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- 05/09/2024 07:47
- 04/09/2024 19:19
Durante un viaje a Panamá, en el año 1970, el canadiense Jens Jull adquirió una colección de 13 piezas arqueológicas tipo cerámico precolombino en la comarca Guna Yala. Más de 50 años después, decidió devolverla.
A través de la colaboración entre el Ministerio de Cultura, el Ministerio de Relaciones Exteriores y organismos de seguridad internacionales, estas piezas de gran valor histórico han sido repatriadas al país.
El acto de presentación oficial de las piezas se dio la mañana de ayer en la sede de MiCultura en presencia de la ministra de Cultura, Maruja Herrera, el viceministro encargado de Relaciones Exteriores y arqueólogo, Carlos Fitzgerald, Yannis Yatropoulos, encargado de la Embajada de Canadá en Panamá y directivos y personal técnico de la dirección de Patrimonio cultural de Micultura.
“Las piezas tienen aproximadamente 1.000 años de antigüedad. En términos de conservación, su estado es bastante bueno. El material cerámico es uno de los más complicados de preservar. Lo que más tratamos de evitar son los roces, golpes y vibraciones, ya que su material arenoso hace que se deteriore más rápidamente”, explicó Rosemary García de Newball, subdirectora nacional de Patrimonio Cultural.
García de Newball añadió que una vez las piezas ingresan, “pasan a Bienes Patrimoniales donde se hace la ficha técnica de cada una, se les coloca el estado de condición que es muy individual, ya sea porque pasan a laboratorio de restauración, porque necesitan algún tipo de apoyo, de consolidación. Además, el lugar donde ellas deben estar, debe cumplir con ciertas medidas de temperatura, humedad y otras condiciones”.
“Cuando las piezas salieron del país, hace más de 50 años, Panamá todavía no tenía una ley que protegiera el patrimonio, así que no era ilegal sacarlas del país”, mencionó la subdirectora, refiriéndose a la Ley 14 del 5 de mayo de 1982, que dicta las medidas sobre custodia, conservación y administración del Patrimonio Histórico de la Nación.
Dicha ley, en su artículo 27 determina que las colecciones o piezas arqueológicas nacionales deben permanecer en el país; solo el INAC (actual Ministerio de Cultura) podrá autorizar su exportación temporal, por razones culturales y científicas, y tomará las medidas necesarias que aseguren su retorno a la República.
El viceministro encargado, director de Asuntos Internacionales y Cooperación de Relaciones Exteriores, Carlos Fitzgerald, quien también es arqueólogo, destacó que “aunque solo sean 13 piezas es significativo. Hay miles y miles de piezas panameñas alrededor del mundo que fueron saqueadas y sacadas de este país desde mediados del siglo XIX. Ahora solo tenemos la capacidad de recibirlas de vuelta y reconocer su importancia”:
Para Fitzgerald, las piezas son muy valiosas por “su singularidad, por su calidad estética, por la técnica con que fueron manufacturadas y por los acabados que tienen. Definitivamente parecen fascinantes. Es un poco difícil entender su valor cuando no se tiene el contexto, pero, en general, el estilo que representan sugiere un origen en el occidente de Panamá. Digo el occidente de Panamá porque algunas piezas pueden ser de la región limítrofe entre Veraguas y Chiriquí”.
La caja con las piezas repatriadas fue abierta durante la conferencia de prensa, en la sede del Ministerio de Cultura. Ahora, pasarán a manos del equipo técnico para que se encargue del manejo, creación de fichas, establecimiento de los periodos de antigüedad e incorporación al inventario de bienes patrimoniales de la nación.
La ministra de Cultura, Maruja Herrera, resaltó que es imperativo abordar la situación del Museo Antropológico Reina Torres de Araúz de “manera urgente”. Añadió que no se puede “pasar por alto la deuda histórica que debemos saldar con Panamá. Un bastión del saber y la cultura panameña ha permanecido cerrado por más de 10 años. Nuestra población ha sido privada de conocer su historia. La restauración del museo es un compromiso de esta administración”.
Fitzgerald insistió en que se necesita “tener un buen museo abierto para que la gente pueda apreciar, disfrutar, enriquecerse y aprender sobre los ancestros que hicieron estas cosas”. En nombre del Ministerio de Relaciones Exteriores, el viceministro encargado se comprometió a continuar con las repatriaciones y a seguir negociando con otros países, “para que el patrimonio panameño que salió de Panamá de forma ilícita” pueda volver a nuestro país.
“De esta manera, podrá ser exhibido, objeto de análisis, interpretación y estudios por parte de la población. La repatriación es un eslabón en una cadena de construcción identitaria; es decir, no podemos sentirnos orgullosos de algo que está fuera del país. Por lo tanto, repatriar significa reunir aquello que está disperso. En ese sentido, sentimos que es importante y valioso para nuestra identidad, pero también para la investigación científica, la educación y el turismo”.
Panamá continuará con el proceso de repatriación de otras 173 piezas de tipo monolito, cerámica, madera, chaquira, barro y mola, que se encuentran en Colombia, España y México.
En total “podríamos tener alrededor de 650 piezas en tema de repatriación”, informó Yamitzel Gutiérrez, antropóloga de la Dirección Nacional de Patrimonio Cultural de Micultura. Sin embargo, destacó que “hay que tener cuidado con dar cifras exactas porque al final nosotros tenemos que catalogar esas piezas y certificar su autenticidad. Tenemos la obligación de recibirlas y hacer todo el proceso del que ustedes han sido testigos hoy, pero posterior a esta recepción, se tiene que catalogar y verificar su autenticidad”.
En diciembre de 2023, Panamá logró repatriar cuatro piezas arqueológicas del período comprendido entre 600 y 800 d.c (estilo Conte) y de 1.000 a 1.500 d.c (estilo Parita). Y, en septiembre de 2022, se realizó la repatriación de 343 piezas arqueológicas de material cerámico prehispánico procedente de Países Bajos.