La contemporaneidad

Actualizado
  • 26/10/2020 00:00
Creado
  • 26/10/2020 00:00
Aristides Ureña Ramos, maestro de las artes plásticas de Panamá, plantea la necesidad de cuestionar la actualidad cultural, los rumbos encaminados en nuestra plástica y comprender hacia dónde nos dirigimos

En los dos artículos anteriores, hemos remarcado la importancia de la academia, el transcurso que tuvo el antiacademicismo, como también el desarrollo de las disciplinas artísticas. Dándole un enfoque muy particular, pues fue el punto de vista del aspecto técnico-pictórico nuestro principal conductor. Remarcando los procesos que apoyaron los cambios, dando un juicio sobre la globalidad del asunto, tratando de colocarlo en el contexto de las expresiones artísticas de Panamá.

Las ideas que me han llevado a desarrollar estos textos tratan de cuestionarnos sobre nuestra actualidad cultural, los rumbos encaminados en nuestra plástica y comprender hacia dónde nos dirigimos.

En un mundo donde los intereses resultan ser siempre más globalizados, cuestionándonos cada día (apresuradamente) sobre un presente ya a nuestras puertas.

Por eso la premura por debatir y, a su vez, interrogarnos sobre los pilares que sostienen nuestra plataforma cultural, la educación artística, la producción artística nacional y nuestras fuerzas de diálogo ante las transformaciones actuales de las tarimas internacionales, impuestas en una nueva era globalizada con raíces en nuestra realidad.

La evolución de los lenguajes

Como hemos ya afirmado, las expresiones artísticas son un conjunto de disciplinas en constante evolución, debemos dotarnos de lecturas que comprendan ese fenómeno como progresivo y transformador. Es ahí donde encontraremos la esencia para que aceptemos las novedades experimentales, que poco a poco se van produciendo a nivel internacional.

Para que comprendamos el meollo del asunto, nos resulta muy pertinente hablar de la ruptura que las expresiones contemporáneas han desarrollado. Pues el arte contemporáneo ha desarrollado una manera comunicativa, donde el aspecto técnico-pictórico, no está incluido.

Entonces, usted dirá: ¿Es posible que un artista que nunca ha sostenido una paleta, sin frecuentar una escuela de bellas artes o academia, sin saber los elementos básicos del dibujo, puede ser considerado un artista? la respuesta sería: ¡Sí! ¡Sí puede!

Aquí regreso a las prerrogativas que hemos desarrollado en el segundo artículo sobre el antiacademicismo, donde se explicaban los efectos de la modernidad y la evolución que las expresiones artísticas han, con mucha tenacidad, desarrollado, ya que los lenguajes artísticos, han superado el aspecto técnico-pictórico para comunicar de otra manera sus ideas.

En síntesis, cuando a usted le hablan de arte contemporáneo, debe entender que le están hablando de una manera de expresar las ideas, con procedimientos que han superado la problemática de la técnica-pictórica (tela, pinceles, colores, cinceles, gubias, etc.), que son instrumentos bien conocidos por nosotros que frecuentamos las tradicionales artes aplicadas.

Los artistas contemporáneos se dotan de nuevos instrumentos como el cuerpo humano y sus expresiones corpóreas, el sistema comunicativo en las artes escénicas, el video artístico, la acción performática. Entonces, al escuchar hablar de performance, video arte, instalaciones, son estas, expresiones encajadas en un nuevo léxico, para que comprendamos las nuevas maneras de producir artes contemporáneas.

Las artes pictóricas

Todas estas novedades no deben ser consideradas como contrarias al ejercicio pictórico. Sería un verdadero error cerrarnos a entender la evolución de las expresiones artísticas, como un ancla, torre defensiva de tercos caprichos o malos entendimientos. Sé que no es así para el público que me ha seguido en estos textos, pues lo que vengo repitiendo hasta el infinito, es la necesidad de leer la historia del arte como un proceso evolutivo y transformador.

Para los que provienen de fatigosos estudios en academias y escuelas de bellas artes, se comprende que su principal responsabilidad es desarrollar los procedimientos, técnicos pictóricos, estéticos y de conceptualización de la obra.

En simples palabras: las expresiones pictóricas siempre se renuevan de vigor y nuevas maneras; esa es la esencia de las artes desde sus primitivas iniciaciones… y para el artista de educación contemporánea, como el de extracción pictórica, viene a ser una meta compartida.

Mirándonos en nuestro entorno

Encontramos que, en nuestra actualidad panameña, el procedimiento de las artes pictóricas ha abandonado la función primordial de las artes, pues el renovarse estéticamente no resulta ser una voluntad compartida para muchos. Esa es la lectura que nuestro ambiente cultural deja entender, pues lastimosamente los resultados de las fatigosas subastas, premios nacionales, etc. nos describen un panorama inquietante para algunos.

Para sostener esta apreciación, debemos considerar los siguiente:

1- La reciente historia de la pintura moderna panameña, ha siempre interpretado las corrientes internacionales. Prueba de ello A. Dutari, A. Sinclair, G. Trujillo, E. Silvera, A. Alvarado; al recordar sus trabajos, notamos la voluntad de incursionar en corrientes innovadoras… no existe - en el aparato educacional panameño - didáctica artística que haga asimilar estos aportes., por lo que, alumnos y pintores quedan a la deriva de sus intuiciones. No existe continuidad y ni conocimiento del aporte de nuestros artistas nacionales.

2- La calidad del producto artístico orientado a la improvisación y a la aproximación de juicio estético y histórico.

3- Arbitraje. El juicio al cual está llamado el cuerpo del jurado, es la esencia de todos los concursos o subastas, pues sin un jurado de alta calidad, se deteriora la imagen del concurso, o de las subastas, menguando la participación de aquellos “pocos artistas” que se encuentran encallados en la renovación de las artes en Panamá. Por esto observamos que, a las principales tarimas que existen en Panamá, no participan talentos que experimentan nuevas maneras, dejando al país una visión superficial de la producción artística del patio.

4- Los grandes esfuerzos de algunas instituciones públicas y privadas para apoyar la producción artística, han dejado en manos de “aproximados entendedores de las artes” que han abrazado el conformismo de una producción artísticas decorativa y de fácil consenso, disminuyendo el propósito y duro trabajo de las instituciones que ellos mismo representan. Siendo esta la contradicción más relevante conocida por todos nosotros, y al parecer, que nadie quiere abandonar.

5. La desorientación de los principales premios nacionales en Panamá, han denotado una calidad de producción artística, que nos ha conducido hacia atrás… a las corrientes artísticas de los años cincuenta y setenta (en pintura y escultura), que no son representativas de la producción del talento panameño. Además, estas mismas características las encontramos en casi todas las disciplinas artísticas de nuestro país, como si la oficialidad y los serios empeños de las instituciones, estuvieran empantanados en conformismos ajenos a la calidad experimental e investigativa de nuestros talentos.

Mi intención con todo lo dicho hasta ahora en nuestro Café Estrella, es estimular el juicio que cada uno de nosotros tiene que poseer; juicio que nos debe ayudar en el progreso de nuestras adquiridas convicciones.

Cuando sostenemos que la cultura y las artes desarrollan a las personas y a un país en la tarea de ser más culto, es en cuanto te sorprenda, te cuestione, para que pongamos en juego nuestras certezas, sepamos avanzar o ser más conscientes de nuestros convencimientos. Tenemos que exigirnos una mayor atención a todo lo referente al desarrollo de las expresiones artísticas en Panamá, porque es una tarea importante en estos momentos donde al parecer el “relativismo conformista” pareciera habernos capturado; exponer y exponernos al criterio libre de todos, sin temer al juicio de la colectividad. Los espero en el próximo cafecito.

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