Laura Restrepo: 'Creo que toda mi vida ha sido un tremendo delirio'

Actualizado
  • 08/09/2023 00:00
Creado
  • 08/09/2023 00:00
La escritora, periodista y ganadora del premio Alfaguara, que formó parte de la guerrilla del M-19 junto al presidente Gustavo Petro, habla de su más reciente novela, de migración, literatura y de la Colombia que tuvo que abandonar
La novelista colombiana presenta su última obra 'Canción de antiguos amantes'.

Laura Restrepo (Bogotá, 1950) es una mujer serena aunque lleva por dentro un espíritu rebelde, transgresor, revolucionario. Da gusto escucharla hablar tan lúcida, tan llena de anécdotas, tan conectada a su patria, al mundo y a las realidades que trastocan la humanidad. Laura ha vivido muchas facetas, pero ante todo es escritora con toda la responsabilidad que eso conlleva, un oficio que combina al dedillo con su pluma periodística.

Antes de entregarse a la literatura, la ganadora del premio Alfaguara de Novela por la obra 'Delirio' transitó por muchos años en la política. Fue miembro de la comisión negociadora de paz entre el Gobierno colombiano y la guerrilla del M-19, una época que la hizo conocer el exilio. Uno de los países que la acogió en ese entonces fue Panamá.

Ahora, mucho tiempo después, es una viajera que nunca deja su mirada en reposo. Durante su viaje a Yemen, Etiopía y Somalia con Médicos Sin Fronteras, Restrepo conoció las voces de su reciente trabajo. Publica 'Canción de antiguos amantes', una experiencia literaria de dos historias de amor: una mítica, la de la reina de Saba con el rey Salomón; y otra creada por su pluma, la de un estudioso con este mito y una partera. Hay en la obra dolor, hay rostros de refugiados, hay mujeres que han sido ultrajadas de cuerpo y alma, hay niños que ven perder su infancia, hay referencias culturales, históricas, hay símbolos, hay ficción con mucha realidad. Aquí, una de las exponentes de la literatura latinoamericana.

Pregunta: Laura, comencemos con la razón que nos junta en Panamá, su más reciente trabajo 'Canción de antiguos amantes'... Hay mucho del mito de Cantar de los Cantares.
Laura Restrepo: 'Creo que toda mi vida ha sido un tremendo delirio'
Respuesta: Así es. Estábamos hablando antes de comenzar la entrevista del periodismo y la realidad, y el libro es una serie de reportajes que hice en Yemen cuando fui invitada, tomando los hechos reales pero montándolos sobre el esquema ficticio de una historia de amor doble, que tiene que ver con la historia bíblica del Cantar de los Cantares, del rey Salomón y la reina de Saba.
P: Quisiera saber sobre el proceso creativo, ¿cómo fue esa experiencia que tiene tanto de crónica periodística?
R: Mira, yo creo que es una historia de mujeres, contada por un hombre. Eso me interesaba porque la mirada del hombre es más extrañada, mira con más sorpresas ese mundo femenino, porque si tú cuentas situaciones tan tremendas desde la óptica femenina, tú ya sabes señalar el horror y tienes las palabras; con la óptica masculina tenía que dar una vuelta más para llegar a entenderme y eso me parecía más interesante y más literario también. Desechar conceptos como el machismo, el horror, la miseria y la violación, y tratar de indagar más a fondo en qué hay detrás con la convicción de que había que buscar la manera de que ese fenómeno de los desplazados se viera como algo universal, no como algo lejano exótico de una pobre gente. Al final, eso también uno se acostumbra a verlo en las noticias. Son historias de desplazamiento, gente que tiene que huir de los horrores de la guerra. Los grandes héroes de las gestas de la humanidad tienen que ver con el desplazamiento, cosa que olvidamos y resulta que la cultura está muy ligada a ellos. Desde el momento en que me dijeron que el sitio [al que viajaríamos] era Yemen y después iríamos a Etiopía y la frontera con Somalia, pensé en la reina de Saba, porque ella habitó en algún lugar de estos o fue una reina nómada y vendedora de incienso por los caminos de esos desiertos, y cuando llegas allá hay una desolación muy brutal.
P: ¿Y cansa la promoción literaria?
Laura Restrepo: 'Creo que toda mi vida ha sido un tremendo delirio'
R: Por un lado sí, pero por otro lado no, porque es el encuentro con los lectores. Además es una fuente de historias, te alimentas enormemente. Entonces a mí me gusta el género humano, me encanta su fuerza, la tenacidad con la que afronta las dificultades, su sentido del humor, por eso también esta historia de 'Canción de antiguos amantes'.
P: Tras esa invitación de Médicos sin Fronteras a visitar los campos de refugiados en Yemen, ¿cómo ve la vida?
R: Lo que yo viví en Yemen, Etiopía y sobre todo en la frontera con Somalia, todo el flujo de los refugiados es una situación del fin del mundo. Estamos hablando mucho de la crisis climática, la absoluta injusticia de un sistema económico que tira a millones a la miseria y la guerra que se está desarrollando. Bien podemos estar viviendo una etapa que sea el final de la estirpe. Este proceso de fin del mundo allí ya empezó, por la desertización, por la guerra sin tregua, el bombardeo que está destruyendo las antiquísimas ciudades y el predominio de esa migración que es básicamente de mujeres y niños.
P: ¿Cómo hace usted para narrar ese 'fin del mundo'?, y ¿cómo hacernos menos indolentes ante esta trágica realidad?
R: Como historia propia, que no se siga viendo como 'eso es por allá', que veamos que es la historia de la humanidad y que es el camino que estamos llevando.
P: ¿Considera que hemos sido indiferentes ante estos contextos?
R: No te diría que los países, sino los gobiernos, que de alguna manera se ocupan más de lo que es sedentario y toda la población migrante parecería que fuera un fenómeno colateral o una tragedia, cuando la verdad es que siempre ha sido parte de la humanidad. Los sedentarios no han sido lo predominante en la historia de la humanidad. ¿Hasta cuándo vamos a ver a los migrantes como algo extraño o lejano de nosotros y no como lo predominante? Tengo ya varias novelas sobre el destierro, y el tránsito de los desterrados en busca del lugar donde la vida sea posible; el primero fue 'La multitud errante', sobre el desplazamiento interno debido a la violencia en Colombia, y una que se está reeditando ahora en Colombia, que me encantaría poderla traer a Panamá más adelante, que trata sobre una madre y dos hijas latinoamericanas que llegan indocumentadas a Estados Unidos, y es la historia ya no de cómo entran, sino de cómo logran salir antes de que se les desplome encima esa falsa red de expectativas que esperan cumplir.
P: Usted sabe muy bien de qué se trata ser expulsado de su patria...
R: Colombia es un país maravilloso pero también difícil. Viví años de destierro no voluntario debido a la violencia colombiana, amenazas de muerte, entre otras mil cosas. Pasé una parte aquí en Panamá, luego en México, también en La Habana y estuve en Madrid. Cuando pasé por acá, llegamos a estar mi hijo y yo cuando él era un muchachito pequeño, casi cinco o seis meses.
P: Panamá tiene esa bendición, históricamente ha acogido a muchos migrantes...
R: Sí, una maravilla. Una mezcla de culturas. Realmente voy a Colombia varias veces al año, pero este oficio de los libros te permite viajar mucho porque te invitan [a varios países].
P: Una de esas amenazas a las que se refiere vino del cártel de Pablo Escobar, ¿cierto?
R: Esa es una historia tan colombiana. Los periodistas en el tiempo de Pablo Escobar estaban amenazados de muerte o te compraban, y fíjate que los periodistas que sí se vendieron fueron los primeros que murieron. Pero finalmente Pablo tenía algún nivel de respeto con la profesión, pero ya cuando un periodista se dejaba comprar, él lo juzgaba como su gente, que no tenía derecho a traicionar. No había escapatoria.
P: ¿Cómo es la Laura Restrepo de hoy, escritora reconocida, muy querida en Colombia, en Latinoamérica y Europa después de haber formado parte de la guerrilla colombiana hace tanto tiempo?
R: Esa fue una historia muy bonita, porque de todas maneras las armas nunca me gustaron, pero yo llevaba años militando en una política desarmada de oposición, pero desarmar el M-19 tuvo que ver con el momento en el que Aguirre ya estaba buscando la paz en la década de 1980. Ahí como que se abrió un lugar en muchas personas que creíamos en el papel, digamos libertario y rebelde del M-19, pero que nunca había cargado con las armas. Se llevó a la asamblea constituyente por presión de la guerrilla ya desmovilizada, que de hecho tuvo mayoría en la asamblea constituyente, y pues hoy el actual presidente era parte del M-19.
P: Laura, pero la Colombia de ahora es diferente a la de la década de 1980, ¿confía en el plan de Gustavo Petro?
R: Por fin hay en la Presidencia un hombre que tiene ideas claras, hay dificultades infinitas, claro, porque de todas maneras se está dando contra el mundo, no logró la mayoría parlamentaria que hubiera necesitado y los escándalos mediáticos también [son otro factor], hay una persecución muy brava y eso le presenta unas dificultades enormes.
P: Que la izquierda triunfara en Colombia, cada vez se hacía más palpable...
R: Pues creo que es parte de un proceso de ascenso democrático que viene desde los años 80 y que ahora cristalizan esto, ojalá logre realmente dar resultado en un gobierno empeñado en la paz en un país donde no solamente están las fuerzas insurreccionales políticas, también está la mafia, toda clase de mafias y toda clase de violencias con las que no hay un diálogo político posible.
P: Cuando decidió militar en la guerrilla, ¿cómo se sintieron su padres en aquel entonces?

R: Fue muy duro. Las generaciones de hoy no sé si se dan cuenta de lo importante de las oportunidades que tienen. Nosotros ingresamos a la política de izquierda y a la vida militante, primero porque había todo un país que desconocíamos, éramos niñas de clase media alta o clase media baja que no teníamos contacto [con la realidad], Colombia era una sociedad tan compartimentada que de alguna manera era ingresar a otro país. Luego había todo un fenómeno de dependencia de la estructura familiar, yo tuve una madre y un padre maravillosos, pero de todas maneras [me sentía] en una especie de caparazón que me protegía, pero también me limitaba. Nosotras salimos de eso, de vivir al margen de las finanzas familiares, y buscar la vida por fuera. También había una rebelión sexual muy grande, porque la sexualidad era muy difícil y había mucho escándalo si no llegábamos vírgenes al matrimonio. La militancia izquierdista fue un canal para poder romper con todas esas barreras, por supuesto que en los partidos había mucho machismo, pero de alguna manera era menos. Era una cuestión tan brutal con todo lo que tenía que ver con el afecto y la sexualidad, que era un territorio libre para las mujeres en muchos sentidos.

P: ¿Y tuvo referentes mujeres en ese momento?
R: Era una política muy buscada. Yo milité en frentes feministas por mucho tiempo, y fue en un momento de gran auge de la ideología feminista porque empezó a formarse como una política de la liberación de las mujeres, nos movíamos dentro de un marco de lucha social. Para mí la lucha de las mujeres nunca fue como pretenden hacerlo ver a veces ahora, era la lucha por la liberación del conjunto de la sociedad, no mujeres contra hombres.
P: ¿Cómo ve ahora esa lucha específicamente dentro del universo literario?

R: Ya no tanto, tal vez en un momento fue duro, obviamente del boom excluyeron a las mujeres, había mujeres portentosas como Elena Poniatowska, que escribían al mismo tiempo con los del boom y nunca las reconocieron. Creo que para ellas eso fue brutal, Elena tuvo que demorarse décadas para lograr una visibilidad, muchas de las novelas de Elena son mejores que varias de las novelas del boom, sin embargo, mira cuánto tiempo tuvo que pasar para que pudiera ser seleccionada al Cervantes. Pero creo que hoy el 80% de los lectores en el mundo es mujeres, entonces nosotras tenemos ese respaldo en el mundo de los lectores y las editoriales.

P: ¿Por qué dirigió su vida más a la literatura y no al periodismo?
R: Siempre he hecho una buena mezcla, mis libros parten de reportajes a veces para la televisión, a veces para el periódico y bueno, viene como la necesidad de convertir eso, en darle el toque de la ficción. Después de haber sido varios años periodista, yo siempre echaba de menos ese complemento que te redondea y sabes que está ahí, pero que no lo puedes citar porque no tienes la fuente especial, pero lo sabes, porque es obvio.
P: Claro, porque la crónica periodista vive del rigor...

Así es. La literatura surge a partir de los hechos, pero armarle un cascarón de todo lo que tú intuyes y sabes que está ahí, que no te lo dijo una fuente específica exacta, es lo que necesitaba. Da una libertad enorme, no, que yo esté poniendo cosas ficticias sobre las reales, sino que estoy simplemente complementando muchas veces con experiencias de tu propia vida, porque sabes que tiene que ver con lo que estás viendo en otra gente.

P: Es decir que hay mucho de Laura en las obras...
R: Sí, como el eco de las cosas que tienes dentro de ti.
P: Laura, y en estos tiempos, en los que es difícil ser optimista , ¿cómo nos salva la literatura?
R: Tal vez contándonos la historia de otra manera. En parte, todas estas crisis también tienen que ver con que nuestra manera de ver el mundo se está quedando corta y nos está llevando a la destrucción. Para hablarte otra vez de ```'Canción de antiguos amantes', para mí fue revelador que después de estar acompañando a las mujeres del destierro en su recorrido, entramos al museo y me topo con Lucy, la primera hembra humana que se dice existió en el planeta, ahí están los huesitos de Lucy y era emocionante pensar que esta fue la primera mujer que se levantó sobre sus dos piernas, miró hacia adelante, y de pronto sospechó que quizá un poquito más lejos, las cosas podrían estar mejor, y echó a andar buscando el horizonte. Eso también te hace pensar sobre la crisis, que es la crisis de un montón de valores y de un menosprecio por las demás criaturas, menosprecio por el propio ser humano y el hábitat en el que vivimos. En el fondo lo que hace a la gran literatura, y te estoy hablando de los grandes autores, es que te muestran formas de vida diferentes, son puertas abiertas hacia la libertad de muchas maneras.
P: Habla de la gran literatura, ¿cuál sería la mala entonces?
R: Creo que en este momento hay peligro con la literatura comercial, que es la que atiende ante todo a que se pueda vender, y normalmente lo que se puede vender es lo que se parece más a ciertos modos estándares de vivir o a cierta difusión mediática que pretenden pulir los lados y quitar los ángulos más difíciles, los aspectos más rebeldes, y entregarnos una realidad más digerida, más suavecita. Yo creo que eso no ayuda porque suele ser conformista. La gran literatura viene de hombres y mujeres que rompen todos los esquemas, que se entregan, se atreven a mirar y salir por otra puerta.
P: ¿Y se siente Laura Restrepo satisfecha de todo lo que ya ha escrito, ha dicho y ha revolucionado?
R: Ahora mi hijo Pedro está escribiendo. Él ha escrito siempre, pero ahora está terminando su primera novela y estoy encantada. Cada vez que me da a leer un capítulo nuevo, sabes que es como la sensación de transmitir el oficio. Seguramente él trata de incorporar cosas mías en sus escritos. Pero si yo no hubiese sido escritora o periodista, hubiese sido médica en algún momento, a todos los personajes los enfermo. Me la paso leyendo sobre medicina y tengo unos médicos asesores que llamo [para asesorarme].
P: ¿Con todo esto que vivimos en cuanto a la crisis sanitaria, ¿le tuvo miedo a la muerte?
R: Los colombianos somos una gente tan rara que no sentimos miedo a nada, ¿qué miedo vamos a tener los colombianos? Después de una vida tan inclemente como nación, porque eso de no tener miedo a la muerte por un lado es muy bueno, y por el otro lado no es tan bueno. De todas maneras, Colombia es una civilización que ha mirado a la cara durante toda la vida a las experiencias demasiado fuertes con la muerte.
P: Cuatro preguntas cortas para finalizar...
R: Vamos.
P: Trabajó con Gabriel García Márquez, ¿qué aprendió de él?
R: Eso fue una suerte enorme, porque él se interesó por la revista Semana, en la que yo trabajaba, y los lunes asistía al comité de redacción. Imagínate tener semejante maestro, era una maravilla y también en el trato humano porque él era premio Nobel y era una superestrella, pero en el comité de redacción se discutía abiertamente. A veces llegábamos a su casa a las 4:00 a.m. porque no sabíamos cómo desarrollar un artículo. Creo que tener maestros es muy bueno, Gabriel García Márquez nos enseñó una manera de hablar y de manejar el lenguaje, después tuvimos que buscar nuestros propios caminos. Aprender de él fue un enorme privilegio.
P: ¿Cuántos delirios ha tenido Laura Restrepo?
R: ¿Delirios? Uy, creo que toda mi vida ha sido un tremendo delirio. Para mí ha sido una emoción ver gente joven que se me acerca así en la Feria del Libro, y me dice que 'Nosotros somos de la generación de 'Delirio'', ese es el mayor premio que le pueden dar a un escritor. Creo que porque ese libro captó cierto momento de una dificultad, pero también de una fuerza para sobrevivir muy especial que tuvo lugar en Colombia, que agarró al vuelo a través de la locura de Agustina, quien de pronto necesitaba zafarse de los caminitos de la razón y recurrir a la locura para poder entender eso tan monumental y tan desconocido que estábamos viviendo.
P: ¿Qué libros le recomendaría a quienes llevan las riendas de los países?
R: A ellos les recomendaría 'Las memorias de Adriano', de Marguerite Yourcenar, supongo que les interesará porque se trata de un dirigente del gran Imperio Romano que reinó sobre buena parte del mundo, pero lo hacía con criterios humanistas y no con el ánimo de destruir a los adversarios, sino de brindar parte de lo que tenía de cultura y de iluminación en Roma, y al mismo tiempo de captar lo mejor de los lugares a donde llegaba sobre sus costumbres y mitos para incorporarlos a la tradición romana. Es un libro bellísimo.
P: ¿Cuáles son sus tres deseos para Colombia?
R: Uno muy concreto es que se preserve el Amazonas, la gran riqueza de Colombia, en medio de un planeta que se seca y que se queda sin agua. Que permita que la gente que ha vivido en el Amazonas pueda seguir viviendo ahí, porque es la que lo ha conservado. Y desde luego la paz, los colombianos soñamos con la paz, en los últimos 50 años lo que ha nacido en el país es un inmenso anhelo de paz.
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