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Pixar asombra y enternece con su nueva inspiración en 'Elementos'
- 22/06/2023 00:00
- 22/06/2023 00:00
Es un reto mostrar las emociones de forma cruda sin rozar lo que se considera “cursi” o forzado, pero para Peter Sohn el desafío iba más allá de simplemente encontrar la forma de plasmar emociones en la pantalla, sino también en la pregunta: ¿Qué tal si todos los elementos que conocemos estuvieran vivos? Así, Elementos se convierte en la respuesta a esta interrogante y la solución al desafío de mostrar lo que sentimos tal cual somos.
Sohn, quien había hecho su debut directorial con El buen dinosaurio (2015), regresa a la silla principal con la historia de una lengua de fuego llamada Ember Lumen (Leah Lewis) y un hombre de agua llamado Wade Ripple (Mamoudou Athie), quienes viven en ciudad Elemento, cada uno en su barrio correspondiente y viviendo vidas comunes. Ember lucha por ser merecedora de la confianza de su padre para heredar su tienda de conveniencias que ha sido parte de su familia por años, mientras que Wade es un inspector que sigue las reglas y busca la forma de aprovechar cada momento al máximo, siguiendo su corazón y sus instintos.
La amistad peculiar entre el fuego y el agua se convierte en uno de los pilares más importantes de la cinta, en la que Ember va descubriendo lo que sueña y las obligaciones que se presentan en su vida, y Wade es confrontado en su forma de ver la vida junto con su deseo de ser un apoyo para Ember y ayudarla a descubrirse a sí misma. Sohn logra capturar muchos miedos reales que sentimos como humanos: desaprobación, pérdida, autocrítica, desilusiones y el futuro.
La historia de Ember es, en cierto sentido, la historia de Sohn, tras provenir de una familia coreana inmigrante que buscaba que siguiera sus pasos y se casara con alguien de su nacionalidad y cultura. Sus padres se sorprendieron cuando eso no fue lo que sucedió y esto inspiró al director en la unión de Wade y Ember. “Se trata de entender a nuestros padres como personas. A partir de esa comprensión podemos apreciar los sacrificios que hacen por sus hijos”, comentó el director, “mis padres emigraron de Corea a principios de la década de 1970, así que nací allí y me crié con tradiciones coreanas, idioma, cultura en la muy estadounidense ciudad de Nueva York. Eso llevó a algunos choques culturales en el camino entre la primera y la segunda generación. Di por sentado las pruebas y tribulaciones que deben haber experimentado”.
Al igual que Sohn, Ember es una inmigrante de segunda generación: solo sus padres emigraron de Tierra de Fuego a ciudad Elemento donde nace y crece como una persona de fuego con un temperamento fuerte y un sentido protector hacia su familia. A través de un impresionante juego de técnicas de animación, Ember se mueve con gracia en la pantalla y en las calles de la ciudad, su personalidad un tanto introvertida, pero con chispa por la creatividad y la adrenalina la hace brillar en cada interacción con los demás personajes y amplía sus emociones que quedan a flor de piel en más de una ocasión.
Ambientada en una ciudad que reúne elementos de diferentes orígenes, Elementos demuestra que los opuestos sí se atraen. “Es una comedia llena de corazón”, dijo a los medios la productora Denise Ream. “Es una historia sobre relaciones: entre Fuego y Agua, entre padres e hijos y entre todos nosotros y nuestros vecinos que tal vez no se parecen a nosotros. Es en parte comedia, en parte viaje familiar y en parte choque cultural”.
Antes de Elementos, una película con dos personajes principales que son efectos visuales en sí mismos, uno de fuego y otro de agua, definitivamente no habría sido posible. La visión de Sohn fue firme: Ember es fuego, no está en llamas. Y Wade, naturalmente, es agua, no un recipiente que contiene agua. No habría una plataforma virtual similar a un esqueleto anclando a ninguno de los personajes, tenían que ser capaces de moverse y emocionarse de una manera que fuera creíble y atractiva, permitiendo al público la capacidad de conectarse con los personajes.
“Cuando vimos la presentación de Peter, supimos que era un gran alcance”, dijo en una conferencia de prensa el supervisor de efectos visuales Sanjay Bakshi. “Cada cuadro de esta película tiene una simulación de fuego o agua, a menudo ambas. La escala de los efectos no tiene precedentes para una película de Pixar”. Según la productora asociada Krissy Cababa, los esfuerzos de efectos casi se duplicaron para esta película, que requirió más de 50 artistas de efectos. Cababa también explicó que se añadió un nuevo departamento para este proyecto: “Tenemos dos equipos de efectos para este programa: uno maneja los efectos que normalmente veríamos como explosiones o inundaciones, que ya son bastante significativos en Elementos. El otro, los efectos de los personajes, asumió todo el fuego, el agua y personajes de aire. Ese equipo tocó cada plano de la película”.
Por su parte, el supervisor de efectos Stephen Marshall, cuyo equipo es responsable de los efectos de los personajes, indicó que los personajes son “un juego de pelota completamente diferente, porque debes asegurarte de que los efectos no distraigan para que el público pueda leer las actuaciones animadas”. Con el fin de realizar estos personajes complejos, y el fondo complejo que cambia conforme los personajes se movilizan de mundo en mundo, se introdujo una fase adicional de producción para ejecutar simulaciones de los personajes en cada cuadro de la película. Además, los cineastas ajustaron la tubería para permitir más tiempo después de la animación para abordar los efectos masivos y las necesidades de iluminación complejas.
Al ver Elementos al principio pensé que sería una historia básica como otras de Pixar en los últimos años, sin embargo, la profundidad en su mensaje sobre la importancia de la herencia familiar, la búsqueda de una identidad propia y aprender a madurar sin dejar de asombrarnos por lo que nos rodea, me sentó como un gran peso que no había sentido con esta casa productora desde Ratatouille (2009).
De forma fresca, innovadora y divertida, Elementos logra que, para los más adultos, personajes animados de elementos puedan tener una esencia real, casi humana, en la forma en la que lidian con sus temores, el estrés, las expectativas y las libertades sociales. El personaje que más resalta en su interpretación es Wade, y sin ánimo de ser spoiler, es uno de los personajes masculinos con mayor responsabilidad afectiva y honestidad sobre sí mismo que tanto Disney como Pixar han creado en años. Pese a su hipersensibilidad y diseño curvilíneo y flexible, Wade personifica un espejo para Ember, impulsándola a verse a sí misma y hacer frente a lo que le causa paralización en sus sueños. Su propósito no es ser una figura “protectora” de Ember, ni enseñarle cómo funciona el mundo, sino ser un apoyo y una fuerza natural de positivismo y libertad que le muestra a Ember una nueva perspectiva de vida y que seguir adelante no es tan difícil como parece.
“Puede parecer que Wade no tiene mucha dirección en su vida”, comentó el supervisor de la historia, Jason Katz. “Él va de un trabajo a otro, es un poco tonto, pero también se siente completamente cómodo con quien es. Es raro conocer a alguien que, desde el principio, tenga el deseo de conectarse con los demás. Wade es muy cariñoso. Su EQ emocional está fuera de serie: es un buen oyente. Es un tipo grande y tierno, que te da ganas de abrazar, tanto como se podría abrazar agua”.
Mientras que Ember se concentra en lo más “realista” desde su punto de vista, Wade se centra en la realidad y en empujar los límites para conocer “lo que podría ser”. Sus distintas posiciones hacen que ambos entiendan sus motivaciones y pensamientos, creando una relación basada en la comprensión, el asombro y la confianza, la transparencia de las emociones entre ambos es electrizante y el romance crece de forma natural hasta que la audiencia lo siente vibrar a través de la pantalla.
Y lo opuesto no se representa solamente con ellos, sino también con sus familias. Los Lumen son apasionados, perseverantes, amantes de sus tradiciones familiares y mantienen los recuerdos de su primer hogar latentes en todo momento, mientras que los Ripple traen la sensibilidad, transparencia, honestidad, valentía y amor que conecta de forma idónea con los Lumen, aunque sus elementos puedan verse como que nunca deberían estar juntos por miedo a ahogar o extinguir sus vidas.
Así, la aceptación entre ambos habla de una conexión más fuerte que una simple relación, pues conocemos el inicio de sanación en Ember tras años de sentirse una desilusión para su familia. “El sueño nunca fue la tienda, el sueño siempre fuiste tú”, comenta su padre en un momento clave para la cinta, donde descubrimos lo que Sohn quiso decir: La herencia y su significado no recae en lo que recibimos, sino en quienes somos gracias a los sacrificios de otros.
Para grandes y chicos, Elementos representa una victoria para Pixar, creando un espacio de humor, trascendencia y aplicación creativa de la animación a favor de una historia madura, que no se toma a sí misma tan en serio como para caer en un drama innecesario, sino como una herramienta de unión familiar y de conversación al salir de la sala.