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Ferias, filas, innovación y el futuro del empleo
- 07/10/2022 00:00
- 07/10/2022 00:00
El pasado 27 y 28 de septiembre el Ministerio de Trabajo y Desarrollo Laboral (Mitradel), en conjunto con la Cámara de Comercio, Industrias y Agricultura de Panamá (Cciap) y la agencia de colocación Konzerta Panamá, realizó una feria de empleo presencial en el centro de convenciones Vasco Núñez de Balboa del hotel El Panamá, denominada 'Expo-Konzerta 2022'.
Culminada la feria, la Direccion de Empleo del Mitradel, a través de medios de comunicación y redes sociales, presentó cifras aproximadas del evento:
1. La feria constaba de aproximadamente 50-60 empresas del sector privado que ofrecían aproximadamente 3.000 plazas de empleo.
2. Se llegaron a presentar alrededor de 25.000 aspirantes.
3. Instituciones y estamentos de seguridad del Estado participaron ofreciendo alrededor de 2.000 vacantes adicionales.
4. Se registraron aproximadamente 5.000 precontrataciones.
Estas cifras ayudaron a las autoridades a corroborar lo que muchos expertos ya notamos, que existe mucha oferta y demanda de empleo, pero una brecha enorme de educación y capacitación (a.k.a déficit de educación) y que los jóvenes son los más afectados por el desempleo producto de la pandemia.
Las ferias de empleo son uno de los mecanismos de reclutamiento y selección de mano de obra, sin embargo, es el menos efectivo según especialistas en la materia.
Ejercicios de administraciones anteriores ya nos daban luces de que el nivel de “éxito” de una feria en llenar vacantes de empleo es bajo; de 2014 a 2017 Mitradel realizó 42 ferias de empleo en todo el territorio nacional, atendiendo alrededor de 400.000 aspirantes, y logrando únicamente una inserción de 34.000 aspirantes en plazas de empleo, lo que representa solo un 8,5%.
No se han publicado los datos de inserción efectiva de la feria Expo-Konzerta; únicamente la cifra de “5 mil precontrataciones” (término opaco que no significa que se dio una inserción).
Es importante señalar que en el contexto de una tasa de desempleo de 9,3%, que según algunos expertos debería ser de dos dígitos, el “éxito” de una feria de empleo no solo debe medirse en razón de la inserción (cantidad de plazas de trabajo llenadas con contrato de trabajo), también deben considerar factores como: tipo de contrato (indefinidos o definidos), calidad de la plaza de trabajo (si paga salario mínimo y es de 48 horas semanales) y duración de la contratación, es decir, si el aspirante contratado logró pasar los tres meses de prueba.
Algo que no se ha discutido es la experiencia de los aspirantes que participaron en la feria. Se pudieron notar largas filas que daban la vuelta a la cuadra del hotel El Panamá, donde muchas personas tuvieron que afrontar las inclemencias del tiempo (sol, lluvia y/o calor) sin la garantía de que accedieran a una plaza de empleo, inclusive sin la certeza de que lograrían ser atendidos, lo que originó descontento que es visible en las redes sociales. Las ferias de empleo conllevan una serie de desventajas adicionales para los aspirantes:
1. Competencia: el gran número de participantes que buscan trabajo en la feria se enfrentan a una dura competencia. Eso hace que sea aún más difícil filtrarse entre la multitud para poder obtener empleo.
2. Cantidad vs. calidad: la vacante que mejor se ajusta a un aspirante puede estar a la vuelta de la esquina, pero puede perderla porque está abrumado con opciones.
3. Tiempo de entrevista adecuada: a diferencia de las entrevistas formales con empleadores o agencias de contratación, no existe la posibilidad de una entrevista prolongada. Es prácticamente un caos donde se debe crear la mejor impresión posible en 10-15 minutos después de tres horas o más en fila.
4. Emocional y mentalmente agotador: asistir a entrevistas todo el día puede afectar el estado emocional y mental de un aspirante, quien ya viene con el estrés de estar desempleado. No hay un ambiente tranquilo para dar una buena entrevista y esto afecta a personas introvertidas o con alguna dificultad social.
Desde el punto de vista de las empresas, aun cuando no se logre una inserción considerable, se logra mercadear la marca distribuyendo folletos y mostrando presentaciones sobre las diversas oportunidades de trabajo, indirectamente comercializando la organización. Si consideramos la cantidad de tiempo y dinero que normalmente se gasta en una feria de empleo (patrocinio, viáticos, stands y publicidad) más la cantidad de tiempo que los reclutadores pasan en el evento y revisan los currículums recibidos, puede ser que en ocasiones la inversión no sea la más productiva.
Hay un inmenso valor que se generó en esta última feria, data. Con más de 50 empresas del sector privado ofreciendo 3.000 vacantes y 25.000 participantes se generaron datos valiosos que deben ser analizados, por ejemplo:
1. Tipo de oferta laboral: ¿Qué porcentaje de los trabajos ofrecidos pagaba salario mínimo y cuáles ofertaban mejor salario? ¿Cuántas plazas eran de contrato por tiempo indefinido y cuáles por tiempo definido?
2. Demanda laboral: sectorizando por industrias a las empresas participantes deberíamos tener una muestra estadística que nos indique dónde está la demanda más alta de mano de obra, y en qué profesiones.
3. Demografía: cuál es el nivel de educación, por grupos y por edades de los aspirantes, y a qué tipo de trabajos aplicaron.
En esta línea lo bueno es que contamos con servidores públicos comprometidos, como el administrador general de la Autoridad Nacional para la Innovación Gubernamental (AIG), Luis Ricardo Oliva, quien anunció la presentación de un anteproyecto de ley “que promueve la investigación, desarrollo e innovación tecnológica, así como la digitalización en procesos gubernamentales, y dicta otras disposiciones”, cuyo objetivo es promover la investigación, desarrollo e innovación tecnológica (I+D+I), la transformación digital y la digitalización de los procesos gubernamentales, encaminados a aumentar las capacidades en el sector público y privado.
Si como país invertimos en investigación, desarrollo e innovación tecnológica para combatir el desempleo, tendremos la información confiable, transparente y estudiada para crear políticas públicas de generación de empleo, con la capacidad de medir el éxito de dichas políticas, y si no funcionan darnos cuenta rápidamente y corregir.
A manera de ejemplo, esta iniciativa de ley que incluye la digitalización les daría un valor a ferias de empleo y al esfuerzo de los miles de personas que asistieron, ya que las montañas de hojas de vida que fueron presentadas servirían como datos importantes para investigar y no terminarían descartadas si no se logra una contratación.
En palabras del proponente, lo que busca esta ley es “a través de la investigación, el desarrollo y la modernización del Estado, lograr equidad, reducir la desigualdad y, sobre todo, mejorar el estado de derecho”. Quiero hacer especial énfasis en la parte de reducir la desigualdad, ya que la investigación e innovación no solo se refiere a descubrimientos científicos o creación de nuevas tecnologías, sino también a utilizar las nuevas herramientas tecnológicas para gestiones estatales prioritarias, como reducir la tasa de desempleo y la creación de nuevas plazas de trabajo.
Así como esta iniciativa hay muchas otras ideas del sector público, que si logran protagonismo y aceptación tienen la posibilidad de catapultar a Panamá a ser un país de primer mundo. Con solo 4 millones de personas, nuestra capacidad de prosperidad como nación es infinita. Lo que se requiere es voluntad.