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Cambiando vidas, educación en medio de la adversidad
- 03/06/2023 00:00
- 03/06/2023 00:00
El joven Kevin González, de 16 años, nunca se imaginó que tendría la oportunidad de participar en una competencia de atletismo. “Nunca esperé tener este tipo de oportunidades”, confiesa el adolescente, en conversación con La Estrella de Panamá.
Una posibilidad que González aprovechó para obtener el tercer lugar en la categoría de 800 metros planos, en las eliminatorias de atletismo juvenil provincial que realiza nuestro país, y que le da la posibilidad de clasificar a la siguiente etapa de la competición, rumbo a los Juegos Deportivos Estudiantiles Centroamericanos que organiza el Consejo del Istmo Centroamericano de Deportes y Recreación (Codicader), que se desarrollarán en Costa Rica.
Al igual que González, más de 300 jóvenes en condición de vulnerabilidad social han encontrado una alternativa para su desarrollo personal y académico, en la Academia Encontrando el Camino Correcto, que administra el Ministerio de Seguridad Pública (Minseg).
El centro, ubicado en el corregimiento de Veracruz, provincia de Panamá Oeste, permite a adolescentes de entre 12 a 16 años, que son tentados por el crimen organizado, salir de esas realidades a través del estudio.
“Nosotros no somos un reformatorio, estos jóvenes no tienen conflictos con la ley, pero están en contextos que los hacen vulnerables”, comenta Walther Stanziola, director administrativo del centro de estudios.
“Estos chicos son susceptibles de caer en pandillas, consumo o distribución de drogas ilícitas y otras modalidades del crimen organizado, y lo que nosotros buscamos hacer es prevenir que eso suceda”, explica el funcionario.
Un objetivo que, a criterio del joven González, se ha cumplido. “Yo antes era rebelde y no hacía caso, pero cuando entré aquí todo cambio”, relata el adolescente de Arraiján, quien asegura que los cuatro meses que lleva en este internado han sido fundamentales para su desarrollo personal.
Este sentir es compartido por Evelyn Quintero, quien ingresó al centro cuando tenía 14 años y ahora, a sus 16, piensa que ha valido la pena. “Mi madre me inscribió en esta academia porque yo no me portaba bien, no le hacía caso ni a ella, pero cuando entré aquí me enseñaron disciplina y eso me ayudó a cambiar”, comenta.
Encontrando el Camino Correcto es un centro en el que personas de San Miguelito, Panamá Oeste y Colón reciben clases de física, inglés, español, historia de Panamá, biología, contabilidad, formulación de proyectos y otras asignaturas acordes con el currículo académico del Ministerio de Educación (Meduca).
Stanziola explica que el coste de esta academia es mínimo, pues los acudientes solo tienen que cubrir el coste del seguro estudiantil ($15), de forma anual. Los libros, alimentación, uniformes, cuadernos, útiles escolares y otros elementos corren por parte del Estado.
“Los jóvenes entran al internado el domingo en la tarde y salen el viernes a mediodía, regresan a sus hogares el fin de semana y vuelven el domingo”, comenta el encargado de la academia.
Lo complicado es el proceso de adaptación, ponderan los alumnos. “Yo entré a esta academia con 14 años y no me hallaba”, confiesa Quintero, quien dice que al entrar le sorprendió la conducta estricta de los profesores y unidades del Minseg. “Cuando llegué me comenzaron a hablar fuerte, quede en shock y me quería ir, porque no sabía lo que era disciplina, pero al poner de mi parte, me fui acostumbrando y ahora me gusta”, analiza.
“Es duro, porque no estaba acostumbrado a estar internado una semana, lejos de mi familia, pero llegas a un punto en el que el tiempo fuera de aquí se pasa súper deprisa y no te das cuenta de cuando llega el tiempo de volver”, confiesa González.
El año escolar es el aprobado por Meduca para todas las escuelas (marzo-diciembre), lo que varía es el horario diario, pues según detallan los jóvenes Quintero y González: “Nos levantamos a las 4:30 a.m. y hacemos calistenia y otro tipo de actividad física, luego nos bañamos y a las 7:00 a.m. es el desayuno, que acaba a las 8:00 a.m., para dar paso a los talleres que son a hasta las 10:00 a.m., cuando viene la merienda. Terminado este tiempo viene otro periodo de talleres y clases, hasta las 12:00 m., que es hora del almuerzo y, a la 1:00 p.m. vienen más actividades que se extienden hasta la hora de la cena, que es a las 7:00 p.m. Y nos acostamos a las 9:00 p.m.”, explican los estudiantes.
Además de las asignaturas habituales, los estudiantes reciben cursos de soldadura, construcción, plomería, cosmetología, música (banda y coro) y se tiene previsto incluir un espacio de gastronomía y repostería, que son brindados por el Instituto Nacional de Formación Profesional y Capacitación para el Desarrollo Humano (Inadeh). Además de tener visitas guiadas a museos, empresas, sitios históricos, talleres por partes del Sistema Nacional de Protección Civil (Sinaproc) e inducción en las diversas ramas de la fuerza pública, como el Servicio Nacional Aeronaval (Senan) y el Servicio Nacional de Fronteras (Senafront).
Según Stanziola, el centro se basa en cinco pilares “el espiritual (mediante periodos de estudios bíblicos y conversaciones con curas y pastores), el académico (con un equipo de 16 profesores especializados, divididos en dos turnos), el monitoreo psicosocial (terapia, consulta psicológica y docencia en valores), la disciplina (gracias a los diversos miembros de los estamentos de seguridad que estamos presentes) y, lo más importante, el acudiente, que es el responsable del alumno cuando no está aquí.
“Reitero, nosotros no somos un reformatorio y nosotros, sin la ayuda de los padres, no podemos hacer nada. Muchos padres llegan, nos dejan a sus hijos y se desentienden de ellos, pero necesitamos un compromiso por parte de los familiares o acudientes”, asegura el administrador.
La Academia Encontrando el Camino Correcto no recibe a jóvenes con dependencia de drogas, trastornos psicológicos, tendencias al suicidio y otras conductas que escapan de sus competencias.
“Nos ha tocado enfrentarnos con acudientes que nos dejan a su acudido y piensan que los podemos encaminar casi como por arte de magia y en poco tiempo, pero necesitamos que se involucren, porque de nada vale que nosotros les inculquemos valores, si cuando vuelven a sus hogares no se les afianzan y el joven se descarría”, agrega Stanziola.
En relación con esto, el joven González señala que cuando llega a su barrio en Burunga, Arraiján, le toca ver muchas “cosas malas”, pero es su responsabilidad saber decir que no y dirigirse de nuevo a su hogar. “Los jóvenes que llegan aquí tienen que entender que deben dejar atrás su pasado y concentrarse en el futuro, porque esa malicia siempre va a estar allí”.
Sobre los acudientes, el subcomisionado Stanziola comenta que aunque tienen a estudiantes cuyos padres están pagando una condena en un centro penitenciario, pero esto no es obstáculo para recibirlos, siempre que los padres no tengan oficios pendientes con la ley.
“Hemos tenido muy buena retroalimentación por parte de los padres, quienes comentan que cuando sus hijos están en casa, limpian su habitación, ordenan su cama, hacen oficios domésticos y se apartan de las malas compañías que tenían antes”, detalla.
Adicional al tiempo que los estudiantes pasan en sus hogares, los acudientes tienen la posibilidad de comunicarse o visitar a sus hijos durante la semana y acudir a una jornada de puertas abiertas, al final de cada trimestre.
Uno de los desafíos más grandes que tiene la escuela es la lucha contra los prejuicios y estigmas que la sociedad ha depositado en estos chicos. “Tenemos algunos jóvenes que vienen con carencias desde sus hogares y nunca han recibido afecto por parte de sus padres”, lamenta el funcionario, quien considera que las palabras de ánimo y apoyo por parte de sus familiares y personas en su entorno, son fundamentales para su consolidación como profesionales y personas de bien.
“Estos chicos no tienen culpa alguna de la condición o los contextos en los que han vivido, y tenemos que ser sensibles a eso como sociedad”, agrega.
Aún así, el director reconoce que es un gran desafío, por lo que constantemente se trabaja la autoestima y el área psicológica de los alumnos para que ellos aprendan a verse y proyectarse como personas de gran importancia para el país.
“Hay que apoyar a estos chicos, porque son sumamente brillantes, a los que se les privó de una voz que reconociera sus aptitudes y actitudes”, añade.
Es por ello que Stanziola reconoce la importancia del equipo que trabaja en el centro. Las más de 60 personas que se dedican a acompañar a los jóvenes en su proceso de aprendizaje.
Aunque el centro se inauguró hace pocos meses (15 de diciembre de 2022), durante la ceremonia de apertura se llevó a cabo el primer acto de graduación, pues muchos alumnos habían iniciado sus estudios de forma virtual.
En total, dos promociones han obtenido su diploma (46 estudiantes). Se trata de un 'bachiller integral' expedido por la escuela Reina Torres de Araúz o el Centro Educativo de Jóvenes y Adultos de La Chorrera, que le permite al alumno aspirar a una oferta universitaria más amplia.
“Muchos de estos jóvenes ya están laborando, en la universidad o en las academias de la policía”, asegura Stanziola.
Pese a esto, el director confiesa que muchos de los graduandos sienten inclinación por los estamentos de seguridad pública; prueba de esto es que tanto González como Quintero expresan su deseo de formar parte del Senan en el futuro.
El Decreto Ejecutivo No 74 del 14 de julio de 2022, que crea la academia, plantea en su artículo 1 que el internado contará con sedes en diferentes puntos del territorio nacional, algo que fue confirmado por el administrado del centro, quien explicó que aunque todavía no se ha dado, si hay planes de hacerlo.
La Academia Encontrando el Camino Correcto abrió su periodo de inscripciones el pasado 17 de mayo y se extenderá hasta finales de diciembre.
El motivo del extenso periodo es que para formar parte del centro se debe pasar por varias etapas y, en caso de ser necesario, un periodo propedéutico (reforzamiento académico).
Entre los requisitos para entrar al colegio refieren: estar en condición de vulnerabilidad social, contar con uno o dos acudientes responsables, aprobar el examen psicológico y las visitas de trabajo social que realiza el equipo para comprobar el estado de los jóvenes, aprobar los exámenes médicos, físicos y toxicológicos y presentar los créditos académicos correspondientes,
En total hay cuatro niveles, séptimo grado (12-13 años), octavo (13-14 años), noveno (14-15 años) y décimo (15-16 años).
Si el interesado cumple con los requisitos, deberá estar listo para iniciar sus clases en marzo de 2024 o un mes antes, en febrero, en caso de que sea necesario el propedéutico.
El administrador del centro explicó que es muy importante que los estudiantes cumplan con la edad requerida, pues es un bachiller más corto que permite enfrentar la deserción escolar y darle una oportunidad a aquellos estudiantes que se han demorado más de lo habitual en completar sus estudios.