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- 20/10/2024 12:23
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En un entorno organizacional cada vez más complejo y dinámico, los equipos se enfrentan a desafíos que exigen no solo habilidades individuales, sino también una cohesión grupal sólida. El coaching de equipos se presenta como un enfoque estratégico integral que permite abordar estos retos de manera efectiva.
A diferencia del coaching individual, que se centra en el crecimiento personal, el de equipos se enfoca en las dinámicas interpersonales y en la creación de un ambiente laboral armónico. Así, el coaching de equipos se convierte en una herramienta esencial para mejorar la cohesión, la eficiencia y el rendimiento organizacional.
Durante mi certificación en coaching de equipos, tuve la oportunidad de aprender y aplicar la metodología 4D, guiada por el doctor Horacio Cortese. Esta metodología se presenta como una solución integral para el desarrollo de equipos efectivos e innovadores. Su objetivo fundamental es transformar la dinámica del equipo y mejorar su rendimiento, contribuyendo al éxito global de la organización.
El rol del coach en la metodología 4D es crucial, porque debe intervenir de manera imparcial, centrarse en el proceso de colaboración, en el cómo los miembros del grupo trabajan juntos, se comunican, identifican y corrigen errores, toman decisiones y manejan conflictos. El contenido del trabajo, el “qué”, queda en manos del equipo, mientras que el coach se ocupa del “cómo” se lleva a cabo.
Desde una perspectiva fenomenológica, el coaching de equipos permite explorar cómo el grupo construye su realidad social y cómo estas construcciones impactan su funcionamiento colectivo.
La metodología 4D se estructura en cuatro fases interrelacionadas:
1. Demanda: comprensión de la solicitud inicial y establecimiento de un espacio de confianza para diseñar un programa de intervención personalizado.
2. Diagnóstico: identificación de discrepancias entre la situación actual y el modelo deseado, con la participación de los miembros del equipo.
3. Diseño: codiseño de acciones que el equipo debe seguir, organizadas en ejes temáticos.
4. Desarrollo: implementación de normas y rutinas, definiendo expectativas mutuas y revisando avances de manera continua.
Según la Federación Internacional de Coaching (ICF), el coaching de equipos se define como una asociación que se centra en la dinámica y las relaciones del grupo, mediante un proceso cocreativo y reflexivo que inspira a los equipos a maximizar su potencial y alcanzar objetivos comunes.
El modelo de competencias de coaching de equipos de ICF se alinea con las competencias clave de la organización. Aunque no se requieren nuevas competencias, sí se exigen subcompetencias adicionales para ejercer eficazmente en este ámbito. Estas subcompetencias permiten al coach manejar las complejidades de la dinámica grupal y facilitar un aprendizaje y desarrollo efectivos.
Al integrar estas competencias en la Metodología 4D, se potencia la efectividad del coaching de equipos, maximizando no solo el potencial de los grupos, sino también el de la organización en su conjunto. Además, al ofrecer estrategias efectivas para la gestión de conflictos y fomentar el desarrollo del talento, contribuye a crear un entorno laboral más estable y positivo. Su capacidad para facilitar la adaptación al cambio, reducir el estrés y promover un equilibrio saludable entre la vida laboral y personal se traduce en un aumento significativo de la productividad. En conjunto, estos beneficios potencian la cohesión, la eficiencia y el rendimiento general del equipo, posicionando al coaching como una estrategia clave para el éxito sostenido de las organizaciones en un entorno empresarial en constante evolución. Así, invertir en coaching de equipos no solo es una decisión acertada, sino una inversión en el futuro y la resiliencia de la organización.