Restos del asteroide desviado por Dart podrían llegar a la Tierra como lluvia de estrellas

Actualizado
  • 06/09/2024 15:00
Creado
  • 06/09/2024 15:00

La misión Dart desvió la órbita de un asteroide, en lo que fue un primer ensayo de defensa planetaria.

El resultado del impacto podría llegar a verse desde la Tierra en forma de lluvia de estrellas, aunque en el caso de que se produzca habría que esperar unos años.

Restos pequeños y no peligrosos salidos del asteroide Dimorphos, tras el impacto que acortó en más de media hora la órbita alrededor de su asteroide principal Didymos, pueden llegar a Marte y la Tierra.

Si esto ocurre y tienen un tamaño suficiente, “seremos testigos de la primera lluvia de meteoritos provocada por el ser humano”, señala el investigador del Politécnico de Milán, Eloy Peña-Asensio, uno de los firmantes de un estudio aceptado para su publicación en The Planetary Science Journal, según informó la Agencia Espacial Europea (ESA) en un comunicado.

La sonda DART de la NASA se estrelló de forma deliberada, en 2022, contra Dimorphos (151 metros de diámetro) para probar si la técnica del impactador cinético podía servir para desviar un asteroide, en el caso de que fuera necesario un día para proteger a la Tierra.

El impacto de DART hizo que el pequeño asteroide cambiara su forma y arrojara un penacho de escombros. Un equipo de investigadores ha modelado los posibles rumbos de esos meteroides lanzados al espacio.

Lo ocurrido con Dimorphos durante y tras el impacto de la sonda fue observado desde la Tierra y por el nanosatélite LICIACube, cercano al lugar del impacto. Todos los datos han servido para hacer simulaciones.

El equipo simuló la eyecta de material para que coincidiera con las observaciones de LICIACube, utilizando tres millones de partículas agrupadas en tres tamaños: 10 centímetros y 0,5 centímetros y 30 milésimas de milímetro, que se mueven a velocidades de 1 a 1.000 metros por segundo o hasta 2 kilómetros por segundo.

Peña-Asensio, autor principal del estudio, indicó que han identificado “órbitas de eyección compatibles con la entrega de partículas productoras de meteoritos tanto a Marte como a la Tierra”.

Los resultados indican la posibilidad de que esos pequeños restos alcancen el campo gravitatorio de Marte en 13 años, en el caso de las que fueron lanzadas en torno a 450 metros por segundo; las que alcanzaron 770 metros por segundo podrían llegar a sus inmediaciones en siete años.

Las partículas que se mueven a más de 1,5 kilómetros por segundo “podrían alcanzar el sistema Tierra-Luna en un plazo similar”, indicó el científico español.

En las próximas décadas, las campañas de observación de meteoritos serán “cruciales para determinar si los fragmentos de Dimorphos, resultantes del impacto DART, alcanzarán nuestro planeta”.

El equipo se sorprendió al descubrir que “que es posible que algunas partículas de tamaño centimétrico alcancen el sistema Tierra-Luna y produzcan una nueva lluvia de meteoritos”, dijo el también firmante del estudio Josep Maria Trigo-Rodríguez, astrofísico del Instituto de Ciencias del Espacio del CSIC y del Instituto de Estudios Espaciales de Cataluña (IEEC).

El mayor de estos meteoroides solo tendría el tamaño de una pelota de softball y se quemarían en la atmósfera terrestre, aunque podrían atravesar la atmósfera de Marte, que es más fina.

En cualquier caso, parece probable que solo las partículas más pequeñas alcancen la Tierra, ya que son las que habrían sido lanzadas a mayor velocidad.

De momento, no se puede determinar si serán lo suficientemente grandes como para producir meteoros observables, agrega el comunicado de la ESA.

Que los meteoroides se dirijan hacia la Tierra o hacia Marte dependerá de su posición en el penacho de impacto en forma de cono: El material situado en el lado norte tiene más probabilidades de dirigirse hacia Marte, mientras que el del suroeste tiene es más posible que llegue a la Tierra.

Se conocen más de 1.000 corrientes de meteoroides que cruzan la órbita de la Tierra, vinculadas a famosas lluvias de meteoros anuales como las recientes Perseidas y las Táuridas de otoño.

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