, ya que tienen la posibilidad de producir desde su casa o en un espacio de trabajo en el que sean más felices.
A pesar de que el trabajo remoto es percibido como más beneficioso por gran parte de la fuerza laboral del mundo, también existen desventajas que son perjudiciales para las ciudades y la calidad de vida de las personas. En países como Estados Unidos, trabajar fuera de la oficina ha impulsado la compra de espacios exclusivos para poder trabajar, lo que ahora es conocido como el apocalipsis en el mercado inmobiliario de oficinas.
El estudio 'Work From Home and the Office Real Estate Apocalypse', publicado en SSRN Electronic Journal por los investigadores Arpit Gupta, Vrinda Mittal y Stijn Van Nieuwerburgh el año pasado, indaga un poco más sobre este fenómeno.
Se descubrió que la repentina demanda por espacios de oficina ha afectado los precios en el mercado de manera negativa, haciendo estas instalaciones inaccesibles a algunas personas.
Además, este fenómeno es más común en las grandes ciudades como Nueva York o San Francisco, en las cuales de por sí los inmobiliarios son caros, por lo que los nuevos precios de las oficinas suben de manera exponencial.
Otro de los efectos adversos del trabajo en casa es el poco movimiento económico en los barrios de las grandes ciudades. Pequeños negocios que dependen del vaivén de las personas durante el día se verían afectados si las personas no salen al trabajo de sus casas, ya que solo esta acción impulsa la economía de los centros urbanos de las grandes ciudades.
Por otro lado, la inactividad en las grandes ciudades también se ha ligado con el alza en las actividades criminales y el aumento de reportes de personas sin hogar en lugares públicos.
Aunque no existe una fórmula para que los trabajadores vuelvan a la rutina usual prepandemia o para volver interesante el trabajo presencial, algunos expertos apuntan a la flexibilidad de horarios como la solución para convencer a los colaboradores de volver a las oficinas. Incluso se habla de cambios profundos en los códigos de trabajo para adaptar la fuerza laboral a la transformación después de la pandemia.
Sin embargo, dueños de grandes empresas como Elon Musk y otros multimillonarios, se han mostrado intolerantes ante la actitud de los empleados, lo que deja las proposiciones de un cambio sistemático en la estructura del trabajo en una fase incierta.