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- 10/02/2019 01:00
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Ayer 9 de febrero se conmemoró el treinta aniversario del fallecimiento de un hombre que cambió la historia del manga y el anime, trabajó ardua e incansablemente en lo que le apasionaba y partió antes de tiempo.
EL PUNTO APARTE GRÁFICO
El doctor en medicina Osamu Tezuka es, sin lugar a dudas, el personaje que cambió el devenir del manga o cómic japonés. El punto de inflexión vino de la mano de su publicación La nueva isla del tesoro (‘Shin takarajima', 1947). Desde el punto de vista gráfico, su manga rompía con los estándares de la época al eliminar casi por completo los planos estáticos e introducir planos cinematográficos.
Mientras estudiaba medicina vendió sus primeras viñetas, El Diario de Ma-chan (‘Maachan no Nikkicho', 1946) a un periódico infantil; sus biógrafos cuentan que en un momento de incertidumbre preguntó a su madre qué hacer, si seguir con la medicina o dedicarse a escribir manga, su respuesta: ‘Debes trabajar haciendo lo que más te gusta' y para contento del mundo entero, se decidió por los dibujos.
Gustaba mucho de contar y dibujar historias, y también era un fanático de las películas animadas de Disney, las que veía una y otra vez observando las animaciones mientras hacía bocetos en sus libretas. Llegó a ver Bambi (1942) más de ochenta veces y detenidamente observaba la forma de representar las acciones con diversos planos, los que luego plasmó en sus historias.
El mercado de la época forzaba a los artistas a ser casi esclavos de las editoriales que publicaban semanalmente y acosaban a los creadores en la entrega, que no permitía a los autores el mínimo retraso. En 1967 Tezuka se liberó mediante la publicación de una revista cuyo objetivo era que los mangakas —dibujantes de manga— crearan obras de gran calidad sin ser sometidos a tanta presión. En la revista COM , de tiraje mensual, publicó los primeros siete capítulos de Fenix (Hi no Tori, 1967-88), COM presentaba trabajos experimentales y heterodoxos, pero el público no ‘creció' para admirar y entender, por lo que cerró en 1972.
Tezuka trabajó en diversos géneros del manga como el bunkashi —clásicos de la literatura— con Crimen y Castigo (‘Tsumi To Batsu', 1953), el shojo —para chicas adolescentes— La princesa caballero (Ribon no Kishi, 1953-56), el shonen —para chicos adolescentes— Astroboy (Tetsuwan Atomu, 1952-68) y el seinen —para jóvenes adultos— Buda (Budda, 1972-83). No obstante, la mayoría de sus trabajos los dedicó a la adolescencia y sumando sus shonen al resto de la producción, se llega a la asombrosa cifra de más de setecientos volúmenes.
EL SALTO A LA ANIMACIÓN
El amor por los dibujos animados fomentaba la evolución, entonces decidió convertir sus historias en animaciones, creó su propia compañía Mushi Pro, con la que serializó ‘Astro Boy' (Tetsuwan atomu, 1963) para televisión. Este era un trabajo arduo y costoso, pero tan productivo que inventó la técnica conocida en la actualidad como ‘animación limitada', que reduce de treinta a ocho los cuadros por segundo y reutilización de secuencias, que trajo de la mano la creación de un archivo para los movimientos que iban animando, o sea, una revolución técnica.
Tezuka y su grupo trabajaban en un capítulo que entregaban al canal para su transmisión en la misma semana y enseguida comenzaban a animar el siguiente, ¡oh maravilla de vocación!, durante el escaso tiempo libre continuaba dibujando sus historias.
También creó un ‘sistema de estrellas' en el que reutilizaba los personajes en diferentes historias, un ejemplo es la muerte del ‘actor' que interpreta a Astroboy —ahora como humano— en Black Jack (Burakku Jakku, 1973-83). En su libro El arte de Osamu Tezuka: El dios del manga , Helen McCarthy expresó: ‘El sistema de estrellas no es simplemente la forma de organizar a los personajes, sino la expresión central de la filosofía de Tezuka', su modus operandi le permitía explorar la personalidad en diferentes entornos y situaciones de los personajes que iba creando, lo que aprovechaba para hacer un guiño a sus acérrimos fans que se deleitaban al encontrar ‘actores' conocidos en las historias.
Y… ¿cómo surgió el título de ‘El dios del Manga'? Shotaro Ishinomori lo transcribió en sus memorias y Marc Bernabé lo relató en una de sus conferencias: ‘Un periodista le hizo una entrevista a Ishinomori y sin consultarle la tituló ‘Entrevistamos a Shotaro Ishinomori, el rey del manga'. La noche siguiente, había una fiesta en la que estaban invitados varios dibujantes, entre ellos Tezuka e Ishinomori. Siendo Tezuka un hombre muy orgulloso que sabía que él era el referente para todos los artistas noveles, al llegar fue directo hacia Ishinomori —quien por su gran cabellera era fácil de identificar— y le preguntó: ‘¿Esto del Rey del manga qué es, si tú eres el Rey del manga, yo qué soy?' e Ishinomori le dio una brillante respuesta, ‘Maestro, usted es el dios del manga, faltaría más', Tezuka se retiró contento y fue así como le quedó el título.'
Existe una biografía de Tezuka en formato manga, en el 2004 la leímos en francés, cuatro tomos de Casterman, sin embargo en 2016 Stonebridge Press la editó como un tomo único de más de novecientas páginas en inglés. El mangaka fue Toshio Ban, quien trabajó con Tezuka como jefe de producción, por lo que sus dibujos son prácticamente idénticos a los de Osamu Tezuka y observarlos genera un poco de añoranza.
El Maestro Tezuka dejó grandes aportes no solo en el campo del manga, también revolucionó la animación al permitir hacer trabajos para la televisión y el cine, además de animaciones experimentales. Fue el artífice de nuevos géneros como el gekiga , ya que un autor lo creó para alejarse de las historias infantiles y llegar a un público con ansias de historias dramáticas.
Además trabajó películas animadas y animación experimental, sin embargo, sus animes se llevan la mayor parte de su trabajo, con más de quinientos episodios realizados para sus series.
En Panamá se disfrutó de varias de sus creaciones en los canales locales, ‘Kimba, el león blanco' (Jungle taitei, 1965), ‘Leo el león' (Shin Janguru Taitei - Susume Reo!, 1966), ‘Tritón' (Umi no Triton, 1972) y ‘El invencible Go-ku' (Goku no daiboken, 1967). Osamu Tezuka influyó a decenas de artistas nacionales e internacionales que vieron en sus historias una nueva forma de contar. Además de ser disfrutado prohijó una nueva generación de creadores entre los que se encuentran Yoshijiro Tatsumi, Shotaro Ishinomori y el dúo Fujiko F. Fujio, entre muchos otros.
Su legado vive en artistas, fanáticos, seguidores y en la actualidad es posible gozar con sus animaciones o ver nuevas recreaciones de sus historias, tanto escritas como animadas.
Rolando José Rodríguez De León es profesor titular de la Universidad de Panamá y doctor en Comunicación Audiovisual y Publicidad .