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Sobre acrílicos y telas, un tributo a la niñez y la naturaleza
- 03/09/2023 00:00
- 03/09/2023 00:00
Pascual Rudas creció en el corregimiento de Chilibre, rodeado de naturaleza y apreciados recuerdos de su infancia que atesora hasta el día de hoy. Son estos momentos a los que su mente viaja cada cierto tiempo para agradecer por todo lo que tiene y ha logrado en la actualidad.
En su más reciente exposición “Paraísos del Mar” que se presenta en la Galería Habitante de Costa del Este, combinó ambos pensamientos, proyectándolos en 17 obras de acrílico sobre tela que espera compartir con el país y los amantes del arte.
“El arte es un lenguaje capaz de despertar emociones, sensaciones y recuerdos”, expresó a La Estrella de Panamá, mientras recorría la galería y observaba sus obras atentamente.
Entre risas y recuerdos, el artista confesó que no esperaba el giro que su vida tomó desde el 2006 cuando decidió dedicarse profesionalmente al arte, puesto que los estereotipos sociales parecían tenerle otro plan. Aun así, saltó al reto y agradece hasta ahora las personas y eventos que lo impulsaron a hacerlo.
A pesar de todo lo que ha logrado en la actualidad, la inspiración de Pascual Rudas siempre recae en una etapa: su infancia. “La niñez es una de las mejores etapas que he tenido en mi vida”, confesó.
“Lastimosamente permanecer en ese momento es imposible, pero nos quedan estos recuerdos y escenas que duran en nuestra memoria toda la vida, y eso se debe valorar”.
Es ahí cuando con pincel, pinturas de acrílico y telas en mano, se dedicó a crear su más reciente exposición. “Paraísos del Mar” se formó de 17 obras de arte que utilizan las playas y mares como protagonistas en un escenario perfecto. Algunas pinturas retratan paisajes panameños como Taboga y otros son pintados con la intención de libre interpretación del público. “Cada quien decide en qué espacio y tiempo está en las obras”.
“Siempre me ha gustado ver la playa. Sentarme a lo lejos, ver la arena y escuchar las olas del mar. Es un sentimiento que trae tranquilidad y quería proyectar eso en las obras”, agregó.
Rudas pintó escenas libres de nubes, tormentas, humo y basura para también “hacer un llamado al daño que estamos haciendo al medio ambiente y debemos tomar conciencia del legado que estamos dejando a las nuevas generaciones”.
Cada obra va acompañada de una persona o grupos pequeños que disfrutan alguna actividad en un día soleado de playa. Un verdadero paraíso parece reflejarse en cada tela pintada, evocando recuerdos de infancia tanto para el artista como para cada espectador.
“Me guié de fotos de familiares, amigos, vecinos y mis propias vivencias con mis seres queridos”, explicó Rudas. “Quería generar en el público un sentido de tranquilidad que le permita trasladarse a su pasado y recordar aquellos momentos felices en la playa ya sea bañándose en el mar o disfrutando de la arena”.
El artista explicó que el proceso para cada obra es distinto. Unas pinturas pueden tomar tres días mientras otras semanas. Para comenzar, dibuja un pequeño boceto simple en papel carbón y al pasarlo a la tela, comienza a añadir detalles poco a poco.
“El mundo corre a grandes pasos y es importante sentarse a apreciar lo que hemos vivido y conectar con esa parte nuestra que muchas veces se nos olvida que alguna vez existió” agregó.
El deseo del artista es que los espectadores puedan ver a un hijo, un nieto, un amigo o incluso hasta a ellos mismos reflejados en sus pinturas. “El arte no intenta excluir a nadie, sino que pueda disfrutarse y provocar sentimientos en cada uno de los espectadores. Si logro eso, mi misión como artista está cumplida” expresó.
Para Pascual Rudas, la infancia debe ser un tesoro que las personas deben aprender a apreciar y querer revivir de forma constante para no perderse en el rumbo acelerado en que crecen y que el mundo avanza.
Son aquellos años los que considera primordiales y capaces de moldear el futuro de las personas. Por ende, tener una increíble relación con el pasado, es la solución a un prometedor futuro.
El artista panameño nació en la Ciudad de Panamá y creció en el corregimiento de Chilibre, donde desde muy pequeño se enamoró del arte y se dedicó a ello de forma empírica. Sin embargo, no tenía planeado definirse como artista.
“Decidí estudiar algo relacionado con la electricidad porque habían muchos estereotipos para los hombres de que aquellos quienes se dedican al arte no pueden mantener una familia de forma digna” explicó al diario.
Al llegar a una edad adulta, definió su verdadera pasión y se negó a permitir que los pensamientos impuestos por la sociedad, arruinen su sueño. En 2007 culminó sus estudios en el Instituto Nacional de Cultura (ahora Ministerio de Cultura) y entabló una buena relación con uno de sus profesores quien le enseñó el enorme mundo de las galerías y cómo sí era posible dedicarse al arte de manera profesional.
“Estar dentro de una galería me abrió los ojos a un mundo nuevo porque vives el arte de cerca y aprendes de muchos profesionales”, dijo.
Así, se dedicó a pintar de todo un poco. Desde personajes históricos, literarios, de entretenimiento, hasta paisajismos. Sus obras se encuentran en colecciones en Panamá, Suiza, Francia, Argentina, Dinamarca, Hong Kong, Brasil, Alemania, Italia, Inglaterra, y otros países alrededor del mundo.
Han sido obsequios a dignatarios incluyendo el Rey Felipe de Bélgica (2009), Barack Obama (2011), la Reina Isabel II (2012), Su Santidad el Papa Francisco y los Reyes de España (2014).
Rudas sigue aprendiendo día a día y confesó durante la entrevista que está abierto a entender sobre nuevas técnicas y formas de expresión. Sin embargo, a pesar de los años, su mensaje dentro del arte no cambia. El artista explicó que su destreza debe ir acompañada siempre de un mensaje, de lo contrario, “su arte no marca la diferencia”.
Cada día agradece por todo lo que ha logrado, sorprendido de las vueltas que da la vida y las dichas que le ha traído. “Fui un niño que soñó con ser pintor pero nunca pensé qué tan lejos podría llegar”, dijo. “Se trata de permitirse soñar, creer en ese deseo que uno tiene y luchar hasta hacerlo realidad”.