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- 05/05/2023 00:00
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Yineth López llegó visiblemente agotada tras caminar desde la Universidad de Panamá a la sala de redacción de La Estrella de Panamá. Es habitual para ella salir de sus clases hasta llegar a su casa, ubicada en Curundú. Ese día no fue la excepción, comenta un poco nerviosa antes de iniciar la entrevista con 'Mía Voces Activas'. La activista y gestora cultural cuenta los pormenores que ha sufrido durante los últimos cuatro años desde que se creó Ingueto, un programa dedicado a fomentar el cine en los menores de edad. Y aunque el proyecto está dirigido a los niños y jóvenes, sus resultados los ha podido ver en las madres curundeñas: hay más armonía entre ellas. No ha sido nada fácil llevar a cabo Ingueto, comenta, porque las “piedras” que le ofrece el Estado y empresa privada son hostiles, una de esas peñas es: “no hay dinero”. Y ese mismo contratiempo lo ha sufrido en la búsqueda de oportunidades laborales, es un desafío diario que viven las personas de Curundú, añade.
Ser de Curundú es sinónimo de gente mala, y no todos son así, recalca. Para ella, la educación fue una pieza fundamental en su desarrollo personal. La oportunidad que tuvo cuando era niña, es la misma que desea brindarle a los futuros profesionales de Curundú, dijo la líder comunitaria que en un futuro desea adentrarse en la política para generar cambios en su barrio, pero primero, señala, se preparará. Nadie puede brindar educación si no está constantemente estudiando, apuntó. Frente a esto, realiza proyectos como 'Ojos que Hablan, Cine hecho por Niños', un espacio donde los niños y niñas realizan sus propios filmes.
Los logros que ha tenido Lopéz a través de la educación se reflejan en el filme 'Soy Sasha', un micrometraje que ella produjo y dirigió. 'Soy Sasha' fue ganador del primer lugar en la categoría Documental en el IV Concurso de Micrometrajes 2021 Grupo Experimental de Cine Universitario de la Universidad de Panamá y representó a Panamá en el Festival Internacional de Cine Ícaro 2022.
Es una joven aventurera, alegre y capaz.
Inició en el 2019 después de tener un taller comunitario que se brindó en la comunidad de Curundú por parte de la Fundación Mente Pública.
Yo vendía cocadas en mi comunidad, la gente me conocía. Una vez que presenté los proyectos educativos para sus hijos, me aceptaron no como Yineth la persona, sino Yineth la que trabaja en Ingueto, la organización que está dentro de la comunidad.
Los desafíos son económicos, cualquier proyecto que vayas a llevar a cabo necesita dinero, ese es uno de los desafíos más grandes de Curundú, se le niega muchísimo. Si llevas un proyecto de cine dicen que eso no sirve. Muchas personas te cierran las puertas, pero también hay otras que nos han aceptado el proyecto.
Sí, hemos ido a las empresas que están al lado de Curundú. Fuimos con el plan de todo lo que se iba a hacer para el proyecto 'Ojos Que Hablan, Cine hecho por Niños' y dijeron que no podían. Le pedimos especies a muchas empresas, no fue ni [siquiera] dinero. Fue difícil, pero se está logrando y se está llevando a cabo. En los barrios populares lo que más se ve es el deporte, y no todos los niños se inclinan por esa disciplina. Hay jóvenes que necesitan que una persona esté al frente y los demás guarden silencio, y que otra persona haga una pregunta; eso es disciplina. El cine es sumamente colaborativo, se trabaja mucho en equipo. Si tú pones a niños de una comunidad que se la pasan peleando [a llevar a cabo un proyecto], el día de mañana van a trabajar juntos. Hay que brindar esas herramientas. La necesidad es evidente, pasan los años, y la comunidad sigue igual porque no existen las herramientas. Vienen los políticos, prometen y al final no lo hacen. Queremos que las personas estén ahí y nos brinden las herramientas y no lo hacen. Es un desafío salir a la calle diariamente, decir que soy curundeña y que te tiren piedras, porque así pasa.
Hay más organización. Cuando tú haces un proyecto en un edificio donde todos tienen que colaborar, y ves que hay una vecina que está peleando con otra, y ya no, se ve el cambio. En los niños, tienen una sed de aprender. Estando dentro de Curundú no van a ver lo que sucede afuera, es difícil. Por ejemplo, tuve la oportunidad de estudiar en un colegio privado, por eso tengo acceso a otras oportunidades, que un primo mío no. En este caso, si tú le das la oportunidad a los niños de poder hablar frente a una cámara, se expresarán mejor. Estamos tratando de mejorar ese aspecto en Curundú, ahora nadie quiere hablar. [Cuando nos entrevistan] estamos sumamente enojados, y sacan el enojo, pero no sacan la raíz del problema, nos toman a los curundeños como una burla.
Son 25 jóvenes voluntarios y quienes dirigimos Ingueto somos cuatro mujeres. En general todos están en la universidad, pedimos esto como requisito principal porque si estamos brindando educación, también tenemos que brindar educación (…) Hemos trabajado con 1,200 niños durante los cuatro años.
Sí, hay muchas historias. Sasha es una muchacha trans que ha pasado por muchas dificultades. Hay muchas chicas trans que hacen lo mismo que Sasha: se prostituyen en la calle. Muchas personas juzgan sin saber todo lo que pasan estas personas para poder estar ahí. Le tiran cosas: agua, soda. Las tratan mal, no les dan trabajo (…) Se deberían respetar los derechos de todos, todos somos iguales, todos podemos ser quienes queremos ser, también hay muchas personas que me han dicho que soy vulgar.
Tengo una red social bien abierta, soy una persona que no está siguiendo las supuestas reglas de una persona que dirige una organización. Hablando de imagen estética (…) no me puedo tomar una foto en vestido de baño, si me la tomo [dicen que] soy vulgar. Sí hay modelos que se toman fotos en vestido de baño. Yo no, porque soy más gorda. Ahí hay varias discriminaciones, hay personas que no miden [sus comentarios]. No me afecta, me asombra. La forma en la que uno se viste y actúa, no siempre refleja la persona que eres realmente (…) Muchas jóvenes en Curundú tienen hijos y se les critica porque tienen muchos hijos pero, ¿qué herramientas se les ha brindado para cuidarse? hay muchas mujeres que no saben cuidarse.
Hace falta, es importante, en todos los aspectos. No solamente que el centro de salud me dé educación sexual después que yo tenga cinco hijos. Incluir la educación en las escuelas. También hace falta la educación extracurricular.
En mi vida he colocado miles de hojas de vida. Habían pasado años y no había conseguido trabajo. Mi mamá me dijo que no pusiera en la hoja de vida que era de Curundú. En la posterior hoja de vida, no puse la dirección y me llamaron. Luego se enteraron que era de Curundú y me despidieron (…) Me da tanta ira porque la gente no es consciente de que no solo hay gente mala en Curundú, es bastante difícil.
Fue el Festival de Cine Visible, fuí voluntaria en el 2019, ahí empecé a descubrir más sobre el valor humano. Ahí nació todo.
Sería un centro de especialización educativa que sea gratuito. Es un avance y un apoyo para los estudios de los niños.
Siento que la desesperación que hay de las madres por sus hijos, no quieren que sus hijos sean maleantes, la ayuda que piden a gritos, que alguien los salve. Es lo desconocido, lo que nadie indaga, porque nadie quiere que su hijo sea maleante, ¿cómo erradicamos este tema, si las autoridades no hacen nada?
La política es muy importante para todos. Estamos en un país democrático. Tenemos que ser parte del cambio, si no nos involucramos ¿cómo pretendemos que el país cambie? En un futuro sí me gustaría ser parte de ese cambio.
Aún no tengo claro que quisiera, pero sí me gustaría prepararme en política pública. Con el estudio de mi carrera sé que estoy dando un paso, quiero seguir y ver hasta dónde puedo llegar. Si tengo que distanciarme, me distancio.
La educativa y después que se le brinde la herramienta educativa, la profesional. Muchas mujeres piensan que cuando se ha tenido un hijo ya se ha perdido todo. Tú puedes tener un hijo, pero ser una profesional, tú puedes seguir adelante.
Historias de personas, de su trayectoría, que demuestren la humanidad de las personas.
Me falta terminar la universidad. Quisiera que Ingueto se expandiera y tuviera más jóvenes, tuviera directores en las comunidades más marginales. [Poder tener] ese centro de capacitación en Curundú, enseñando no solamente cine, programas que les brinde a los niños las herramientas [necesarias para avanzar en sus vidas].