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El adiós a Peña Morán a través del trazo de sus compañeros: 'un faro de luz entre los caricaturistas'
- 21/09/2023 00:00
- 21/09/2023 00:00
Son muy pocas las personas que en su vida logran influenciar y tocar los corazones de aquellos que los rodean. Son pocos quienes serán recordados por su forma de vivir y amar la vida, de relacionarse con los demás y por las valiosas enseñanzas que dejaron a su paso. Pero Fernando Peña Morán será recordado por todas estas razones, y más.
Un apasionado de la sencillez del día a día, del arte y de todas las amistades que cultivó y las vidas que influyó en su paso por este mundo. El pasado 15 de septiembre un doloroso adiós resonó entre los países de Latinoamérica, los caricaturistas del mundo, los apasionados del dibujo y los amantes de las obras del reconocido Peña Morán.
El caricaturista panameño prestó su arte a muchos medios del país desde 1981 hasta sus últimos momentos. Se paseaba por las instalaciones de La Estrella de Panamá luciendo un gran sombrero, una camisa blanca que lo caracterizaba y una sonrisa enorme que invitaba a cualquiera a conversar con él. Su alma joven quedará plasmada en cada uno de los rincones en los que estuvo, y las enseñanzas que dejó serán motivo de aprendizaje para futuras generaciones.
“Tenía alma de poeta, era un artista con todas las letras y un muy buen amigo”, expresó el caricaturista Benjamín “Benji” Samudio al conversar con 'La Decana'.
El arte de Peña alcanzó tierras fuera de Panamá, pues “era conocido como El Peñón en países como Colombia, México, Ecuador, Cuba, España (...)”, explicó su gran amigo y compañero Félix Barrios. “Era un ser extraordinario y un amigo de muchas batallas. Atraía a la gente con su energía donde fuese”.
El caricaturista panameño falleció a sus 73 años, pero su vida y legado serán recordados por aquellos que lo adoraron como artista y persona, y aquellos que esperaban con ansias sus caricaturas por “su trazo y estilo tan especial”, tal cual expresó el caricaturista Hilde Brando al diario.
Peña comenzó su trayectoria como profesional en 1981, pasando por varios medios panameños y conociendo gente por todas partes del mundo que disfrutaba de su arte.
Sus compañeros y allegados lo definen como “una persona amable y para nada conflictiva”.
“Siempre estaba dispuesto a ayudar y a mediar, con tremendo sentido del humor”, recordó Hilde. “Tuve la oportunidad de viajar con él y compartir en actividades relacionadas a la caricatura; era una persona sencilla y tratable que nunca vi con aires de divo, a pesar de ser una figura muy reconocida; siempre con una sonrisa esbozaba sus caricaturas”.
El caricaturista Félix Barrios recuerda a su “gran compañero” como “un faro de luz que sin importar las circunstancias, iluminaba a todo el mundo con su presencia”.
Vic, otro caricaturista panameño, recordará a su compañero como “una persona alegre, que transmitía paz, y que sin importar la edad siempre pensaba en su futuro”.
“Era el súper héroe de la caricatura. Conservador, amante de la vida y su país. Compartía su conocimiento con quien quisiera escuchar”, agregó Vic.
Fernando Peña Morán será recordado por todos los que lo conocieron o llegaron a ver sus obras como un apasionado, quien entregó su vida entera al arte.
“Es una pérdida irreparable. Peña es de esas personas que siempre llevarás contigo y que jamás podrás borrar de tu mente”, afirmó Barrios.
Su legado abarca una huella enorme en el mundo de los caricaturistas. “Tenía una trayectoria como ningún otro. Su trazo y estilo serán siempre recordados”, explicó Benji.
Pero eso no será lo único. “Desde 1981 nació en sus obras un pequeño ratoncito bodeguero, 'El Peñín', creado por el maestro de las artes plásticas, quien lo acompañó en cada uno de sus trazos”, contó Barrios.
Su edad no le impedía soñar en grande y tenía una lista de planes y metas que quería cumplir. “Tenía una lista de proyectos por completar y las ganas de presentar su colección de material gráfico ya sea en un libro, en las redes o en una exposición”, explicó Vic.
Su arte quedará plasmado en los diarios panameños, en los hogares de las personas que lo conocieron, y en aquellos que lo amaron como artista y persona. Dibujó hasta sus últimos minutos y será recordado como un maestro de las caricaturas, pero sobre todo como un amante de la vida, de la sencillez, “quien disfrutaba de una buena taza de café, un buen vino o un rico pie de limón”, como señaló Benji.
Además de Benji, Vic, Félix Barrios e Hilde Brando, otros caricaturistas como Rac, Delmiro Quiroga, Lowis Duartes y muchos más recordarán al maestro Peña por siempre como un ejemplo de vida, pasión y amor por su trabajo.
El caricaturista panameño será recordado por sus allegados por su inmensa calidad humana y su amor por el arte
Hay quienes creen, como un dogma de fe, que la grandeza y la sencillez no pueden caminar juntas. Hasta que se topan en su camino, en algún momento, con alguien como Fernando Peña Morán, una leyenda indiscutible de la caricatura panameña que destacaba por su inmenso talento, su don de gentes y, sobre todo, porque ajeno a los cantos de sirena de la fama y la grandeza artística y profesional que se había forjado con esfuerzo propio, brillaba por su inmensa calidad humana.
Nacido el 11 de julio de 1950, falleció este viernes 15 de septiembre, a los 73 años de edad, dejando como legado una de las más destacadas carreras en la caricatura política nacional, la cual se extendió durante poco más de 43 años.
En una de las muchas entrevistas concedidas a lo largo de su trayectoria, señaló que sus inicios profesionales fueron en junio de 1981 en el diario Crítica, que formaba parte en ese momento de la Editora Renovación, S.A (ERSA). Luego, en diciembre de 1990 mudaría sus caricaturas para el diario El Siglo, donde permaneció hasta agosto de 2009, cuando entraría a formar parte de la redacción de La Estrella de Panamá, diario en el cual laboraba hasta el momento de su deceso.
Además de sobresalir como caricaturista político y de retratos, se dedicó también a la pintura y a la enseñanza. Durante varios años ejerció como asistente en la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Panamá. Y cuando en el año 1982 se creó un curso de caricatura en la Facultad de Diseño Gráfico, nadie con mejores méritos que él para dictar esas clases.
Fernando Peña Morán, indiscutiblemente, deja una estela inolvidable donde se combinan el talento, el trabajo persistente, la vocación y donde destaca su inconmensurable calidad humana: una combinación de características que no resulta fácil encontrar contenidas en una misma persona. Esa valiosa fibra humana, combinada con la vocación y el respeto que siempre manifestó por su trabajo, los dejó evidenciados durante el Seminario Internacional de la Caricatura llevado a cabo en Quito en el año 1987, donde declaró que: “(...) entre las cuestiones más importantes, sobre todo, es que el trabajo que uno hace es hacia el país, hacia la comunidad; no se puede olvidar que uno forma parte de esa comunidad y que se tiene una misión y una responsabilidad con ese pueblo y esos lectores que siempre esperan algo positivo de uno”.
¡Descanse en paz, maestro! RAC