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- 16/02/2014 01:00
A pesar de ser una zona que desde hace más de una década es de libre acceso para la población en general, muchos son los residentes en ciudad de Panamá que todavía no han subido a su cima. El Cerro Ancón sigue rodeado de un cierto halo de misterio y romanticismo, con sus vetustas construcciones de madera de la época canalera, y su frondosa y exuberante vegetación.
Oculto a la vista como un recuerdo del pasado bélico, en sus entrañas el cerro incluso alberga un búnker subterráneo construido en 1942 por el Comando Sur, vestigio de intrigas y reuniones secretas en las que se tomaron decisiones del más alto nivel para los intereses de la antigua zona del Canal.
LA RUTA
El ascenso se puede iniciar desde diferentes puntos, haciendo un trayecto más o menos largo dependiendo de nuestras capacidades físicas. Si nuestro objetivo simplemente es subirlo caminando, podemos llegar con el carro hasta la garita de Quarry Heights, y estacionar en los alrededores. Si por el contrario queremos correr durante más distancia o subirlo en bicicleta, un buen sitio para comenzar es frente al edificio de Administración del Canal, y de allí nos llegaremos hasta el citado Quarry Heights.
En este punto existe una primera bifurcación donde tomaremos el ramal izquierdo. Durante un kilómetro transitaremos por una tranquila zona residencial, co n pequeñas viviendas que han sido rehabilitadas en los últimos años. Aunque el área es bastante segura, es recomendable realizar el trayecto en pequeños grupos, especialmente si iniciamos el ascenso durante la madrugada.
Unas puertas con malla de ciclón nos señalarán la entrada a los últimos dos kilómetros del recorrido. Las mismas usualmente permanecen cerradas durante la noche, pero es posible poder continuar cuando se va a pie. En el horario en que se permite el ingreso de vehículos a motor, un vigilante controla este punto desde una garita.
La carretera es estrecha de un solo paño, con buen asfalto, y discurre bordeando el cerro, con agradables vistas cuando la vegetación deja algún claro. Sobre todo al amanecer, suele ser habitual ver cruzando tranquilamente la calle algunas especies de fauna como ñeques, armadillos, e incluso perezosos.
La pendiente, salvo en algunas curvas cerradas, no es fuerte, y se puede mantener un ritmo de ascenso regular tanto si se hace caminando como corriendo o en bicicleta. Solo al final la calle hace algunos cambios de dirección bastante bruscos, hasta alcanzar finalmente el tope donde hay varias construcciones y antenas de TV.
EN LA CIMA
Una vez en ella merece la pena tomarse un respiro antes de iniciar el retorno, ya que al ser el punto más elevado de la ciudad con sus 199 metros, hay unas vistas panorámicos tanto a la bahía como al Canal de Panamá. La brisa suele soplar con fuerza y se respira aire puro, mientras el enorme pabellón nacional ondea orgulloso en lo más alto.
Es recomendable llevar nuestro celular para poder tomar fotos del paisaje y retratarnos con la bandera nacional a nuestra espalda. En el descenso hay que extremar las precauciones sobre todo si vamos en un horario donde hay tráfico abierto.
Aunque ahora se trate de bajar, el esfuerzo físico no deja de ser importante puesto que se realiza mucho trabajo muscular para mantener el control y balance de nuestro cuerpo.