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- 20/06/2021 00:00
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El ciberacoso o acoso virtual se define como el uso de medios digitales como celulares, computadoras, tabletas, para acosar a una persona o grupo de personas, mediante la publicación o difusión de ataques personales, divulgación de imágenes, información confidencial o falsa, entre otros medios. Estos ataques en su mayoría tienen características concretas, como el anonimato del agresor, su velocidad y su alcance. Cualquier persona puede ser víctima de un ciberacosador, sin que sea necesario que la víctima y el acosador coincidan ni en el espacio ni el tiempo.
Un reciente estudio publicado por Pew Research Center reveló que aproximadamente cuatro de cada diez adultos en EE.UU. experimentó el acoso en línea en primera persona y que la cuarta parte de las personas encuestadas describió su experiencia como muy o extremadamente perturbadora. Una de las víctimas que participó en dicho estudio señaló: “los ciberacosadores anónimos son implacables. Encuentran una debilidad e insisten en utilizarla para perturbarte una y otra vez”.
Las redes sociales son la vía más frecuente para el ciberacoso, pero también a través de los servicios de mensajería, secciones de comentarios, foros o incluso en plataformas de videojuegos. En el citado estudio de Pew Research, casi el 60% de las personas encuestadas manifestaron que el episodio de acoso más reciente que experimentaron fue a través de las redes sociales.
El acoso cibernético se produce a través de distintas manifestaciones y signos, como son: el acoso psicológico, el acecho o stalking (espiar a la víctima), el grooming (engaño pederasta de un adulto para acosar sexualmente a una niña o niño), acoso laboral, acoso sexual. Algunos acosadores se centran en sus creencias políticas, religiosas o de otro tipo, en tanto otros, en la apariencia física, carácter, género, etnia, orientación sexual o cualquier cosa o pretexto que pueda ser utilizado para provocarlo. Por lo general, los acosadores son personas extrañas, pero también pueden ser conocidos, exnovios o parejas, o compañeros de escuela o de trabajo.
Una de las formas más conocidas es el ciberacoso escolar o cyberbullying, en que se produce intimidación entre estudiantes, mediante uso deliberado de las tecnologías de la información para ocasionar maltrato psicológico de manera continuada. En muchos casos el resultado termina en suicidio.
Otra muy común es la ciberviolencia de género, que se produce por una persona hacia otra del sexo opuesto, utilizando las tecnologías y herramientas digitales: redes sociales, foros, juegos en línea, chats. Va desde comentarios generales hasta ataques concretos que atentan contra la libertad e intimidad. Algunos ejemplos: acceder a las cuentas de la víctima sin su permiso, controlar la actividad de la víctima en redes sociales o en páginas de internet, espiar el celular o dispositivo, usurpar la identidad de la víctima, prohibir a la víctima utilizar las redes sociales, prohibirle la publicación de determinados contenidos, enviar amenazas, insultos o contenidos desagradables, acosar a la víctima a través de todos los sitios web, envío de imágenes comprometidas de la víctima, chantaje a la víctima para que le envíe imágenes comprometidas o encuentro físico, a cambio de no difundir sus imágenes.
El network mobbing (acoso laboral). Cuando el ciberacoso es realizado por varios participantes, y se asocia con el entorno laboral, cuando varios empleados utilizan la difusión de rumores maliciosos, la humillación o intimidación, para tratar de forzar la salida de un trabajador o trabajadora.
El swatting o broma pesada, que consiste en engañar a los servicios de emergencia o policiales, dando un aviso de un falso incidente grave para que envíen un equipo de respuesta urgente. En algunos casos estos incidentes provocan muertes y es un delito penado en varios países.
Algunos ejemplos:
-Difundir mentiras o publicar fotografías vergonzosas en redes sociales.
-Enviar mensajes hirientes o amenazas a través de plataformas de mensajería.
-Hacerse pasar por otra persona enviando mensajes agresivos o amenazantes en nombre de dicha persona.
El ciberacoso tiene efectos a corto y a largo plazo para las víctimas, entre otros: daños psicológicos y emocionales graves, estrés, humillación, ansiedad, ira, impotencia, pérdida de confianza, insomnio, estados depresivos; efectos físicos sobre la salud y también efectos sociales que afectan las relaciones familiares y de pareja.
El acoso virtual constituye una forma de violencia que requiere ser prevenido y sancionado. Las campañas de concienciación son necesarias para sensibilizar a las sociedades en el uso responsable de las tecnologías digitales. Recuerda lo que dice Zoe Sugg: “Cada vez que subes algo a internet, tienes dos opciones: puedes hacer que añada felicidad al mundo o puedes hacer que le reste felicidad.