El módulo Blue Ghost, de la firma estadounidense Firefly Aerospace, envió impresionantes imágenes de la Tierra mientras orbita el planeta azul y previo...
- 25/01/2025 02:40
- 24/01/2025 19:05
Viernes. A esta hora los centros nocturnos del este de la ciudad lucen abarrotados.
Fin de semana, la gente sale a divertirse.
En la planta alta, justo encima del local de la pizzería, están a punto de cerrar; último cliente. De pronto se oyen voces y una mujer suelta el llanto.Entre tanto, Gonzalo interrumpe el conteo del cobro del día, sale del despacho, da unos pasos, extiende los brazos y exclama: ¡Cuál es el problema!
El cañón de la pistola entre ceja y ceja seguido del golpe en el pecho. ¡Contra la pared! ¡Quítense la ropa! ¡Al primero que voltee lo quiebro!
Enciérralos en el baño. Escueta y precisa, la orden se cumple al instante. Luego de varios minutos todo parece en calma. En efecto, se marcharon llevándose el dinero y las vestiduras.
La secretaria no logra contener el llanto. Desprovista de ropa, permanece sentada y la cara apoyada sobre el escritorio.
Mientras, Raúl y Gonzalo tratan de consolarla y al momento se reconocen, desnudos también. Corren a ocultarse detrás de la cortina y de un tirón rasgan un trozo y lo acercan a la chica.
¿Pudo ver el rostro, algún detalle?, indaga el detective. Solo las estrías del cañón del arma apuntándome en la cara. Enseguida el golpe en el pecho y nada más.
Aún resuena la contundencia de su voz: firme, resuelta. Alguien acostumbrado a dar órdenes.
Desde el salón de los espejos siete hombres alineados miran de frente. La secretaria no puede controlar los nervios. A punto de llorar pasea la mirada una y otra vez por entre los sujetos.
Interviene el detective. Relájese, tómese su tiempo. Ellos no la ven, menos la escuchan.Ninguno se parece, se la oye decir con la prisa de quien está ansioso por marcharse.
No se impaciente, insiste el funcionario. El mínimo detalle puede ser clave.
Entre tanto, los sujetos desvían las miradas, gesticulan y ponen cara de aburridos. No es la primera vez que los confrontan.
Los nervios no dan para más. Ella se frota las manos y del temblor de los labios un hilo de voz. Casi imperceptible se la oye decir: el calvo... quizá, no estoy segura.
El agente toma el micrófono y ordena. Colócale la peluca. Y al instante se produce el desmayo.
Semanas después, a grandes titulares la prensa da cuenta del suceso.
Muere al enfrentarse a la policía. Exsargento líder de la poderosa banda “Operación desnudo”.