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- 08/06/2010 02:00
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C ómo explicar a un niño que su mascota debe ser sacrificada. ¿Es válido darle otro animalito para que la pérdida sea más llevadera? ¿Cómo aliviarle el dolor que siente? ¿Qué se le dice con respecto al lugar adonde va a ir? ¿Cuáles son las palabras correctas para darle una noticia tan triste...?
Estas son sólo algunas de las preguntas que pasan por la cabeza de una mamá que quiere ayudar a su hijo a superar la muerte de su mascota. La situación es compleja de manejar porque los animales son para los niños mucho más que eso... son sus compañeros de juego, sus confidentes, sus mejores amigos; en fin, son cómplices que los llenan de alegrías y que les permiten manifestar sus emociones. Esta es la razón por la que asumir que su compañía se ha ido les resulta tan difícil y doloroso.
El primer paso es acercarse al pequeño para hablar con él y explicarle que así como las personas tienen un tiempo de vida, las mascotas también lo tienen, también enferman, también envejecen y también pueden sufrir un accidente. En el mismo sentido, es importante conversar sobre los animales y su naturaleza, esa que precisamente hace que vivan menos que las personas.
Si a la situación se suma que el animal debe ser sacrificado, es absolutamente indispensable contarle que la mascota va a ser ‘dormida’ por medio de una inyección para que no sufra ni sienta dolor, y que no es justo mantenerla viva porque no hay una cura que la pueda aliviar. Este tipo de circunstancias adversas ayudan a construir y consolidar los sentimientos de bondad, compasión y amor en el niño.
En este punto es muy importante asegurarse de que el niño entienda que si el animal está ‘dormido’ es porque ha fallecido, pues de lo contrario puede crearse la expectativa de que va a despertar o de que va a volver si lo que se le dijo fue que la mascota se había ‘marchado a otro lugar’.
Las fases del duelo
Cuando un pequeño debe enfrentar la pérdida de su mascota, las emociones afloran, lo que conlleva a que sus sentimientos y actitudes varíen con el transcurrir de los días. En buena parte de los casos, las fases del duelo que se presentan son:
Negación: en principio, es posible que el niño aparente que no le importa la muerte de su mascota y que no llore en público. La recomendación es hacerle ver que puede expresar lo que le pasa y que está bien sentir tristeza.
Culpa: puede que el pequeño comience a pensar que la muerte de su animalito es su culpa porque en algún momento lo descuidó o lo rechazó. En este punto es indispensable que se le explique que la muerte es una condición natural y que bajo ninguna circunstancia fue su culpa.
Enojo: es probable que el niño repela los objetos o las personas que considera que tuvieron que ver con la muerte de su mascota. Por eso no se le haga extraño que asuma que el veterinario es ‘malo’ o que quiera botar repentinamente las cosas del animal. Para que este sentimiento no se vuelva un estado permanente, lo mejor es acercarse al niño y explicarle que lo que está sintiendo es normal, pero que también debe dejar de pensar en lo que pasó. Ayúdelo a distraerse.
Depresión: el ánimo del niño puede deteriorarse considerablemente luego de unos días o semanas sin compartir con su ‘amigo’, por lo que es muy importante estar pendiente de sus actitudes y tratar de hacer actividades que lo hagan olvidar la tristeza por la pérdida. No subestime sus sentimientos.
Por último, no se apresure a comprarle otra mascota, el niño le hará saber si está listo para aceptar un nuevo compañero o si, por el contrario, prefiere no vivir de nuevo la experiencia. ©PUBLICACIONES SEMANA