La República de las Islas Marshall ha creado su primer santuario marino para proteger dos ecosistemas vírgenes alrededor de los atolones Bikar y Bokak,...
![Carmen Medina, bióloga y experta en biodiversidad. Carmen Medina, bióloga y experta en biodiversidad.](http://www.laestrella.com.pa/binrepository/700x618/0c135/700d394/none/199516884/JDPG/foto-no-4_181-9358805_20250207171815.jpg)
- 08/02/2025 00:00
- 07/02/2025 19:18
Los sacerdotes en la cultura maya tenían una predilección por los murciélagos, pues consideraban que ellos guiaban en la oscuridad de los montes y que cuando la penumbra se esparcía por los caminos, estas aves conducían los pasos de tales autoridades religiosas. En Oaxaca, México, hubo una época remota en que dichos animales fueron conocidos como “el ave más bella de la creación”.
Además de la belleza con que en algunos lugares era conocida esta criatura, en otros también se le adjudicaba la condición de maligno porque ciertas especies clavan sus incisivos en la carne de sus víctimas y luego lamen la sangre. Por esa razón ha corrido en la historia la fama de “vampiros” y la gente presume que es difícil diferenciar aquellos que tienen ese hábito que altera la hemodinámica de los cuerpos, del resto.
Sin embargo, para Carmen Medina, la historia es otra. Ella se ha involucrado en la cultura de este pequeño animal volante y colgadizo, que tiene una amplia gama de tipos de individuos y los estudia en cuanto a costumbres, tipos, características y trayectorias.
“Ellos han pasado -afirma- por largos períodos de evolución, donde -no sé si será específicamente el caso- hay múltiples teorías en que se señala que muchas especies que compartían el mismo tipo de nicho, para evitar competencia adaptaban o se les desarrollaba otro tipo de características”.
La bióloga Medina, quien ha dedicado casi toda su vida profesional a conocer a los murciélagos, considera que, pese a que en diferentes idiomas, estos animales se emparentan con los ratones, no es así: “...son diferentes grupos; unos son roedores, los otros son mamíferos quirópteros”. Y agrega que “...hasta en relatos cómicos los ven así. Pero no, son diferentes grupos”.
Mónica Díaz y R. M. Márquez, del Programa de Conservación de los Murciélagos de Argentina en el texto Mitos y leyendas, afirman que “La idea de un murciélago demoníaco, capaz de chupar la sangre en la cubierta de los barcos, tiene su origen en relatos de viajeros que regresaban del Nuevo Mundo, motivo probable por el que llega la leyenda del murciélago chupador a Europa, donde incluso las universidades se hicieron eco, y ...numerosos estudios al respecto”.
Sobre esa particularidad mítica de esas especies, Medina considera tajantemente que no. “Eso es falso. No todos se alimentan de sangre. Los murciélagos vampiros no chupan sangre; lamen. Ellos cortan con sus incisivos y empiezan a lamer. Ellos no chupan”. Manuel Ángel Charro Gorgojo, en su artículo “Murciélagos: príncipes de las tinieblas”, opina que “...los murciélagos, lejos de ser los monstruos de las leyendas populares, tienen verdaderamente una importancia capital para la vida de nuestro planeta”.
Medina lo confirma al explicar que “Ellos tienen la misma función que las aves. Son polinizadores, insectívoros, ‘dispersadores’ de semilla, en fin; como para evitar esas competencias, la evolución hizo que adaptaran su cuerpo hacia tener este tipo de contextura y desarrollar también otra forma de capacidad que sería la ecolocalización, que les permite ubicarse en la noche, al menos los que están aquí en el área del neotrópico...”.
Considera que su trabajo en el Departamento de Biodiversidad del Ministerio de Ambiente le ha permitido conocer con mayor profundidad y estudiar a estos mamíferos tan especiales. “El primer murciélago que yo saqué, que se llama Artibeus jamaicensis (murciélago frutero), es uno de los más comunes que hay; cuando yo toqué ese animalito, sentí su calor, pelaje, fui descubriendo todo lo que él hace, me empezó a enamorar mucho”.
Erick Núñez, jefe de Biodiversidad de esa entidad gubernamental, resalta el trabajo de ella al mencionar que “...dentro de las funciones que desarrolla en el Ministerio, está aquella relacionada con la gestión de los quirópteros, es decir, se encarga de evaluar y proponer acciones dirigidas a la conservación de dicho grupo de mamíferos”.
La historia se inició cuando ella estudiaba la carrera de Biología. “A mí siempre me gustó la parte investigativa. Es más, yo quería ser médico forense para tratar de saber por qué razón las personas morían, esa parte de por qué buscar una respuesta. Pero un problema es que les tenía miedo a los muertos; entonces allí como que descarté ese punto”.
Agrega Medina que después quiso ser veterinaria; “pero igual, tenía que tratar con animales muertos y no me gusta llegar a hacer algún tipo de acciones que, por cuestiones de salud o bienestar del animal, hay que proceder, como sería la eutanasia”. Muy segura consideró que “...encontré en biología todo lo que quería: la parte investigativa, ese apego a los animales que tenía la naturaleza y al iniciar mi carrera yo era ornitóloga, me encantaban las aves”.
Luego de terminar la carrera en la Universidad de Panamá, tuvo oportunidad de hacer una maestría en la Universidad Nacional en Costa Rica, y aclara que “en Heredia, donde saqué la maestría en Manejo y Conservación de Vida Silvestre y, donde más me enfoqué en trabajar con murciélagos y a conocer más de ellos”.
Aboga por la importancia que tienen esos pequeños voladores nocturnos para la naturaleza y los ecosistemas. Con relación a las semillas, sustenta: “es necesario que el murciélago las disperse para poder sobrevivir y apartarse de los árboles madre y cualquier otra competencia y así entonces surgir”. Núñez lo reitera al considerar que “...juegan un papel fundamental en el control de insectos, plagas, así como contribuyen a la polinización y regeneración del bosque.
Aunque parezcan extraños, los murciélagos contribuyen a controlar los insectos en el área por donde circulan. Incluso son atraídos hacia los sectores en que pululan mosquitos y otros animalitos voladores. Medina lo ratifica. “Muchas personas han tenido la oportunidad, pero no han asimilado; han estado en un sitio donde hay muchas ‘chitras’ o mosquitos que empiezan a picar bastante y en un momento, ya no hay”.
En un estudio del profesor Jacobo Araúz sobre murciélagos en Panamá, él pudo determinar una clasificación de estos animales en una muestra recogida en el país: “Según los hábitos alimentarios, 16 especies son consideradas primariamente frugívoras, siete son insectívoras, cuatro nectarívoraspolinívoras, dos carnívoras, dos omnívoras y una hematófaga”.
Una pregunta que a menudo surge, por la diferencia de estructura corporal que tienen los murciélagos, es que, en el caso de Panamá, ¿cuántos individuos hay? La bióloga Medina aporta información sobre esto: “se sabe que el grupo de los murciélagos es de los que tienen mayor cantidad de especies. Panamá tiene de 120 a 122 especies diferentes de murciélagos”.
Y ella recalca que los factores climáticos tienen que ver con esto. “Apartándonos más para el área de los polos, por ejemplo, tenemos mayor abundancia, pero menos diversidad. Se dice que en Canadá hay solamente como siete u ocho especies, pero cada una de ellas tiene millones de individuos”. En el territorio panameño, el fenómeno es al revés; hay más de cien especies, pero cifras más bajas de individuos de cada una”.
“Hay algunas distinciones puntuales -apunta Medina-, por ejemplo, en la isla Escudo de Veraguas, que está en el Caribe, hay una especie endémica Artibeus incomitatus; esa solamente está en ese sector. En el páramo de Chiriquí también hay un sitio que está tan alto como Volcán, Cerro Fábrega, allí una vez encontraron una especie de murciélago todo peludo y no se ha visto en otro sitio, solamente allí porque ya tiene todas las características para soportar ese tipo de clima”.
También existen especies que son endémicas y Medina se refiere a ellas: “Lastimosamente, no he visto en vivo al Antibeus incomitatus, que es una especie propia de Panamá, pero según las fotografías es similar a otras especies de Antibeus que se alimentan de frutas, en fin, es bastante parecido, pero aquí para poder distinguir una especie de otra cuando son morfológicamente iguales o cuando uno la ve, dice “no le veo diferencia”, es el tamaño del antebrazo”.
Una pregunta que surge es la manera como se captura a los individuos para su estudio. Afirma ella que “...tenemos diferentes formas: ponemos redes de diferentes tamaños. Hacemos a veces unas paredes completas de red, unidas unas con otras y las levantamos a alturas de hasta ocho metros y así poder capturar animales de diferentes estratos, porque los mismos que se distribuyen en sotobosques no son los que se mueven en el dosel”.
“En otras ocasiones, cuando estamos dentro de cuevas, utilizamos una red de mano con una vara ‘extendible’ y así podemos capturar de allí mismo de la cúpula de las cuevas para entonces identificarlos, cuantificar la población e identificar la especie; a simple vista, porque algunas especies de murciélagos que están sobre el olor cuando pasan en la noche y uno los puede distinguir”.
Marcos Salabarría, experto en vida silvestre del Ministerio de Ambiente, opina que Medina es una enamorada de su trabajo. “Una vez me la encontré en el campanario de una iglesia en Nombre de Dios, provincia de Colón, y me dijo que estaba identificando unos tipos de murciélagos que allí vivían. Hacer esa labor, proteger a estas aves contribuye con mantener el ambiente; si este está sano es porque aquellos están saludables. Hasta sus excretas sirven de abono, y son insectívoros”.
Hay grandes posibilidades para el estudio de las poblaciones de este pequeño animal alado en el país. Medina es optimista al respecto: “Panamá es uno de los más diversos que hay a causa de la posición geográfica y esa diversidad ayuda a que seamos considerados en algún momento como sitio caliente, de alta diversidad. Los datos que presenta Panamá sirven para poder ver las riquezas que hay en el mundo. Y estos descubrimientos nuevos de especies ayudan mucho más para esta data” de los pequeños mamíferos que cuelgan en la oscuridad.