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- 27/10/2023 00:00
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Durante dos décadas, la Sociedad Audubon Panamá ha desplegado su mirada experta al cielo, registrando las aves rapaces que se encuentran migrando hacia América del Sur. Cada año, un grupo de voluntarios y expertos se reúne para observar y contabilizar estas especies en distintos puntos del país, contribuyendo a la comprensión de las tendencias poblacionales y los patrones de migración.
Las aves rapaces, también conocidas como aves de presa, son carnívoras y se caracterizan por su aguda visión, garras afiladas, pico curvado y fuertes patas. Estas adaptaciones les permiten cazar y alimentarse de otros animales, como mamíferos, aves, reptiles, e incluso peces.
Cuando en el hemisferio norte comienza el otoño, estas aves migran desde Canadá y Estados Unidos hacia varios puntos de América del Sur, en busca de temperaturas más cálidas.
Gracias a su privilegiada posición geográfica, Panamá se encuentra entre los cinco mejores sitios para el conteo de aves a nivel mundial, acompañado de países como México, Israel, Costa Rica y la República de Georgia. A nuestro país llegan más de 15 especies de rapaces, entre las más comunes: el gallinazo cabecirrojo (Cathartes aura), el gavilán aludo (Buteo platypterus) y el gavilán de swainson (Buteo swainsonii).
En 1968, la Sociedad Audubon de Florida abrió un capítulo en Panamá. Este grupo, formado mayormente por observadores de aves, se convirtió en la década de 1980 en una oenegé panameña. A partir de 2004, la Sociedad Audubon Panamá viene realizando los conteos de rapaces. Su labor no solo se ha enfocado en la protección de las aves rapaces, playeras y otras, sino también en la educación y sensibilización de la comunidad.
Todos los años, del 1 de octubre al 18 de noviembre, se establecen varios sitios en el país para hacer el conteo de las rapaces, siendo el más importante el cerro Ancón, con una elevación de 199 metros y ubicado en la ciudad de Panamá.
El proyecto, llamado “Rapaces de océano a océano”, tiene el principal objetivo de estimar cuántas aves rapaces pasan por el istmo en temporada de migración.
El conteo se lleva a cabo por personas calificadas, como Domiciano Alveo y Ramiro Duque, quienes forman parte del equipo de la Sociedad Audubon de Panamá. Los miembros de la organización se reúnen en un horario de 8:00 a.m. a 5:00 p.m. todos los días de la temporada migratoria.
El proceso de conteo es riguroso y requiere una serie de implementos, incluyendo binoculares, telescopios, contadores manuales, y toman datos como temperatura, precipitación, cobertura nubosa, visibilidad, velocidad y dirección del viento. También son útiles las guías de aves para identificarlas. Con la experiencia, los observadores desarrollan la capacidad de identificarlas según su vuelo, las formas, el plumaje, tamaño, etc.
Estos datos se toman cada hora y al finalizar el día se suben a HawkCount.com, plataforma que analiza los resultados del conteo de aves rapaces. Aquello no sucede solo en Panamá, sino en otros lugares, como Costa Rica y en Veracruz, México.
“Esto permite que se haga una comparación y un seguimiento a nivel regional y global de las poblaciones de las aves rapaces, logrando establecer una comunicación entre países para un fin común”, explicó Alveo, guía especializado en aves.
El clima cambiante se ha convertido en el principal obstáculo para que las rapaces lleguen a su destino. Aunque este año en Panamá no ha llovido como en años anteriores, la intensificación de la temporada de huracanes en el norte ha afectado la migración.
Según la revista de Audubon, la data muestra que los huracanes pueden detener temporalmente la migración e, incluso, miles de aves pueden quedar atrapadas en medio de tormentas y ser desviadas de su ruta, dejándolas rezagadas de sus grupos.
Las aves de presa intentan ahorrar la mayor cantidad de energía posible, por lo que utilizan las corrientes de aire caliente para llegar a su destino. Esto permite que no les sea necesario aletear, sino simplemente planear.
Además, necesitan de los bosques para descansar y alimentarse. Según los análisis que se han recolectado gracias a la tecnología GPS, se ha demostrado que algunas aves rapaces pasan hasta cuatro días en la misma área posiblemente alimentándose. Sin embargo, esto se ve interrumpido por otro factor: la deforestación.
Los bosques representan un santuario de descanso para las aves. La pérdida de bosques debido a la explotación del suelo, expansión de la frontera agrícola y pesticidas amenazan su bienestar.
“El ecosistema es parte del proceso de migración. En el caso de las rapaces, estas necesitan grandes extensiones de bosques para poder pasar la noche”, indica el Dr. Omar López Alfano, secretario técnico del Sistema Nacional de Investigación (SNI) de la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Senacyt).
Además, resaltó que “Los servicios ecosistémicos que brindan los bosques en Panamá son invaluables, puesto que son reguladores del clima, permitiendo un amortiguamiento en la absorción de energía por la superficie del suelo, ya que al calentarse las hojas de los árboles, permiten su enfriamiento”.
Este esfuerzo del conteo de rapaces contribuye al conocimiento científico y la concienciación pública sobre la importancia de estas especies y de los ecosistemas.
Hasta el 23 de octubre se habían contado unas 210.000 rapaces, siendo el día 2 de octubre el de mayor cantidad de aves con 75.717.
Rosabel Miró, directora de Audubon Panamá, añade que este año ha sido “diferente” en cuanto al clima, y aunque las aves están migrando a través del país, no están pasando por la ciudad capital como en años anteriores cuando era posible verlas como remolinos en distintos puntos del cielo en la ciudad de Panamá.
“No sabemos si es por el fenómeno de El Niño o por su sequía asociada. Tocará revisar la data de otros sitios ubicados en el Pacífico. Es muy raro el comportamiento este año”.