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- 31/12/2022 00:00
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Este año Panamá se anota otro logro. Miles de tortugas marinas arribaron para desovar en las costas del Pacífico, en su gran mayoría.
Actualmente, en Panamá arriban cinco de las siete especies de tortugas marinas que existen en el mundo: la tortuga carey (Eretmochelys imbricata), caguama o boba (Caretta caretta), la verde (Chelonia mydas), la lora o golfina (Lepidochelys olivácea) y la canal o baula (Dermochelys coriacea); todas ellas registradas en la lista roja tanto de la Convención sobre el comercio internacional de especies amenazadas de fauna y flora silvestre (Cites), así como de la Unión internacional para la conservación de la naturaleza (Uicn).
En septiembre de este año, durante tres días, la reserva Playa La Marinera, ubicada en Guánico Abajo, Tonosí, al sur de la provincia de Los Santos, fue nuevamente el espacio propicio para congregar a 22,302 tortugas marinas de la especie Lora o golfina, la mayor de las arribadas para desove registrada en los últimos años en el país.
Elida Bernal, directora regional del ministerio de Ambiente (MiAmbiente) en Los Santos, argumentó que esta cifra (arribadas) demuestra los esfuerzos que realiza el equipo de profesionales conformados por guardaparques, biólogos, moradores, estudiantes, técnicos y demás que integran la fuerza motora que se levanta día con día para sacar adelante la preservación y protección de los invaluables recursos con los que cuenta esta área protegida dentro del Pacífico panameño.
Wilfredo Poveda, biólogo encargado del área protegida Playa La Marinera, también explicó que estas arribadas son posible gracias a los componentes naturales que encierra esta ensenada en el área de Guánico Abajo. Este lugar es catalogado como un paraíso escondido.
“Las cuantiosas anidaciones que se han dado a lo largo de los años han sido posible gracias a que el escenario natural no ha sido fracturado ni desbalanceado. Técnicos realizan mediciones y estudios para obtener más datos que apoyen para mejorar los rangos de protección”, detalló Poveda.
Según el experto, el monitoreo constante durante el proceso de las arribadas es primordial para evitar anomalías que pongan en riesgo la anidación normal de los especímenes, para ello están los guardaparques que supervisan en turnos rotativos esta zona.
Otro sitio predilecto de las tortugas marinas para desovar es el Refugio de Vida Silvestre Isla Cañas (RVSIC) ubicado también en el distrito de Tonosí.
Moisés Barría, guardaparque del RVSIC, aseguró que luego de varios días de monitoreo llegaron a esta zona más de seis mil tortugas marinas Lora para depositar sus huevos y garantizar así la existencia de su especie. A partir del mes de septiembre son esperados estos eventos naturales en el Pacífico santeño para cumplir con su ciclo biológico y así completar una gran cifra de quelonios al finalizar la temporada alta en el mes noviembre.
Según Barría, en esta área protegida se han visto cambios positivos en los últimos dos años, donde ha aumentado el número de desoves. Barría, califica estas arribadas, -que este año fueron más de 35 mil tortugas-, como sucesos extraordinarios que ocurren solo en algunas playas del mundo, “en once para ser específicos”.
Isla Cañas, ofrece 14 kilómetros de playas, y está rodeada por más de 1,200 hectáreas de manglares de las especies mangle rojo, blanco, mariangolo, botón y piñuelo.
De acuerdo con Bernal, la directora regional de Ambiente, es necesario cuidar los océanos y mares, puesto que son clave para el bienestar de generaciones futuras, por ello el equipo de guardaparques del Refugio de Vida Silvestre Isla Cañas, contribuye en la conservación de los ecosistemas marinos con el manejo y conservación todo el año de estos especímenes en especial en los meses de julio a noviembre con las tan esperadas arribadas y posteriormente el nacimiento de los neonatos.
“El equilibrio de la biodiversidad de especies y ecosistemas que encontramos en los océanos y el área de manglar realizan un proceso importante de captura de dióxido de carbono para generar el aire que todos respiramos, de ello la importancia de su conservación, argumentó Bernal.
Para José Julio Casas, director de Costas y Mares, la celebración de la COP10 (Décima Conferencia de las Partes de la Convención Interamericana para la Protección y Conservación de las Tortugas Marinas ) en el país es la muestra clara de la visión azul que lleva adelante el país al confirmar los compromisos que tiene el Estado panameño en la conservación y protección de todos los recursos marinos costeros .
Manifestó que estos reptiles “nos dan muestra de los procesos de conectividad, no solo entre los territorios insulares, sino a nivel regional e internacional”, pues las tortugas marinas se mueven, anidan en diferentes playas, se alimentan en diferentes zonas del Pacífico Oriental Tropical lo que hace que sea un ejemplo de esa conexión ecológica que Panamá intenta fortalecer a lo largo de la región.
Marino Ábrego, biólogo marino, señaló que Panamá estudiará la excepción establecida para el consumo humano de huevos de tortuga en la Isla de Cañas, enfatizando que esta es la única excepción que se analizará (solo en la isla), ya que el consumo de carne, huevos o el uso de alguna parte de las tortugas para confección de artículos de cualquier tipo está totalmente prohibido en Panamá y representa una multa de $2,000 para quienes incurran en este delito.
“Hoy podemos decir que Panamá tiene el privilegio de contar con 79 playas de anidación de tortugas marinas, 45 de ellas en la Costa del Pacífico, y 39 en la Costa Caribeña”, destacó Ábrego.
Este año el MiAmbiente inauguró el primer vivero de tortugas marina y lo ubicó en Playa Paraíso, en el área de Caño Ciego, dentro del área del Parque Nacional Portobelo, provincia de Colón.
El lugar, que cuenta con capacidad para 130 nidos de tortugas marinas, busca reproducir nuevos neonatos en un espacio seguro y así conservar estas especies que se encuentran amenazadas.
Guardaparques y unidades de la Policía Ambiental, Turística y Rural, se encargarán de las labores de patrullaje, control y vigilancia en la zona. Además, realizarán monitoreos de los nidos, hasta el desarrollo de los huevos y eclosión de los neonatos (embriones), para su posterior liberación al mar.