Este viernes 20 de diciembre se conmemoran los 35 años de la invasión de Estados Unidos a Panamá. Hasta la fecha se ignora el número exacto de víctimas,...
- 13/02/2020 00:00
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La ceremonia de entrega de premios Óscar debe replantearse. Así lo analizan especialistas en este tipo de espectáculos y, según reportan, no es por la aparatosa caída en ratings, 20% menos que el año pasado, sino porque el show en sí no tendría mucho que ofrecer a una audiencia que está cambiando los formatos para ver y entender qué le entretiene, indistintamente el país de procedencia o generaciones.
El triunfo de Parásitos, la aclamada cinta coreana de Jong Boon-Ho es una prueba contundente de estos cambios que se hacen evidentes ante los ojos del mundo. Haber triunfado en casi todos los circuitos de cine en donde se ha presentado y que además HBO iniciara su producción como miniserie televisiva, se convierte en un importante hito que demuestra que, en el cine, lo que importa es que un buen contenido entretenga, venga de donde venga.
Eso sí, la barrera de los subtítulos sigue siendo un dolor de cabeza ante las audiencias que no se acostumbran al idioma original del producto cinematográfico.
Lo importante de esta ceremonia lo reviste el hecho de que Corea del Sur se consolida como una capital de la cinematografía mundial, que ve en Parásitos el cénit de una tradición que se abrió tras la separación de las dos Coreas, donde el reconocimiento internacional se lo ha llevado Corea del Sur por sus arriesgadas propuestas desde los años cincuenta.
Uno de los éxitos se debe a que en ese país se logró producir mucho cine local, que consiguió audiencia doméstica que le compitiera a la oferta de Estados Unidos año tras año, al punto que muchos de sus estrenos tienen récords de taquilla más elevados que lo hecho desde Hollywood.
Según las publicaciones del mundo del cine, desde 2006 se hace obligatorio que en Corea del Sur se logren exhibir películas locales por lo menos 73 días al año y la cuota de películas locales ronde el 23% para la televisión abierta y por cable.
En Panamá poco se conoce de la oferta coreana, sin embargo, los títulos que recomendamos a continuación son extraordinarios exponentes del movimiento cinematográfico que pueden rescatarse en Netflix o desde Youtube.
Cuando hace una entrega, Jongsu (Yoo), un joven mensajero, se encuentra por casualidad con Haemi (Jun), una chica que vivía en su vecindario. La joven le pide que cuide a su gato durante un viaje a África. A su regreso, Haemi le presenta a Ben (Yeun), un joven misterioso y con dinero que conoció allí. Un día, Ben revela a Jongsu un pasatiempo muy extraño... Adaptación de una historia del japonés Haruki Murakami.
Taegukgi Hwinalrimyeo es un drama-bélico ambientado en el año 1950 que narra la historia de dos hermanos de familia humilde, Lee Jin Tae y Lee Jin-Seok, que viven en un suburbio de Seúl. Sin embargo, la felicidad en que viven se ve truncada cuando estalla la Guerra de Corea y se ven obligados a unirse al ejército para luchar contra las fuerzas comunistas de Corea del Norte. La única preocupación de Jin Tae, el hermano mayor, es asegurarse de que Jin-Seok vuelva sano y salvo a casa, y lo más pronto posible, con lo que se presenta voluntario a las misiones más peligrosas con el fin de conseguir una medalla que le permita solicitar que su hermano vuelva a casa sano y salvo.
Akmareul Boattda. La película narra la historia de un agente de policía que empieza una persecución y posterior venganza en contra del hombre que asesinó a su esposa. Kyung-chul es un psicópata peligroso que mata por placer y que ha cometido varios asesinatos con unos métodos diabólicos difíciles de imaginar. Sus víctimas son chicas jóvenes. La policía lleva tiempo intentando capturarlo. Un día, aparece asesinada la hija de un jefe de policía retirado. El novio de la chica, un agente secreto, jura vengarse.
Oh Dae-su es un hombre de negocios coreano que un día es secuestrado y confinado durante años en una celda en la que solo hay una televisión. Y, sin embargo, ignora por qué razón está allí... Segunda parte de la "trilogía de la venganza" de Park Chan-wook. Para Oti Rodríguez, de ABC, Oldboy es una dura, retorcida y brutal historia. “Uno lo sigue a trompicones, sin acabar de pillarlo por completo, pero en un cierto estado hipnótico en el que pesa tanto la curiosidad como el temor a lo que pueda suceder en cualquier momento, con un final indescriptible”.
Corea, década de 1930, durante la colonización japonesa. Una joven, Sookee, es contratada como criada de una rica mujer japonesa, Hideko, que vive recluida en una gran mansión bajo la influencia de un tirano. Sookee guarda un secreto, y con la ayuda de un estafador que se hace pasar por un conde japonés, planea algo para Hideko. Los críticos destacan que "la precisión con que está contada la historia, abundante en ironías dramáticas y retruécanos sorprendentes, y el sanísimo deleite con que Chan-wook se acerca a las perversiones sadianas, hacen de este ejercicio de género una experiencia de lo más disfrutable.
Un virus letal se expande por Corea del Sur, provocando violentos altercados. Los pasajeros de un tren KTX que viaja de Seúl a Busan tendrán que luchar por su supervivencia. La crítica de cine especializada nos comentaba que, "desde la extraordinaria 'La noche de los muertos vivientes' (1968), ninguna película de zombies (y, dicho sea de paso, tampoco ninguna serie televisiva) había alcanzado las cotas de excelencia de esta producción surcoreana.
Basada en una serie de historias verdaderas por Kim Ho-sik, en internet, describiendo su relación con su novia. El amor del chico era una jovencita bebedora y de carácter rebelde. Una comedia romántica que estuvo seis semanas como número uno en la taquilla coreana. Cuando la película fue estrenada en Asia, se convirtió en un éxito en toda la región, desde Japón, China, Taiwan, Hong Kong, hasta Asia del Sur, tanto que la comparaban con Titanic. Se le hizo un remake en Estados Unidos, protagonizado por Jesse Bradford y Elisha Cuthbert, y dirigido por Yann Samuell, estrenado en 2008.
Gwoemul es el título en coreano del filme de terror y ciencia ficción que deleitó al festival de Sitges. Los habitantes de Seúl observan sorprendidos un extraño objeto que cuelga de un puente sobre el río Han. El objeto es, en realidad, una monstruosa criatura mutante que al despertar devora a todo aquel que se cruza en su camino. En medio de tanto horror, la criatura mutante rapta a la hija del dueño de un quiosco, que vive felizmente a la orilla del río. Mientras el ejército fracasa una y otra vez en sus intentos de destruir al monstruo, este hombrecillo anónimo y su familia intentan recuperar a su hija.
Corea está dividida en dos naciones. Lee es una agente secreta del norte enviada al sur dejando atrás su pasado. Tras cambiar de identidad, entra en Seúl formando parte de una operación que recibe el nombre en clave de Shiri. Un grupo contrario a la unificación del país se apodera de un potente explosivo y planea hacerlo estallar durante un partido de fútbol. En el encuentro, cuyo eslogan es "reunificación de las dos Coreas", asisten los presidentes de ambos bandos. Yoo es un agente secreto del sur encargado de seguir a Lee. Entre ambos surgirá una trágica historia de amor incapaz de superar las diferencias políticas.
Yeo-jin y Jae-young son dos amigas del instituto que han planeado viajar juntas a Europa. La primera vive con su padre, que es detective, pero la segunda no tiene tanta suerte y se ve obligada a prostituirse para poder pagarse el viaje. Durante una redada de la policía contra la prostitución de menores, Jae se tira de una ventana quedando gravemente herida. Justo antes de morir pide a su amiga que vaya a buscar a un antiguo amante para despedirse de él, pero este no piensa hacerlo gratis. Cuando ambos regresan al hospital, Jae ha muerto y su amiga se siente culpable, de modo que se dedica a buscar a los clientes de Jae para devolverles el dinero que ella ganó